En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha avanzado rápidamente transformando el campo de la medicina. En el ámbito de la cardiología, la IA ha despertado un debate sobre si reemplazará a los cardiólogos y los convertirá en meros administradores. Sin embargo, los expertos coinciden en que la no eliminará la necesidad de los especialistas, sino que actuará como una herramienta complementaria para mejorar la práctica médica.
El Dr. Hindricks, de la Universität Leipzig, considera que la inteligencia artificial en cardiología es una de las cuestiones más importantes en el campo. Él cree que es necesario ser más abiertos a introducir nuevas tecnologías en la práctica médica, ya que esto podría beneficiar a los pacientes. Sin embargo, también destacó la importancia de no perder el contacto humano y la relación médico-paciente.
La inteligencia artificial brinda más beneficios que amenazas
El Dr. Folkert Asselbergs, profesor de cardiología en el Amsterdam Heart Center, ve la IA como un activo que puede sumar a la práctica médica. Él sugiere que un chatbot médico podría ayudar a los pacientes ofreciendo preguntas y respuestas, consejos de lectura y resúmenes médicos. Además, podría ser útil para los médicos en la creación de informes de pacientes y la selección de literatura relevante.
Por otro lado, la Dra. Harriette Van Spall, profesora asociada de medicina en la McMaster University en Canadá, ve la inteligencia artificial como una herramienta que requiere supervisión médica. Ella destaca que la inteligencia artificial puede aumentar la eficiencia en el campo, pero también puede generar desinformación y exponer a los pacientes a riesgos. Además, señala que la inteligencia artificial no puede reemplazar el conocimiento, el servicio y la comunicación que brindan los cardiólogos.
Uno de los puntos clave en este debate es la eficiencia que la IA puede aportar. Su capacidad para analizar grandes cantidades de datos de forma rápida y precisa puede ayudar a los cardiólogos a tomar decisiones más informadas y a brindar atención más personalizada a los pacientes. Por ejemplo, la IA puede automatizar la interpretación de electrocardiogramas y ecocardiografías, lo que ahorra tiempo y reduce la carga de trabajo de los médicos. Esto permite que los cardiólogos se centren en intervenciones más complejas y tratamientos más urgentes.
Para el Dr. Asselbergs, una de las ventajas de la IA en la cardiología es la capacidad de mantenerse actualizada con los últimos avances científicos y médicos. Pudiendo analizar continuamente nuevos estudios y publicaciones para proporcionar a los médicos información actualizada y relevante. Esto puede ser especialmente beneficioso en este campo, donde los avances médicos ocurren constantemente.
Sin embargo, también hay desafíos y preocupaciones asociados con su uso. Una de las preocupaciones es la falta de contacto humano y empatía que puede surgir al depender en gran medida de la tecnología. La relación médico-paciente es fundamental en la atención médica, y algunos temen que la IA pueda afectar esta relación.
Otro desafío importante es la ética y la responsabilidad en el uso de la IA, ya que se basa en datos de entrenamiento, y si estos son sesgados o incorrectos, se pueden producir diagnósticos erróneos. Además, la responsabilidad legal y ética de las decisiones tomadas por la IA en la atención médica aún no está claramente definida. Se requiere supervisión médica para garantizar que se utilice de manera segura.
La IA puede funcionar con supervisión médica
La Dra. Harriette Van Spall, considera que la inteligencia artificial es una herramienta fundamental en el campo de la medicina. Una IA generativa tiene la capacidad de crear diversos materiales, como imágenes, videos, texto, sonido, modelos 3D, entornos virtuales, notas para visitas clínicas, resúmenes médicos y respuestas a consultas clínicas. Sin embargo, advierte que su uso también conlleva riesgos, como la generación de desinformación y la exposición del paciente a peligros. enfatizado de nuevo en la falta de leyes para su regulación.
Además, destaca su eficiencia, esta puede aportar al campo de la cardiología. Por ejemplo, en la ecocardiografía, los volúmenes y las fracciones de eyección se pueden cuantificar automáticamente, y los electrocardiogramas se pueden interpretar de manera automática. Esto no solo ahorra tiempo, sino que también reduce la carga de trabajo para los médicos. La Dra. Van Spall no ve cómo se podrían cerrar las brechas que existen en términos de conocimiento, servicio y comunicación que los cardiólogos brindan.
Según el American College of Cardiology, el 26% de los 32,000 cardiólogos en Estados Unidos tienen más de 61 años, lo que implica una pérdida neta de 546 cardiólogos al año. Ante esta situación, la Dra. Van Spall sugiere utilizar la inteligencia artificial como un apoyo para los cardiólogos en lugar de reemplazarlos. La IA puede ayudar a compensar esta disminución en el número de especialistas y brindar un respaldo valioso.
Administración conjunta entre cardiólogos y la IA
El Dr. Hindricks plantea la hipótesis de que el aprendizaje automático y la inteligencia artificial pueden tener un impacto significativo en el diagnóstico de enfermedades raras. Estas suelen ser difíciles de diagnosticar debido a su rareza y a la necesidad de una gran experiencia para reconocerlas. El uso de elementos digitales, según podría contribuir en gran medida a mejorar este proceso de diagnóstico.
Para la Dra. Van Spall, la inteligencia artificial tiene el potencial de mejorar la seguridad en la atención y el tratamiento médico. Además, prevé que habrá más herramientas digitales y modelos virtuales disponibles para la capacitación médica. Aunque reconoce la importancia de la eficiencia y la precisión, enfatiza que el papel del cardiólogo seguirá siendo fundamental en términos de comunicación y procesos, y no ve que este papel desaparezca.
Por otro lado, el Dr. Asselbergs sugiere que el papel de los cardiólogos se transformará en el de administradores, con un enfoque mayor en la toma de decisiones conjuntas y en la comunicación con los pacientes. Según su perspectiva, esta es la dirección hacia la cual se está dirigiendo la profesión.
