Cada 25 de junio, el mundo conmemora el Día Mundial del Vitíligo, una fecha que busca visibilizar esta enfermedad autoinmune, crónica y no contagiosa que afecta entre el 0.5 % y el 2 % de la población global. Aunque no representa un riesgo vital, el vitíligo deja una profunda huella emocional y social, especialmente en niños y adolescentes. En Colombia, especialistas y organizaciones insisten en la urgencia de garantizar el acceso a tratamientos, avanzar en investigación y eliminar el estigma que aún pesa sobre quienes la padecen.
El vitíligo se manifiesta con la pérdida progresiva de pigmentación en zonas específicas del cuerpo debido a la desaparición de los melanocitos. Puede aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en menores de 30 años, y no distingue raza ni género. El Dr. Mauricio Torres Pradilla, dermatólogo pediatra del Hospital Infantil Universitario de San José, explica que “el vitíligo ocurre cuando los melanocitos –las células encargadas de dar color a la piel– dejan de funcionar o desaparecen”. En niños, puede estar asociado a predisposición genética, enfermedades autoinmunes, episodios de estrés o infecciones previas.
Desde 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció oficialmente al vitíligo como enfermedad crónica dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades, lo cual representa un avance para su inclusión en políticas públicas y cobertura médica.
Síntomas de alerta y la importancia del diagnóstico precoz
Reconocer tempranamente los signos de esta enfermedad es esencial para iniciar un tratamiento oportuno y mitigar sus efectos físicos y emocionales. Entre los principales síntomas se encuentran:
- Manchas blancas en rostro, manos, pies, codos, rodillas o genitales.
- Cambios de color en labios, encías o zona periocular.
- Despigmentación en cejas, pestañas o cabello.
- Antecedentes familiares de enfermedades autoinmunes.
De acuerdo con estimaciones clínicas, entre el 30 % y el 50 % de los menores diagnosticados requieren seguimiento médico prolongado, especialmente en casos de progresión rápida o extensión de las lesiones.
Tratamientos disponibles: opciones con base en evidencia
Si bien no existe una cura definitiva, los avances en dermatología han permitido acceder a tratamientos efectivos para controlar la enfermedad y favorecer la repigmentación parcial. Según el Dr. Torres, “la buena noticia es que existen tratamientos efectivos para mejorar la apariencia de la piel y frenar el avance de la enfermedad. Cuanto antes se inicie el tratamiento, mejores son las posibilidades de obtener una repigmentación parcial o significativa”.
Entre las terapias utilizadas se encuentran:
- Corticoides tópicos y tratamientos inmunomoduladores.
- Fototerapia con luz UVB de banda estrecha.
- Láser excimer.
- Injertos de piel (en casos específicos).
- Suplementos antioxidantes (vitamina D, B12, zinc, ácido fólico), siempre bajo control médico.
Complementariamente, se recomiendan rutinas de autocuidado como el uso diario de protector solar, hidratación de la piel, dieta balanceada y acompañamiento psicológico.
El impacto emocional del vitíligo: entre la visibilidad y el estigma
A pesar de no generar dolor físico ni ser contagioso, el vitíligo tiene un impacto psicosocial profundo. Los pacientes, especialmente los más jóvenes, enfrentan discriminación, exclusión y afectaciones severas en su autoestima. En palabras del Dr. Torres: “El vitíligo no se contagia, no es consecuencia de una mala higiene, ni limita la vida de quienes lo tienen. Pero sí requiere atención, seguimiento y, sobre todo, empatía”.
Desde organizaciones internacionales como la Vitiligo Society, se ha advertido que “el vitíligo no es solo una condición de la piel, es una experiencia de vida que merece comprensión y respeto”.
En este sentido, los expertos coinciden en que el manejo integral debe incluir apoyo emocional, atención psicosocial y campañas educativas dirigidas a familias, docentes y cuidadores.
Una condición que gana visibilidad, pero que aún enfrenta barreras
El aumento en el número de diagnósticos en niños y adolescentes se relaciona con una mayor conciencia sobre la enfermedad, mejoras en las herramientas diagnósticas y una atención más temprana a los signos clínicos. No obstante, persisten desafíos como:
- Limitado acceso a especialistas, especialmente en regiones rurales.
- Falta de cobertura de tratamientos en algunos regímenes de salud.
- Ausencia de campañas oficiales de sensibilización.
- Persistencia de mitos que asocian el vitíligo con contagio, castigo divino o enfermedad mental.
Estos factores se suman a la necesidad de garantizar un enfoque integral, equitativo y continuo, que abarque el componente clínico, emocional y social.
Un compromiso colectivo con la inclusión y la salud emocional – Día Mundial del Vitíligo
En el marco del Día Mundial del Vitíligo, este 25 de junio, los mensajes convergen en una consigna común: es urgente visibilizar la enfermedad, humanizar el tratamiento y eliminar el estigma. Para lograrlo, se requiere:
- Mayor inversión en investigación clínica y desarrollo de nuevos tratamientos.
- Ampliación del acceso y cobertura a terapias dermatológicas y psicológicas.
- Implementación de campañas institucionales de sensibilización.
- Educación continua al entorno del paciente (familia, escuela, comunidad).
El vitíligo no es simplemente una alteración dermatológica; es un desafío sanitario, emocional y cultural. La conmemoración del Día Mundial del Vitíligo invita a reflexionar sobre las múltiples barreras que enfrentan quienes viven con esta condición, así como sobre el rol de los profesionales de la salud, la sociedad y el Estado en su abordaje integral. Visibilizar, tratar y acompañar son las claves para avanzar hacia un sistema de salud más empático, equitativo y centrado en la dignidad del paciente.