La atención de salud en Estados Unidos es un tema de gran importancia, con millones de ciudadanos dependiendo de las políticas implementadas por el gobierno federal. El expresidente Donald Trump ha reavivado su intención de derogar y reemplazar la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA), comúnmente conocida como Obamacare, un intento que, aunque fallido en su primer mandato, figura nuevamente como una de sus prioridades de campaña para 2024.
Durante su primer mandato, Trump intentó sin éxito cumplir con su promesa de campaña de eliminar el Obamacare, enfrentándose a una resistencia significativa en el Congreso y a la popularidad creciente de la ley entre los ciudadanos. Hoy, la ACA ha alcanzado un nivel de aceptación y uso sin precedentes, beneficiando a millones de estadounidenses con seguros accesibles y protecciones para condiciones preexistentes. Si Trump lograra derogar la ACA en un segundo mandato, los efectos podrían ser devastadores para aquellos que dependen de sus beneficios.
El expresidente nunca presentó una alternativa completa al Obamacare, lo que genera incertidumbre sobre cómo su administración abordaría la continuidad de los beneficios. Además, el simple intento de derogar la ley podría crear caos en el sistema de seguros, encareciendo las primas y dejando a muchos sin opciones de cobertura. La falta de un plan claro también afecta a los proveedores de atención médica, quienes podrían enfrentar obstáculos financieros significativos al atender a pacientes sin seguro.
Salud pública y pandemias: ¿una lección aprendida?
Uno de los aspectos más polémicos de su presidencia fue su manejo de la pandemia de COVID-19. Con más de 400.000 muertes durante su último año en el cargo, el enfoque de Trump ante la emergencia sanitaria fue objeto de críticas severas. Desde su rechazo inicial a las medidas de contención, hasta los desencuentros públicos con funcionarios de salud, fue percibido como un líder que restaba importancia a la ciencia en favor de la economía y su imagen política.
Sin embargo, también jugó un papel decisivo en el desarrollo de las vacunas contra COVID-19 mediante la “Operation Warp Speed”, que logró acelerar el proceso de creación y aprobación de vacunas basadas en ARNm. A pesar de esta hazaña científica, muchos de sus seguidores se oponen a las vacunas, lo que pone en duda si Trump fomentaría campañas de vacunación o priorizaría nuevamente sus intereses políticos. Si su manejo de salud pública sigue las mismas pautas que en su primer mandato, el sistema de salud podría enfrentar importantes desafíos en futuras pandemias u otras crisis sanitarias.
Derecho al aborto y política de salud reproductiva
La política de Trump sobre salud reproductiva está marcada por su impacto indirecto en la Corte Suprema, que, con los tres jueces designados por él, revocó el derecho constitucional al aborto en 2022. Este giro ha creado una profunda división en Estados Unidos, y aunque el exmandatario ha asegurado buscar un “compromiso” en el tema, hasta ahora no ha ofrecido detalles claros.
Si el expresidente se enfoca en mantener o incluso restringir más los derechos reproductivos, el acceso a servicios de salud para millones de mujeres podría reducirse significativamente. Su apoyo a políticas restrictivas, como la “Mexico City Policy”, que bloqueó fondos para organizaciones pro-aborto en su primer mandato, podría regresar, afectando tanto a la planificación familiar como a la atención en salud reproductiva a nivel nacional e internacional.
Seguro médico: transparencia y protecciones para los pacientes
En cuanto a las políticas de seguros, Trump promovió la transparencia en los costos de atención médica, impulsando regulaciones que obligan a los hospitales y aseguradoras a publicar precios y estimados de costos de procedimientos. Aunque su administración fue objeto de críticas por parte de la industria de la salud, estas medidas aún están vigentes y han sido vistas como un avance en la lucha contra las prácticas de facturación opacas.
La aprobación de la ley “No Surprises Act” en 2020, diseñada para evitar que los pacientes reciban facturas médicas inesperadas, es una de las pocas reformas bipartidistas que Trump implementó y que siguen vigentes. En un segundo mandato, podría ampliar estas regulaciones y buscar nuevas medidas para reducir el costo de los seguros. Sin embargo, esto dependerá en gran medida del equilibrio de poderes en el Congreso y del apoyo de su propio partido.
¿Qué pasaría con Medicaid?
Aunque prometió no recortar programas populares como Medicare y Medicaid, su apoyo a la derogación de la ACA en 2017 implicaba significativos recortes a Medicaid, lo cual generó controversia. También fomentó políticas de trabajo obligatorio para los beneficiarios de Medicaid, que afectaron a las poblaciones más vulnerables al reducir su acceso a servicios de salud.
En un segundo mandato, es incierto si Trump continuaría con esta tendencia. Las limitaciones a Medicaid podrían perjudicar a millones de estadounidenses que dependen de este programa, especialmente en un contexto económico donde el acceso a atención de salud es vital para la estabilidad de las familias de bajos ingresos.
Precios de medicamentos, una promesa sin cumplir
Trump hizo de la reducción de precios de los medicamentos una prioridad durante su mandato, pero muchos de sus intentos fueron bloqueados por tribunales y no se implementaron. Una propuesta para vincular el precio de medicamentos de Medicare a los costos internacionales no se llevó a cabo, y Canadá se opuso a su plan de importar medicamentos baratos por temor a escasez en su propio país.
Sin embargo, implementó una medida que permite a los farmacéuticos informar a los pacientes cuando el precio en efectivo de un medicamento es menor que el precio asegurado. Si regresa a la presidencia, la cuestión del precio de medicamentos podría mantenerse en su agenda, aunque los resultados podrían depender de su capacidad para superar los obstáculos legales que enfrentó en el pasado.
Libertad médica, el legado del Right to Try Act
Una de las políticas de salud más controversiales en su gobierno fue el “Right to Try Act”, que permite a pacientes con enfermedades terminales acceder a tratamientos no aprobados por la FDA. Sin embargo, su impacto ha sido limitado, ya que muchos pacientes aún no pueden obtener estos tratamientos debido a las restricciones impuestas por las compañías farmacéuticas.
La ley “Right to Try” sigue siendo simbólica en la lucha de Trump por limitar la intervención del gobierno en la salud, y un segundo mandato podría traer consigo esfuerzos para ampliar esta libertad médica. Sin embargo, queda por ver si estas políticas realmente logran beneficiar a los pacientes o simplemente ofrecen una falsa esperanza.