En su más reciente informe, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) reportó que la incidencia de la pobreza multidimensional en Colombia fue del 11,5 % en 2024, lo que representa una reducción de 0,6 puntos porcentuales frente al año anterior (12,1 % en 2023). Esta cifra equivale a 251.000 personas que salieron de la condición de pobreza multidimensional durante el periodo evaluado.
La disminución, sin embargo, no fue uniforme en todo el territorio ni en todos los indicadores que componen este índice. Mientras se registraron mejoras significativas en dimensiones como el rezago escolar y el hacinamiento crítico, aumentaron las barreras de acceso a los servicios de salud, marcando un retroceso preocupante en uno de los pilares esenciales del bienestar social.

Pobreza multidimensional: una mirada regional y rural
De acuerdo con los resultados, la región Amazonía-Orinoquía presentó la reducción más significativa del país, con una caída de 3,8 puntos porcentuales, pasando de 24,1 % en 2023 a 20,3 % en 2024. También se reportaron descensos importantes en las regiones Oriental (-2,3 p.p.) y Caribe (-1,6 p.p.), siendo estas variaciones estadísticamente significativas.
Por tipo de dominio, en las cabeceras municipales la pobreza multidimensional disminuyó del 8,3 % al 7,8 % (-0,5 p.p.), y en los centros poblados y rurales dispersos del 25,1 % al 24,3 % (-0,8 p.p.). Sin embargo, estas variaciones no fueron significativas desde el punto de vista estadístico.

Uno de los logros más destacados en el último año fue la reducción del rezago escolar, que pasó del 24,3 % al 22,0 %, con una variación de -2,3 puntos porcentuales a nivel nacional. Esta disminución fue consistente en todas las zonas del país y alcanzó incluso al ámbito rural, donde se redujo del 29,4 % al 26,8 %.
También se evidenció una mejora en el indicador de hacinamiento crítico, que pasó del 7,1 % al 6,1 %, mientras que el bajo logro educativo descendió del 69,9 % al 68,0 % en los centros poblados y rurales dispersos, todas variaciones con significancia estadística.
Retroceso en salud: aumentan las barreras de acceso
Contrario al comportamiento general, el indicador de barreras de acceso a servicios de salud mostró un incremento preocupante del 1,1 %, al pasar del 1,8 % en 2023 al 2,9 % en 2024. En las cabeceras, el aumento fue de 1,2 p.p. (de 1,8 % a 3,0 %), y en los centros poblados y rurales, de 0,9 p.p. (de 1,8 % a 2,7 %). Todas estas variaciones fueron estadísticamente significativas.
Este resultado sugiere que, a pesar de las mejoras en otras dimensiones, la equidad en el acceso a los servicios de salud continúa siendo una deuda estructural, especialmente para poblaciones rurales y grupos étnicos.
Enfoque diferencial: pobreza, género y etnicidad
El DANE también analizó los resultados según el sexo del jefe del hogar. En 2024, los hogares con jefatura femenina presentaron mayores niveles de pobreza multidimensional en comparación con los hogares liderados por hombres. Esta brecha fue más pronunciada en los centros poblados y rurales dispersos, donde la pobreza fue del 27,8 % en hogares con jefatura femenina, frente al 23,6 % en hogares con jefatura masculina.
En contraste, en la región Amazonía-Orinoquía, los hogares liderados por hombres registraron mayor incidencia de pobreza multidimensional (21,8 %) que los liderados por mujeres (18,2 %), invirtiendo la tendencia nacional.
Etnicidad y pobreza: profundas desigualdades estructurales
En 2024, la pobreza multidimensional afectó de forma diferencial a los hogares según el autorreconocimiento étnico del jefe de hogar:
- Afrocolombianos: 19,8 % (una disminución de 2,0 p.p.)
- Pueblos indígenas: 38,4 % (aumento de 1,3 p.p.)
- Sin autorreconocimiento étnico: 9,6 % (disminución de 0,6 p.p.)
La población indígena continúa siendo el grupo más afectado, con cifras que duplican ampliamente el promedio nacional. En los centros poblados y rurales, la pobreza multidimensional entre hogares indígenas alcanzó el 46,8 %, frente al 21,3 % en hogares afrocolombianos.
Ahora bien, los hogares cuyo jefe se identifica como campesino o parte de una comunidad campesina registraron una incidencia nacional del 19,5 %, muy por encima del 5,5 % observado en hogares sin este autorreconocimiento. La brecha es aún más amplia en las zonas rurales, donde la pobreza en hogares campesinos llega al 23,0 %, frente al 13,1 % en hogares no campesinos.
Estos datos refuerzan la necesidad de políticas públicas que reconozcan las especificidades de la ruralidad y del campesinado, incorporando un enfoque de desarrollo territorial y étnico diferenciado.
Migración venezolana: mayor vulnerabilidad en pobreza multidimensional
La situación de los hogares con al menos un miembro proveniente de Venezuela refleja un nivel alarmante de exclusión social. En 2024:
- Con un año de residencia, la pobreza multidimensional fue del 52,3 %
- Con cinco años de residencia, la incidencia fue del 37,2 %
Ambas cifras superan ampliamente el promedio nacional (11,5 %), y revelan que, a pesar del tiempo de permanencia, la integración social y económica de esta población sigue siendo un reto pendiente. Aunque el país ha logrado reducir la incidencia global de la pobreza multidimensional, los datos del DANE para 2024 evidencian tensiones estructurales que requieren atención prioritaria:
- Las barreras de acceso a salud aumentan en todos los territorios.
- Las brechas por género, etnicidad y condición rural o migratoria siguen siendo profundas.
- El rostro de la pobreza en Colombia es cada vez más diverso, y su atención requiere enfoques diferenciales sostenidos.
Desde la perspectiva de política pública, los avances cuantitativos deben acompañarse de transformaciones institucionales, territoriales y sociales, que garanticen un acceso equitativo a salud, educación, empleo y vivienda, priorizando a los grupos históricamente excluidos.
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