Por: Luis Fernando Gutiérrez Fernández, Ph.D. Ecólogo, Especialista en Gestión Urbana y Desarrollo Territorial, Especialista en Gestión de los recursos naturales, Especialista en Desarrollo, Sostenible y Ecodiseño, Especialista en Dirección y gestión de Proyectos, Magister en proyectos de ingeniería, Doctor en Desarrollo, Sostenibilidad y Ecodiseño, Profesional certificado internacionalmente en Gestión de Proyectos por la International Project Management Association. Tesis Doctoral Cum Laude. miembro del grupo de investigación: Complejidad y Salud Pública. Miembro del comité técnico de Así Vamos en Salud y del equipo de pensadores del Instituto de Prospectiva e Innovación en Salud. Director del Doctorado en Salud Pública.
El acceso a la salud en las zonas rurales de Colombia representa un desafío significativo dentro del sistema sanitario nacional; aunque en los últimos años el Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) ha logrado avances en cobertura, la disponibilidad de servicios médicos sigue siendo limitada en regiones con alta dispersión geográfica, como Guainía y Vaupés; esto evidencia la brecha entre la cobertura formal y el acceso real a la atención médica en comunidades rurales.
El Índice de Salud Rural (ISR), desarrollado por Así Vamos en Salud, proporciona una visión integral de la situación sanitaria en estos territorios, midiendo factores como la infraestructura hospitalaria, el talento humano disponible y la efectividad de los servicios. En el presente análisis se examinan críticamente los hallazgos del ISR, abordando tres aspectos fundamentales: la desigualdad general de salud en las zonas rurales y rurales dispersas en Colombia, el impacto de la brecha digital en el acceso a la atención médica y el déficit de talento humano en salud en estos territorios; además, se hace referencia al caso español como punto de comparación para ilustrar posibles soluciones aplicables en el contexto colombiano.
El Índice de Salud Rural evalúa el desempeño del sistema sanitario en municipios rurales y rurales dispersos a partir de tres grandes dimensiones: Condiciones Iniciales, Desempeño Institucional y Resultados en Salud; sus resultados revelan que las regiones rurales de Colombia enfrentan una brecha sanitaria estructural, caracterizada por un déficit de personal, hospitales con infraestructura insuficiente y acceso limitado a servicios especializados; la situación es particularmente grave en departamentos como Chocó, Vichada, La Guajira y Putumayo, donde la cobertura y calidad de los servicios son considerablemente más bajas que en zonas urbanas.
Si se comparan estos resultados con el fenómeno de la “España vaciada”, se encuentran retos similares en las zonas rurales de ambos países; en el país ibérico, la falta de médicos rurales, el envejecimiento de la población y el acceso limitado a tecnología sanitaria han provocado el cierre de centros de salud, obligando a los habitantes a desplazarse largas distancias para recibir atención médica. Este fenómeno se origina con el éxodo rural, presentado en la segunda mitad del siglo XX, y en las últimas décadas se ha visto acentuado, generando una creciente desigualdad territorial entre las grandes ciudades y las regiones menos pobladas. Plataformas de carácter ciudadano, como “Teruel Existe”, han organizado manifestaciones para visibilizar las consecuencias del despoblamiento rural y exigir políticas efectivas que permitan frenarlo e incluso revertirlo.
Aunque la situación en España y Colombia es distinta en términos de financiamiento y cobertura sanitaria, hay elementos clave del modelo español que podrían servir como referencia para mejorar la salud rural en Colombia; entre ellos destacan la expansión de la telemedicina, la implementación de incentivos para atraer médicos a las zonas rurales y la descentralización del sistema sanitario.
En Colombia, sin embargo, existen desafíos adicionales, como la brecha digital y su impacto en la salud rural; uno de los factores que más afecta la prestación de servicios de salud en zonas rurales es la falta de acceso a tecnologías de la información y comunicación (TIC); en un contexto donde la telemedicina y los sistemas digitales pueden ser una solución para mejorar el acceso a servicios médicos, la ausencia de conectividad y alfabetización digital limita su implementación.
De acuerdo con el Índice de Brecha Digital 2023 del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y el Informe de Desarrollo Humano de Naciones Unidas del año 2019, la cobertura de internet en municipios rurales es significativamente menor que en zonas urbanas, y esta limitación restringe el acceso a plataformas de salud digital, generando barreras en tres aspectos principales: el uso limitado de las TIC en salud, pues muchas personas en comunidades rurales no utilizan internet para servicios médicos debido a la falta de alfabetización digital o desconfianza en la telemedicina; las dificultades para el personal médico, ya que los profesionales de la salud en zonas rurales no cuentan con herramientas digitales adecuadas para gestionar historias clínicas electrónicas, acceder a teleconsultas o coordinar atención especializada; y la falta de infraestructura digital, que impide el desarrollo de modelos de atención basados en tecnologías emergentes.
Por lo anterior, sin una estrategia integral de conectividad, la salud digital no será una opción viable que permita cerrar la brecha en el acceso a servicios médicos rurales; por ello, es fundamental invertir en infraestructura tecnológica y en programas de alfabetización digital para asegurar que la telemedicina beneficie realmente a las comunidades rurales.
Otro factor fundamental es el déficit de talento humano en salud en Colombia; el ISR evidencia que uno de los mayores problemas en la salud rural colombiana es la escasez de médicos y enfermeros. Los indicadores analizados, como la tasa de médicos generales y enfermeros por cada 10.000 habitantes, reflejan grandes desigualdades en la distribución del talento humano; departamentos como Antioquia y Valle del Cauca concentran la mayoría del personal sanitario, mientras que Chocó, Putumayo, Vaupés y Guainía presentan una disponibilidad mínima.
Esta situación origina dos problemáticas principales: la falta de especialistas, lo que deriva en una atención primaria deficiente que limita el acceso a los servicios de salud y la prevención; a esto se suman las dificultades en la retención de talento, ya que las condiciones estructurales de los municipios rurales llevan a que muchos profesionales prefieran trabajar en ciudades, donde cuentan con mejores oportunidades laborales y condiciones de vida.
El Índice de Salud Rural demuestra, por lo expuesto anteriormente, que la desigualdad sanitaria en Colombia sigue siendo un reto estructural, especialmente en comunidades rurales que enfrentan falta de infraestructura, conectividad limitada y escasez de personal médico; por ello, es necesario diseñar una estrategia integral que combine inversión en talento humano, expansión de la telemedicina y fortalecimiento de la infraestructura hospitalaria en zonas apartadas. Solo mediante estas acciones será posible garantizar que el derecho a la salud sea una realidad en todo el territorio colombiano.