La salud sexual es un tema importante para todas las personas, independientemente de su género u orientación sexual. Sin embargo, es importante reconocer que ciertos grupos, como los hombres que tienen sexo con hombres (HSH), pueden estar en mayor riesgo de contraer Enfermedades de transmisión sexual (ETS) debido a factores sociales y culturales.
A pesar de que los HSH representan una minoría de la población, se estima que son responsables de la mayoría de los nuevos casos de VIH y otras ETS en los hombres. Esto se debe en parte a que los HSH pueden estar en mayor riesgo de contraer ETS debido a factores como la falta de educación sexual adecuada, la discriminación y la falta de acceso a atención médica de calidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los hombres se ven afectados por las ETS a tasas similares o más altas que las mujeres en muchas regiones del mundo. Por ejemplo, en 2016, los hombres representaron el 57% de todos los nuevos casos de sífilis y el 67% de todos los nuevos casos de gonorrea.
Las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) son un problema de salud pública mundial. Según la OMS, se registraron 374 millones de nuevas infecciones de las cuatro ETS curables en 2020: clamidiosis, gonorrea, sífilis y tricomoniasis. Además, se estima que más de 490 millones de personas en todo el mundo padecen herpes genital, mientras que 300 millones de mujeres tienen infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH), el cual es la principal causa de cáncer de cuello uterino y de cáncer anal en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. La hepatitis B crónica afecta a cerca de 296 millones de personas en todo el mundo.
Las ETS no solo tienen un efecto inmediato en la salud, sino que también pueden tener consecuencias graves. Por ejemplo, algunas ETS, como el herpes, la gonorrea y la sífilis, pueden aumentar el riesgo de infección por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Infecciones asintomáticas
Las infecciones de transmisión sexual (ETS) pueden ser asintomáticas, lo que implica que el portador no presenta signos ni síntomas de la enfermedad, pero sigue siendo contagioso. Por consiguiente, el uso de medidas de protección, como el preservativo, durante las relaciones sexuales, es vital para prevenir la transmisión de ETS. Además, es recomendable acudir periódicamente a exámenes de detección de ETS para identificar y tratar oportunamente cualquier infección, con el fin de evitar su propagación.
Dentro de las ETS más comunes están:
Clamidia
Los síntomas suelen aparecer entre una y tres semanas después de la exposición y pueden ser leves y transitorios. Entre los más frecuentes se encuentran la disuria, el dolor abdominal bajo, la secreción uretral y el dolor testicular.
Gonorrea
También puede afectar la boca, garganta, ojos y ano. Los síntomas de la gonorrea suelen aparecer dentro de los 10 días posteriores a la exposición, aunque en algunos casos pueden tardar meses en manifestarse. Los más comunes incluyen secreción uretral espesa, turbia o con sangre, disuria, dolor e inflamación testicular, deposiciones dolorosas y prurito anal.
Tricomoniasis
La tricomoniasis es una infección de transmisión sexual que se produce por la presencia del parásito unicelular Trichomonas vaginalis. Esta infección se adquiere a través del contacto sexual con una persona infectada. En los hombres, la infección afecta generalmente las vías urinarias, aunque suele ser asintomática, pero si se presentan, incluyen secreción uretral, prurito o irritación en el interior del pene, dolor durante las relaciones sexuales y disuria.
VIH
El VIH es una infección viral que afecta al sistema inmunológico del cuerpo humano, lo que puede provocar el SIDA, una enfermedad crónica que pone en riesgo la vida del paciente. Al principio, después de la infección, es posible que no se presenten síntomas, pero algunas personas pueden experimentar una enfermedad similar a la gripe, generalmente de dos a seis semanas después de la exposición. La única forma de confirmar la presencia de VIH es mediante pruebas específicas.
Los síntomas iniciales del VIH pueden desaparecer en una semana o un mes y a menudo se confunden con los de otras infecciones virales. Durante esta etapa, el paciente es altamente infeccioso. Los síntomas más graves pueden aparecer 10 años o más después de la infección inicial y pueden incluir fiebre, dolor de cabeza, dolor de garganta, ganglios linfáticos inflamados, erupción y fatiga.
Herpes
La infección se produce a través de pequeñas lesiones en la piel o las membranas mucosas. El primer episodio suele ser el más grave y los síntomas pueden variar de una persona a otra. Algunas pueden no experimentar un segundo episodio, mientras que otras pueden tener episodios recurrentes durante un largo período de tiempo. Dentro de sus síntomas incluye la aparición de pequeñas protuberancias rojas, ampollas o úlceras abiertas en los genitales, el área anal y sus alrededores. Durante el episodio inicial, es posible que aparezcan otros síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y malestar general.
Hepatitis
La hepatitis A, B y C son enfermedades virales infecciosas que afectan el hígado. Las hepatitis B y C son las formas más graves de esta enfermedad, pero todas pueden provocar daño hepático.
En algunos casos, los pacientes pueden ser asintomáticos, sin embargo, aquellos que presentan síntomas, pueden manifestarlos semanas después de la exposición al virus. Los síntomas incluyen fatiga, náuseas y vómitos, dolor o molestias en la región abdominal, especialmente en la zona hepática o en el cuadrante superior derecho del abdomen, pérdida de apetito, fiebre, orina oscura, dolor muscular o articular, prurito e ictericia.
Sífilis
La sífilis es una infección bacteriana que puede afectar los genitales, la piel, las membranas mucosas, así como otras partes del cuerpo, incluyendo el cerebro y el corazón. Durante la manifestación de los síntomas se puede presentar una lesión indolora en el punto de infección, generalmente en los genitales, el recto, la lengua o los labios. A medida que la enfermedad avanza, pueden aparecer otros síntomas como erupciones cutáneas, fiebre, inflamación de los ganglios linfáticos, fatiga, dolor y malestar. En una etapa avanzada la sífilis puede causar una variedad de síntomas neurológicos, como falta de coordinación, entumecimiento, parálisis, ceguera y demencia.
La pronta identificación y aplicación de terapias oportunas son esenciales para prevenir o retardar complicaciones médicas de mayor gravedad y riesgo de mortalidad, y para impedir la propagación de la patología a terceros.