Supersalud iniciará en agosto auditoría forense internacional a Nueva EPS por cuentas de 2019 a 2025

Una firma internacional revisará la gestión financiera de la Nueva EPS desde 2019, luego de que la Supersalud evidenciara pagos sistemáticos a IPS propias y debilidades en la trazabilidad de las cuentas.

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La Superintendencia Nacional de Salud (Supersalud) anunció que en agosto iniciará una auditoría forense a la Nueva EPS, la aseguradora más grande del país con más de 11 millones de afiliados. El examen será realizado por una firma internacional y cubrirá las cuentas entre los años 2019 y 2025. Así lo dio a conocer el superintendente Giovanny Rubiano García durante la reunión nacional de la Nueva EPS, en la que se congregaron por primera vez los gerentes nacionales y regionales de la entidad.

“El proceso de intervención nos ha permitido evidenciar que EPS como Coosalud y Nueva EPS no reflejaban en sus estados financieros, su realidad financiera. Hasta ahora vamos a conocer los estados financieros de la Nueva EPS para la vigencia 2023. Estados que tengo entendido, me ha informado el interventor, ya están certificados y están pendientes por ser dictaminados por la contralora de la Nueva EPS para ser publicados a fines del mes de julio”, afirmó Rubiano García.

Además de los estados financieros, el proceso ha revelado “ausencia de sistemas de información robustos que no permiten auditar correctamente y en tiempo real las cuentas presentadas por la red de prestadores”, según el jefe del ente de control. También advirtió sobre pagos sistemáticos a IPS propias, en detrimento de otras instituciones públicas y privadas, dentro de esquemas de integración vertical. “Esto lo que revela es un profundo conflicto de interés”, agregó.

El modelo actual de atención ha fallado, advierte Supersalud

Durante su intervención, Rubiano García fue enfático al señalar que la crisis del sistema de salud no es nueva, sino que se arrastra desde hace más de 15 años, aunque “había sido muy bien maquillada”. A juicio del funcionario, el modelo vigente está plagado de incentivos equivocados que han favorecido el alto costo y el nivel terciario, en lugar de fortalecer la atención primaria, descuidada por más de tres décadas.

“El sistema, cuando es fallido, se determina no tanto por los miles de millones de pesos perdidos, aunque también, sino por la cantidad de EPS que funcionan adecuadamente en un sistema. Y si hoy miramos cuántas EPS realmente funcionan adecuadamente, pues se cuentan con dos dedos de las manos”, expresó el superintendente.

El funcionario señaló que entre las pocas EPS que operan sin intervención, la mayoría son pequeñas, con integración vertical y afiliación reducida. Estas EPS tienden a concentrar la prestación en sus propias IPS, lo que genera altos niveles de facturación, principalmente en servicios de alta complejidad.

Incentivos profesionales y formación médica deben alinearse con la prevención

Para transformar estructuralmente el modelo de atención en salud, el superintendente hizo un llamado a las facultades de medicina y a la academia. En su opinión, es urgente revalorizar el rol de los médicos generales y de los profesionales enfocados en prevención y promoción.

“Precisamente, para evitar un sistema de salud centrado solo en curar, hay que evitar la enfermedad y eso es lo que debería ser protagónico en la academia. En ese sentido, invito a las escuelas de formación a reflexionar, pero aquí viene un tema también de remuneración. Un médico que sale como médico general, sale ganando 3, 4 millones de pesos, 5, pero de ahí no pasa. Mientras el especialista ya gana 15 para arriba, 20, depende de la especialidad también.”

Para Rubiano García, el sistema debe proveer incentivos adecuados: “Si es la vocación del médico dedicarse a la prevención y promoción en salud, debe encontrar los incentivos para hacerlo y que le permitan una buena calidad de vida. Y si, por el contrario, el médico quiere ser especialista, que el mismo sistema le facilite acceder a la educación como especialista y que le genere los incentivos para que pueda ejercer en las regiones más apartadas del país.”

Sin atención primaria resolutiva, el sistema se vuelve insostenible

En línea con los argumentos previos, el superintendente también recordó que, si la atención en salud no fortalece el primer nivel, los casos terminan migrando a los servicios más costosos y complejos.

“Todos sabemos acá que las enfermedades, no solo en Colombia, en el mundo, si las atendemos en el primer nivel, podemos contener el 80 por ciento de la enfermedad y el 20 % nos migra al tercer y cuarto nivel de complejidad. Pero si ese primer nivel no es diligente y resolutivo, pues toda la enfermedad migra al tercer nivel, que es donde más nos cuesta. Eso hace un sistema de salud, en cualquier parte del mundo, insostenible. Eso explica en parte siniestralidades del 130 y 150 por ciento que tienen estas EPS intervenidas”, puntualizó.

Llamado urgente al control y la auditoría permanente

El superintendente concluyó su intervención subrayando que el sistema de salud colombiano requiere un cambio de cultura: pasar de la glosa y la cartera al control efectivo de los recursos.“El modelo de atención en salud actual tiene incentivos que no son los correctos, anteponiendo el alto costo a la atención primaria en salud, descuidada por 30 años, favoreciendo la integración vertical en deterioro de la red pública hospitalaria y los puestos de salud.”

Además insistió en que las deudas acumuladas y la falta de supervisión contribuyen a la desestabilización estructural. “Hay que anteponer a la cultura de la cartera y la glosa, la cultura del control y la auditoría permanente de las cuentas”, concluyó.

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