Colombia adopta el Plan Nacional de Eliminación 2025–2031 para intervenir enfermedades transmisibles y determinantes ambientales prioritarios

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Colombia adopta el Plan 2025–2031 para eliminar enfermedades transmisibles, sostener logros en salud pública y abordar una condición ambiental prioritaria.
Colombia adopta el Plan Nacional de Eliminación 2025–2031 para intervenir enfermedades transmisibles y determinantes ambientales prioritarios

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El Ministerio de Salud oficializó el Plan Nacional de Eliminación y Sostenimiento de la Eliminación de Enfermedades Transmisibles y Condiciones Prioritarias 2025–2031, un instrumento obligatorio para todo el sistema de salud que establece cómo el país intervendrá los problemas de salud priorizados en el Plan, entre ellos enfermedades transmisibles aún presentes en varios territorios, patologías ya eliminadas que requieren vigilancia activa para evitar reintroducción y una condición ambiental prioritaria relacionada con el uso de biomasa para cocinar en los hogares, es decir, el empleo de leña, carbón o residuos como combustible, una práctica que genera exposición continua al humo y afecta la salud respiratoria en zonas rurales dispersas.

La resolución articula responsabilidades específicas para EPS, IPS, entidades territoriales e institutos nacionales, y marca una nueva etapa en la política sanitaria enfocada en vigilancia, diagnóstico oportuno y gobernanza territorial.

Un marco nacional para intervenir enfermedades transmisibles y determinantes sanitarios críticos

El Plan Nacional de Eliminación constituye un instrumento técnico que reúne objetivos generales y específicos, diagnóstico situacional, metas, líneas operativas, acciones prioritarias y un esquema de gobernanza e integración intersectorial. Según la resolución, el documento se articula de manera explícita con las metas del Plan Decenal de Salud Pública (PDSP) 2022–2031, incorporando sus dimensiones de enfermedades transmisibles y determinantes sociales y ambientales.

El plan adopta las líneas operativas establecidas por la Iniciativa de Eliminación de Enfermedades de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que orientan la gobernanza, la rectoría, la integración de los servicios, los sistemas de información y vigilancia, y el abordaje de los determinantes sociales y ambientales. Este marco se convierte en la hoja de ruta nacional para avanzar en la eliminación de enfermedades inmunoprevenibles, transmitidas por vectores, zoonóticas, de transmisión materno-infantil, emergentes, desatendidas y otras condiciones priorizadas.

Uno de los ejes transversales es la territorialización. El plan indica que la implementación deberá ajustarse a las realidades demográficas, epidemiológicas y sociales de cada departamento, distrito y municipio, reconociendo las brechas de acceso, las inequidades en salud y las barreras operativas que enfrentan poblaciones rurales dispersas, pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes.

Problemas de salud priorizados: enfermedades transmisibles, patologías eliminadas y una condición ambiental crítica

El Plan Nacional de Eliminación clasifica los problemas de salud que intervendrá entre 2025 y 2031 en tres grupos definidos en el Artículo 7 de la resolución. Esta estructura orienta la planificación territorial y permite articular estrategias específicas de vigilancia, diagnóstico, prevención y control.

Primer grupo: Problemas a eliminar

El primer grupo comprende las enfermedades transmisibles cuya eliminación constituye un objetivo central del plan. Entre ellas se encuentran el cáncer cérvico uterino asociado al virus del papiloma humano (VPH), la enfermedad de Chagas por transmisión vectorial y transfusional, la malaria causada por Plasmodium falciparum y la leishmaniasis visceral. También se incluye la fiebre amarilla en escenarios de brotes urbanos y la rabia humana transmitida por perros, eventos que requieren mantener la vacunación, la vigilancia y la capacidad de respuesta rápida.

El grupo incorpora además patologías relacionadas con condiciones precarias de saneamiento o vivienda, como las geohelmintiasis, el tracoma, el pian y la lepra, cuyo control demanda intervenciones articuladas entre salud pública y sectores sociales. La tuberculosis también hace parte de este conjunto, reforzando la importancia de garantizar diagnóstico oportuno, continuidad en el tratamiento y seguimiento clínico.

