La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 430 millones de personas en todo el mundo padecen una pérdida de audición discapacitante y que su prevalencia puede casi duplicarse si no se da prioridad a la prevención de la sordera.
Al respecto, un estudio publicado en BMJ Global Health analizó el impacto de la exposición a elevados niveles de ruido entre la población joven, producto del uso constante de auriculares o audífonos (dispositivos personales de escucha), lo que se resume en el concepto de ‘escucha insegura’.
Hasta ahora, se trata de la primera investigación que mide las prácticas auditivas inseguras en adolescentes y adultos jóvenes, así como su prevalencia a nivel global. Para ello, los autores analizaron los datos combinados de 33 estudios sobre ‘escucha insegura’, definida como la exposición a más de 80 decibelios durante al menos 40 horas a la semana, en individuos entre los 12 y los 34 años (19.000 personas).
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Consecuencias de la pérdida de la audición se mantienen durante la vida
Pese a que la pérdida de la audición se relaciona comúnmente con la exposición repetida a volúmenes elevados, también puede ser el resultado de casos aislados. Sin embargo, en todas las circunstancias los efectos pueden durar para toda la vida. En el caso de la población objeto, la sordera asociada al uso de auriculares está vinculada a bajo rendimiento académico, incremento en problemas de salud y reducción de la movilidad económica.
De una manera más específica, la pérdida de la audición en niños se asocia con pérdida de la concentración y menor motivación. En los adultos, se ha relacionado con un peor bienestar psicosocial, menores ingresos o la aparición de tinnitus, afección con importantes repercusiones en la salud y el bienestar.
“La pérdida de la audición, cuando no se aborda tempranamente, tiene unos costes económicos considerables, estimados en casi un billón de dólares al año y graves repercusiones entre las familias”
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De acuerdo con las estimaciones obtenidas, el 23% de los adultos y el 27% de los niños y adolescentes permanecen expuestos a niveles elevados de ruido, debido al uso de sus dispositivos personales de escucha. Además, detectaron que el 48% de personas en estas edades permanecen expuestas a ruidos excesivos en lugares como discotecas, bares o autopistas, o de manera individual con el uso de reproductores mp3 o celulares, aunque es una estimación de “certeza limitada”.
Por ejemplo, los investigadores reconocen que sus observaciones no especifican ‘factores demográficos’, ni las modificaciones que algunos países han implementado para modificar el uso de auriculares, medidas dirigidas para prevenir la sordera entre la población joven.
“Estos resultados ponen de manifiesto la urgente necesidad de aplicar una política centrada en los hábitos de escucha seguros en todo el mundo para promover la prevención de la pérdida de audición”, señalan en la publicación.
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