En la Semana Mundial de la Concientización sobre la Resistencia a los Antimicrobianos, los expertos en salud dirigen su mirada a África, la región del mundo en la que este fenómeno causa más muertes que el VIH/Sida. La información la presentó Tom Nyirenda, investigador con más de 27 años de experiencia en una entrevista al medio independiente The Conversation.
En este diálogo, Nyirenda recordó que la resistencia a los antimicrobianos hace parte de las 10 principales amenazas para la salud pública global. Por ejemplo, estadísticas de 2019, atribuyen cerca de 5 millones de muertes por esta causa. Y, la primera evaluación exhaustiva de la carga mundial de la resistencia a los antimicrobianos ha estimado que en 2019 más de 27 muertes por cada 100.000 fueron directamente provocadas, aunque se contabilizan 114 sobre 100.000 -si se incluyen en los datos aquellos fallecimientos que podrían estar relacionados con este factor-.
En la investigación citada, se hace énfasis en la población infantil como un grupo de alto riesgo para la resistencia a los antimicrobianos. La mitad de las muertes por esta causa en el África subsahariana en 2019 se produjeron en menores de 5 años. En los países de ingresos altos, la resistencia a los antimicrobianos provocó directamente 13 muertes por cada 100.000. Se asoció a 56 muertes por cada 100.000 personas.
¿Qué factores influyen en el aumento de la resistencia a los antimicrobianos?
En muchos países africanos, la pobreza y la desigualdad impulsan la probabilidad de resistencia a los antimicrobianos. Pero, también hay otros factores como la escasez permanente de talento humano en salud y de espacios adecuados para la atención sanitaria. De acuerdo con Tom Nyirenda, lunidades suelen estar superpobladas, dispersando con más rapidez y facilidad las infecciones, resistentes o no a los antibióticos.
Adicionalmente, el experto señaló que en África no hay medicamentos de calidad para reducir o evitar -en la medida de las posibilidades- que se genere resistencia al tratamiento. Los medicamentos de calidad inferior y falsificados, debido a sus dosis inferiores, pueden permitir que las bacterias se adapten, persistan, se desarrollen y se propaguen. Los estudios demuestran que el continente africano está afectado por este tipo de productos médicos.
La falta global de antibióticos también impulsa el empleo de medicamentos de calidad inferior. En regiones del África subsahariana con regulaciones laxas, la prescripción no autorizada de antibióticos es común. Se han registrado las tasas más altas en Eritrea (hasta un 89,2%), Etiopía (hasta un 87,9%), Nigeria (hasta un 86,5%) y Tanzania (hasta un 92,3%). En Zambia, el 100% de las farmacias llegan a dispensar antibióticos sin receta.
Ante este gris panorama, en varios países ya se han implementado estrategias como el Marco de la Unión Africana para el Control de la Resistencia a los Antimicrobianos. Su objetivo es reforzar la investigación, promover políticas, leyes y una buena gobernanza, aumentar la concienciación e implicar a las organizaciones de la sociedad civil. Asimismo, la región hace parte de la Alianza Mundial para la Investigación y el Desarrollo de Antibióticos, dedicada a la búsqueda y desarrollo de nuevos tratamientos.
“Es crucial cambiar las actitudes hacia los antibióticos para que se utilicen con prudencia. Organizaciones como ReAct Africa y South Centre han avanzado mucho en este frente. Abogan por un uso responsable de los antibióticos, así como por formas de prevenir y controlar las infecciones bacterianas”, indicó el experto al medio independiente.
