Cada año, más de 324.000 mujeres en el mundo reciben un diagnóstico de cáncer de ovario. De hecho, esta enfermedad es la octava causa más común de muerte asociado a cáncer con cerca de 207.000 decesos, por lo cual es la neoplasia ginecológica más letal. En Colombia, según cifras del Observatorio Global de Cáncer (Globocan), se registraron cerca de 2.414 casos nuevos en 2022.
Este 8 de mayo, Día Mundial contra el cáncer de ovario, la cifra cobra un nuevo sentido: la lucha contra esta enfermedad sigue marcada por el silencio, la falta de herramientas de tamizaje efectivas, diagnósticos tardíos y una falta de acceso equitativo a los avances médicos.
Uno de los mayores desafíos del cáncer de ovario es su detección. El 80% de los casos en el país se diagnostican en etapas avanzadas, cuando las opciones de tratamiento son más limitadas y las probabilidades de supervivencia disminuyen de forma drástica. Los síntomas —distención abdominal, indigestión, fatiga, sangrado anormal— son inespecíficos y, con frecuencia, confundidos con otros malestares comunes de índole gastrointestinal. Esta ambigüedad ha sido su mayor aliado en el terreno del desconocimiento.
A pesar de las cifras preocupantes, los avances científicos en “Medicina de Precisión” han comenzado a cambiar el paradigma del diagnóstico y tratamiento. Actualmente, se han identificado varios biomarcadores moleculares específicos para cáncer de ovario a través de tecnologías innovadoras como biopsia líquida, secuenciación masiva, inmunohistoquímica e incluso inteligencia artificial para detectar la enfermedad en etapas más tempranas y definir mejores conductas terapéuticas. El uso combinado de estas herramientas con la evaluación multidisciplinaria de la paciente es fundamental para detectar alertas y de detectarse a tiempo, la tasa de supervivencia a cinco años puede alcanzar el 93%, mientras que, en etapas avanzadas, esta cifra cae a 31%.
“Desde AbbVie, creemos firmemente que la ciencia debe estar al servicio de las pacientes y que la innovación debe ir acompañada de acceso y equidad”, afirmó Diana Hernández, directora médica de AbbVie Clúster Norte. “Transformar el estándar de atención en cáncer de ovario es una responsabilidad compartida”, puntualizó.
Más allá de los avances médicos, el desafío está en asegurar que estos lleguen a todas las mujeres, sin importar su lugar de residencia, nivel educativo o condición socioeconómica. El cáncer de ovario no puede seguir siendo una sentencia ligada al silencio y a la desinformación.
Conocer los factores de riesgo —como antecedentes familiares, inicio temprano de la menstruación, menopausia tardía o no haber tenido embarazos—, fomentar chequeos periódicos y hablar abiertamente del tema son pasos vitales para cambiar la historia.
Visibilizar esta enfermedad y promover diagnósticos oportunos es una tarea urgente y colectiva. Porque cada historia detectada a tiempo no es solo una estadística que mejora: es una vida que continúa, con esperanza, dignidad y futuro.