Violencia de género en el sector salud, un problema global urgente

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En todo el mundo, los profesionales de la salud se enfrentan a una alarmante realidad: la violencia en el lugar de trabajo. Un reciente estudio publicado en PLOS Global Public Health el pasado 2 de julio reveló datos impactantes sobre cómo esta violencia varía según el género, la antigüedad y el tipo de lugar de trabajo.

El análisis encontró que los hombres en el sector salud tienen más probabilidades de denunciar violencia física, mientras que las mujeres enfrentan con mayor frecuencia violencia no física, como abuso verbal, acoso sexual y bullying. Según Basnama Ayaz, candidata a doctorado en enfermería en la University of Toronto y autora del estudio, la violencia en el lugar de trabajo en entornos de atención médica es un tema crítico que requiere atención y acción inmediata.

“Nuestro estudio fue impulsado por la creciente investigación sobre la violencia en el lugar de trabajo en entornos de atención médica. Sin embargo, hay menos datos empíricos sobre la violencia en el lugar de trabajo basada en el género, sus efectos en los individuos y la fuerza laboral colectiva, y su impacto posterior en la atención al paciente y las organizaciones de atención médica”, comentó

Un problema generalizado y grave

A pesar de que las mujeres constituyen la mayor parte de la fuerza laboral en el sector sanitario a nivel mundial, las estructuras jerárquicas suelen reflejar normas tradicionales de género. En estas estructuras, los hombres predominan en los puestos de liderazgo, mientras que las mujeres suelen ocupar roles de atención de primera línea. Esta dinámica a menudo marginaliza a las mujeres y desestima sus preocupaciones, aumentando su vulnerabilidad a la violencia de género en el entorno laboral.

Para comprender mejor estos desequilibrios, el equipo de investigación realizó una revisión de la prevalencia y los factores de riesgo de la violencia de género en el lugar de trabajo en entornos de atención médica. Entre 226 estudios analizados, la mayoría se centró en médicas y médicos, enfermeros y enfermeras, y parteras.

Impacto de la violencia en el personal de salud

El estudio reveló que el 64% de los estudios informaron una mayor prevalencia de todas las formas de violencia en el lugar de trabajo para las mujeres, incluida la violencia sexual, el abuso verbal, la discriminación, el acoso y la violencia física. En contraste, solo el 17% de los estudios informaron una mayor prevalencia de violencia para los hombres. En la mayoría de los países, los hombres sufrieron más violencia física, mientras que las mujeres sufrieron más abuso verbal, acoso sexual y bullying.

Las enfermeras fueron particularmente propensas a sufrir violencia, especialmente si eran más jóvenes, tenían menos experiencia, tenían un estatus profesional más bajo o formaban parte de un grupo minoritario por motivos de etnia, nacionalidad, cultura o idioma.

Consecuencias en la salud mental y profesional

Como resultado de la violencia en el lugar de trabajo, las mujeres tenían más probabilidades de informar cambios en la salud mental y los comportamientos sociales, así como insatisfacción, desgaste profesional y cambios en sus objetivos profesionales. Ayaz señaló que “un aspecto que se destacó fue el importante papel que desempeñan la cultura organizacional y los sistemas de apoyo, ya sea para mitigar o exacerbar estos incidentes, particularmente las estructuras de poder entre y dentro de las profesiones”.

En entornos clínicos, la mayoría de los perpetradores de violencia eran pacientes y sus familiares, lo que podría estar relacionado con el hacinamiento, el tiempo de espera y la gran carga de trabajo para los proveedores de atención médica. Cuando los perpetradores eran supervisores o colegas, la violencia en el lugar de trabajo parecía ser más probable en jornadas largas, turnos nocturnos y ciertos entornos clínicos, como departamentos de emergencia, entornos psiquiátricos, quirófanos y salas de maternidad. El acoso sexual hacia las mujeres fue más frecuente en las especialidades quirúrgicas dominadas por hombres.

La Organización Mundial de la Salud, el Consejo Internacional de Enfermeras y otros importantes grupos médicos y laborales en el año 2002 lanzaron un programa centrado en formas de eliminar la violencia en el lugar de trabajo en los entornos sanitarios. Desde 2020, se hace un llamado para encontrar una solución, este se ha hecho cada más fuerte a medida que los profesionales de la salud enfrentaron más violencia durante la pandemia, lo que a menudo condujo al desgaste profesional.

“La violencia en el lugar de trabajo es muy importante porque es más frecuente entre las y los trabajadores de la salud que en muchos otros entornos y está en aumento”, afirmó la Dra. Karen Abrams, profesora asistente de psiquiatría en la University of Toronto.

Medidas propuestas para combatir el problema

Ayaz y sus colegas sugirieron varias recomendaciones para disminuir la violencia de género en el lugar de trabajo, incluyendo mejorar las políticas actuales, fortalecer las capacidades institucionales para responder e implementar intervenciones personalizadas. Se necesitan cambios en varios niveles, incluido el sistema de salud y los niveles provincial, territorial y nacional.

En Canadá, por ejemplo, los legisladores aprobaron un proyecto de ley en 2021 que modificaba el código penal nacional para castigar la intimidación o el bullying a una persona trabajadora de la salud con hasta 10 años de prisión. Sin embargo, los grupos de profesionales médicos afirman que es necesario hacer más.

Hacia un futuro más seguro para el personal de salud

“La violencia en el lugar de trabajo afecta la salud física y mental y puede provocar desgaste profesional, depresión, ansiedad y síntomas de trastorno de estrés postraumático”, dijo la Dra. Abrams. “Puede afectar el sueño y la concentración y, por lo tanto, la capacidad para realizar el trabajo”.

Algunos hechos que dan cuenta de estas prácticas quedan en evidencia en el caso de la Dra. Catalina Gutiérrez Zuluaga residente de cirugía de la Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá, quien acabo con su vida, de acuerdo con los hechos, la joven habría tomado esta decisión luego de haber sido víctima de presuntos maltratos y acoso laboral durante su proceso académico.

Trabajando en colaboración, es posible crear entornos de trabajo más seguros que protejan a los trabajadores y trabajadoras de la salud, mejoren la calidad de la atención a los pacientes y la eficacia organizacional. Con esfuerzos concertados de todas las partes interesadas, se puede avanzar hacia un futuro donde la violencia de género en el lugar de trabajo sea una cosa del pasado.

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