Dependencia excesiva de medicamentos para dolor crónico en EE. UU.

Dependencia excesiva de medicamentos para dolor crónico en EE. UU.
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Según los datos más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en 2020, 54 millones de adultos estadounidenses sufrieron de dolor crónico. De ellos, uno de cada cuatro dependió únicamente de medicamentos para controlar sus síntomas, mientras que el resto utilizó una combinación de estos y terapias no farmacológicas.

La Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud (NHIS) anual reveló que los analgésicos de venta libre (OTC) fueron el tratamiento farmacológico más utilizado, y el ejercicio se destacó como la opción más común entre las terapias no farmacológicas. Sin embargo, a pesar de las pautas actuales de los CDC que recomiendan maximizar el uso de alternativas de medicamentos, no se observó un aumento significativo en el uso de estas terapias.

Los hallazgos se publicaron en una carta de investigación en Annals of Internal Medicine, los opioides recetados para el dolor crónico disminuyeron ligeramente del 15,2% en 2019 al 13,5% en 2020. Aunque esta disminución es alentadora, es preocupante que no haya habido un aumento correspondiente en el uso de terapias no farmacológicas.

S. Michaela Rikard, PhD, y sus colegas enfatizaron en la carta, en la importancia de aumentar el acceso a terapias de manejo del dolor para todas las personas con dolor crónico, con el objetivo de brindarles una atención segura y efectiva. Estos esfuerzos de salud pública podrían reducir las inequidades en salud que existen actualmente.

Datos de la muestra a pacientes con dolor crónico

La encuesta, que incluyó a 31,500 participantes, reveló que el 60% de los adultos encuestados utilizó una combinación de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos para el dolor, mientras que casi el 27% dependió únicamente de medicamentos. Los adultos mayores, las personas de bajos ingresos, los que no tenían seguro médico y los residentes del sur del país fueron los menos propensos a recurrir a terapias no farmacológicas.

Además del ejercicio, las terapias complementarias más utilizadas fueron los masajes, la meditación o imágenes guiadas y la manipulación espinal o la atención quiropráctica. En cuanto al uso de medicamentos, el 76% de aquellos que los utilizaban optaron por analgésicos de venta libre, seguidos de no opioides recetados (31%) y opioides recetados (13,5%).

Aproximadamente la mitad de los participantes que utilizaron tanto tratamientos farmacológicos como no farmacológicos informaron el uso de terapias no opioides y no farmacológicas, mientras que el 8% combinó opioides, no opioides y terapia no farmacológica.

Después de ajustar por diversos factores, los investigadores encontraron que las personas mayores, aquellas con seguro médico público y aquellas con dolores más intensos tenían más probabilidades de usar opioides recetados. Además, se observó que el 22% informó de dolor intenso, mientras que solo el 4% informó de dolor leve.

Es importante tener en cuenta las limitaciones del estudio, que incluyen la generalización solo a adultos civiles no institucionalizados, posibles sesgos de recuerdo y resultados transversales que no tienen en cuenta el historial completo del paciente o del tratamiento.

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