En un nuevo metanálisis realizado por investigadores holandeses, se plantea un argumento a favor del tratamiento “puente” temprano con glucocorticoesteroides para el manejo de la artritis reumatoide. Los resultados de este estudio desafían la cautela expresada por la Guía del American College of Rheumatology (ACR). Según los investigadores, la ACR es demasiado cautelosa en sus recomendaciones sobre el tratamiento puente.
El estudio, publicado en Annals of the Rheumatic Diseases, analizó tres ensayos aleatorizados que compararon el tratamiento puente con el tratamiento no puente. Los investigadores encontraron que los pacientes que recibieron el tratamiento puente no utilizaron más glucocorticoides después del periodo de puente previsto, en comparación con los que no lo hicieron, durante un seguimiento de dos años. Además, los pacientes que lo recibieron mostraron una mejora más rápida en los primeros seis meses y requirieron menos cambios en los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad.
Sin embargo, el Dr. Joel Kremer, investigador estadounidense que ayudó a crear la Guía del American College of Rheumatology, no se mostró convencido por los resultados del estudi. El Dr. Kremer expresó sus inquietudes sobre el uso prolongado de glucocorticoides en pacientes con artritis reumatoide, ya que esto puede tener efectos negativos a largo plazo, como el riesgo de infección, osteoporosis y enfermedad cardiovascular.
Uso de los glucocorticoides en pacientes con artritis reumatoide
La cuestión en debate es si los pacientes con artritis reumatoide incipiente deben recibir tratamiento temporal con glucocorticoides para proporcionarles un alivio rápido. La guía del American College of Rheumatology de 2021 sugiere que estos corticoides a corto plazo no deben ser recetados de manera sistemática, pero reconoce que a menudo son necesarios para aliviar los síntomas antes de administrar tratamientos modificadores de la enfermedad. Por su parte, las recomendaciones de la European Alliance of Associations for Rheumatology (EULAR) de 2022 indican que los glucocorticoides a corto plazo deben ser considerados al iniciar o cambiar los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad, pero deben ser reducidos y suspendidos lo antes posible.
El equipo de investigación responsable del estudio ha sido partidario del tratamiento puente y afirma que la mayoría de los pacientes que participan en ensayos clínicos son capaces de dejar los glucocorticoides después de este. Sin embargo, reconocen que los pacientes incluidos en los ensayos pueden diferir de aquellos en la práctica asistencial, por lo que no se puede generalizar los resultados a toda la población de pacientes.
En el estudio, se incluyeron un total de 252 pacientes en los grupos de estudio que recibieron el tratamiento puente, con una edad promedio de 52 años y un 68% de mujeres. Además, se estudiaron otros 373 pacientes, con una edad promedio de 53 años y un 67% de mujeres.
Los investigadores encontraron que el uso de glucocorticoesteroides fue mayor en los pacientes tratados con el enfoque de “puente” a los 12 meses (odds ratio: 3,27; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,06 a 10,08). Sin embargo, el riesgo adicional se redujo por debajo de la significación estadística a los 18 meses (OR: 1,60; IC 95%: 0,46 a 5,60) y a los 24 meses (OR: 1,70; IC 95%: 0,58 a 4,97).
Además, los investigadores informaron que los pacientes que recibieron el tratamiento puente experimentaron una mejora más rápida en los primeros 6 meses (p < 0,001) y requirieron significativamente menos cambios en los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (incidence rate ratio: 0,59; IC 95%: 0,38 a 0,94). Estos hallazgos respaldan la eficacia del tratamiento puente en términos de mejoría de los síntomas y reducción de la necesidad de cambios en los medicamentos utilizados para tratar la enfermedad reumatoide.
Resultados del tratamiento
Los resultados de este metanálisis respaldan la eficacia del tratamiento puente en términos de mejora de los síntomas y reducción de cambios en los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad. Para una reevaluación de las recomendaciones actuales, se necesitará combinar esta evidencia con otros estudios que demuestren los beneficios clínicos a corto y largo plazo del tratamiento puente, así como los posibles efectos secundarios a diferentes dosis.
Aunque el análisis estadístico no encontró una diferencia significativa en la probabilidad de que los pacientes continúen tomando los medicamentos a los 18 o 24 meses, los intervalos de confianza fueron inusualmente amplios, lo que genera dudas sobre si algunos pacientes siguen dependiendo de estos medicamentos.