Colombia alcanzó un hito en su respuesta sanitaria al brote de fiebre amarilla iniciado en 2024, al superar los 4.5 millones de dosis aplicadas en todo el país. Según el Ministerio de Salud y Protección Social, el 99% de la población que habita en zonas de Muy Alto Riesgo ya está protegida, lo que consolida el impacto del plan nacional de contingencia implementado junto con el Instituto Nacional de Salud (INS), las autoridades territoriales y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Entre 2024 y el 20 de octubre de 2025, Colombia ha confirmado 139 casos de fiebre amarilla 136 autóctonos y tres importados distribuidos en diez departamentos, con Tolima como epicentro (116 casos), seguido de Putumayo (8), Meta (3), Caquetá (2), Nariño (2), Vaupés, Caldas, Cauca, Huila y Guaviare (1 caso cada uno), según el Boletín Epidemiológico Semanal (BES) del INS.
El Ministerio de Salud advirtió que, aunque el brote está contenido, la fiebre amarilla sigue siendo una amenaza regional con casos activos en Bolivia, Brasil, Ecuador, Perú y Venezuela. En ese contexto, la respuesta nacional se estructuró en cinco líneas estratégicas:
- Gestión integral de la contingencia, asegurando recursos y coordinación interinstitucional.
- Vigilancia epidemiológica intensificada, con detección oportuna de casos humanos y monitoreo de primates.
- Promoción de la salud y control vectorial, reforzando coberturas de vacunación y acciones contra mosquitos transmisores.
- Manejo clínico integral de casos, fortaleciendo la red hospitalaria y la capacitación del talento humano.
- Comunicación del riesgo, con mensajes claros para fomentar el autocuidado y el acceso a la vacunación.
Logros en vacunación masiva y control vectorial
Desde el inicio del brote en el departamento del Tolima en septiembre de 2024, la vacunación masiva se convirtió en el eje de la respuesta sanitaria. Hasta octubre de 2025, se han aplicado 4.413.621 dosis de vacuna contra la fiebre amarilla, distribuidas mediante puntos fijos, brigadas casa a casa, jornadas comunitarias y operativos rurales, incluso en zonas dispersas de difícil acceso.
El avance ha sido posible gracias al trabajo conjunto entre el Ministerio de Salud, el INS, las secretarías departamentales y municipales, las IPS y los Equipos Básicos de Salud.
Además, se implementaron lineamientos de manejo integrado de vectores en todas las direcciones territoriales en riesgo, se brindaron asistencias técnicas en 15 departamentos y 62 municipios, y se capacitaron 897 profesionales y técnicos en control de mosquitos y vigilancia entomológica.
Estas acciones han permitido prevenir la urbanización de la enfermedad, evitando que el virus se propague a centros urbanos con alta densidad poblacional.
Disminuye la letalidad y mejora la atención clínica
Uno de los indicadores más importantes del plan de contingencia ha sido la reducción de la tasa de letalidad nacional, que pasó de 56,5% en 2024 a 33,7% en 2025.
El Tolima, epicentro del brote, desempeñó un papel crucial en este resultado. En articulación con el Hospital Federico Lleras Acosta de Ibagué, se implementaron medidas para actualizar los protocolos clínicos, fortalecer la capacitación del personal de salud y reorganizar la red asistencial para la atención de casos graves.
El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, destacó los resultados alcanzados:
“Actualmente en Colombia, gracias a las acciones de vacunación masiva coordinadas desde el ministerio en zonas de Muy Alto Riesgo, ya se ha protegido al 99% de la población que habita en estas zonas”.
La Resolución 691 de 2025, que declaró la emergencia sanitaria nacional, permitió agilizar recursos financieros y técnicos para contener la propagación del virus y mitigar su impacto en la salud pública.
Recomendaciones sanitarias para la población
El Ministerio de Salud y Protección Social reiteró las recomendaciones básicas para mantener la protección frente a la fiebre amarilla:
- Vacunación: una sola dosis protege de por vida. La vacuna es gratuita y está disponible para toda la población, sin importar afiliación, nacionalidad o estatus migratorio. Se recomienda su aplicación desde los 9 meses de edad y en personas mayores de 60 años que vivan o viajen a zonas de riesgo.
- Protección personal: usar ropa que cubra brazos y piernas, aplicar repelente y dormir bajo mosquitero.
- Eliminación de criaderos: limpiar, tapar o eliminar depósitos de agua y mantener angeos o mallas en puertas y ventanas.
- Consulta médica oportuna: acudir de inmediato a un centro de salud si se presentan fiebre alta, ictericia, dolor abdominal, vómito o sangrado, especialmente tras visitar zonas endémicas.
Estas medidas, sumadas a la vacunación, constituyen la base del modelo preventivo nacional frente a la fiebre amarilla, enfermedad viral transmitida por mosquitos del género Aedes y Haemagogus.
Brote de fiebre amarilla en las Américas: vigilancia regional sostenida
En el contexto continental, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) mantiene una alerta epidemiológica activa ante el incremento de casos en la región amazónica y zonas tropicales.
Los países con mayor riesgo Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela comparten ecosistemas favorables para la transmisión del virus y enfrentan desafíos logísticos en la vacunación de poblaciones rurales y comunidades indígenas.
El avance de Colombia, con cobertura de vacunación superior al 99% en áreas críticas, es considerado un modelo regional de respuesta integrada frente a la fiebre amarilla, combinando inmunización, vigilancia y control vectorial.
Balance y proyección del plan nacional
El Plan de Contingencia Nacional contra la fiebre amarilla ha demostrado que una respuesta intersectorial y sostenida puede contener brotes de alto impacto epidemiológico.
La continuidad de la estrategia permitirá consolidar la inmunidad colectiva, prevenir rebrotes y fortalecer la red de vigilancia del país.
El reto, según los epidemiólogos del Instituto Nacional de Salud, será mantener la inmunización activa en las comunidades rurales y garantizar el acceso equitativo a la vacuna, incluso cuando el brote esté completamente controlado.
Colombia cierra 2025 con una respuesta efectiva que no solo reduce casos y mortalidad, sino que posiciona al país como referente en gestión de emergencias sanitarias en la región andina y amazónica.