Finalmente, el plan recoge cuatro eventos de transmisión materno-infantil que el país busca eliminar: VIH, sífilis, hepatitis B y enfermedad de Chagas congénita. La resolución subraya que su eliminación requiere tamizaje temprano durante el embarazo, tratamiento oportuno y seguimiento del binomio madre-hijo.

Segundo grupo: Problemas cuyo estado de eliminación debe sostenerse

El segundo grupo está conformado por enfermedades que Colombia ha eliminado como problemas de salud pública, pero que permanecen en riesgo de reintroducción debido a la movilidad poblacional y brechas territoriales en vacunación. En esta categoría se encuentran la poliomielitis, el sarampión, la rubeola, el síndrome de rubeola congénita, el tétanos neonatal y la oncocercosis.

El plan enfatiza que estas patologías requieren vigilancia epidemiológica intensificada, coberturas óptimas de vacunación y capacidades diagnósticas estables para garantizar que el país no retroceda en logros históricos construidos durante décadas.

Tercer grupo: Condición ambiental prioritaria

El tercer grupo incorpora una condición ambiental crítica: la sustitución del uso de biomasa para cocinar en los hogares. El documento la define como el empleo de leña, carbón o residuos como combustible, una práctica común en territorios rurales dispersos y asociada a exposición crónica al humo dentro del hogar. Este factor ambiental afecta directamente la salud respiratoria y debe abordarse de manera articulada con acciones intersectoriales y programas nacionales de sustitución de leña.

La inclusión de esta condición refleja una perspectiva más amplia de salud pública, que reconoce que la eliminación sostenible de enfermedades depende también de intervenir determinantes ambientales que perpetúan riesgos sanitarios y limitan la capacidad comunitaria para reducir la exposición a agentes contaminantes.

Un plan articulado que exige fortalecimiento institucional y trabajo intersectorial

La resolución señala que el éxito del plan dependerá de la capacidad de los actores del sistema para cumplir con las actividades definidas de acuerdo con sus funciones y competencias. Entre los actores obligados se encuentran las entidades territoriales, las EPS, las IPS públicas, privadas y mixtas, los bancos de sangre, los institutos nacionales de referenciacomo el Instituto Nacional de Salud, el Instituto Nacional de Cancerología, el INVIMA, el IETS y el CDFLLA, así como instituciones de educación superior, centros de investigación y agentes comunitarios.

El documento establece que la implementación deberá incluir sistemas estratégicos de información, vigilancia epidemiológica, mapeo territorial, redes de laboratorio y acciones priorizadas para diagnosticar oportunamente, controlar la transmisión y sostener la eliminación de los eventos priorizados. Asimismo, el Ministerio de Salud definirá metas, mecanismos de monitoreo y evaluación que deberán incorporarse de manera armónica a la regulación vigente.

Desafíos operativos para consolidar la eliminación y la vigilancia sostenida

El Plan Nacional de Eliminación y Sostenimiento de la Eliminación de Enfermedades Transmisibles y Condiciones Prioritarias 2025–2031 consolida una estrategia nacional que integra vigilancia, acceso a diagnóstico, control de transmisión y abordaje de determinantes sociales y ambientales. Su implementación representará un reto para los territorios y las entidades del sistema, que deberán fortalecer sus capacidades técnicas, logísticas y de articulación interinstitucional.

La ejecución adecuada del plan permitirá avanzar en la eliminación de enfermedades transmisibles que siguen afectando a miles de personas en regiones vulnerables y garantizar la sostenibilidad de logros históricos como la eliminación del sarampión, la rubeola o la poliomielitis. La magnitud del desafío exigirá coordinación, financiamiento y vigilancia permanente para asegurar que el país mantenga la ruta hacia la eliminación y protección de las poblaciones más expuestas.

Encuentre aquí el documento oficial del Plan Nacional de Eliminación 2025–2031.

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