El Gobierno de Cuba informó que su vacuna llamada Soberana II contra el Covid-19 está próxima a entrar a la última atapa de ensayos clínicos antes de su aprobación, con lo que el país conseguiría ser el primer país latinoamericano en crear una vacuna contra el virus.
Según las proyecciones, Cuba espera inmunizar a toda su población con una vacuna propia este mismo año, de no resultar con esta vacuna el país cuenta con otras cuatro posibilidades, pero la Soberana II es la más adelantada hasta el momento. Los ensayos clínicos empezarán a mediados de marzo y contarán con la participación de 150.000 voluntarios.
De otro lado, el Instituto de Vacunas de Finlay -IFV- ubicado en La Habana explicó que de superar esta última etapa el país está en la capacidad de fabricar 100 millones de dosis este año tanto para uso local como para exportar. Así mismo, Cuba afirma tener un acuerdo de realización de ensayos clínicos con el Instituto Pasteur para probar su vacuna en voluntarios de Irán.
Mientras tanto, países como Jamaica, Vietnam y Venezuela han mostrado interés en obtener la vacuna cubana una vez que supere las pruebas y se compruebe su seguridad y eficacia.
Esta noticia resulta sorprendente para la comunidad internacional, teniendo en cuenta el pequeño de la isla caribeña, sin embargo, este país lleva décadas invirtiendo en su sector biotecnológico y farmacéutico, además de contar en un principio con el apoyo financiero de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial y otras organizaciones internacionales.
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Cuba invierte en el sector salud
Hacia 1959 Cuba decidió priorizar el establecimiento de un sistema de salud de alto nivel enfocado en la prevención teniendo en cuenta sus principios socialistas, pero también como una respuesta al bloqueo norteamericano en 1962 que obstaculizó la llegada de una gran cantidad de productos, entre ellos medicamentos y productos esenciales para la salud.
Posteriormente, en 1965 el gobierno invirtió una gran cantidad de recursos en la construcción del Centro Nacional de Investigaciones científicas -CNIC – que contribuyó a la formación de médicos, científicos e ingenieros durante la década de los 70’s.
De este modo, el gobierno de Cuba incursionó en diferentes modelos de investigación científica y en la creación de fármacos, a finales de la década el país pidió ayuda a la ONUDI para crear una planta de producción de productos farmacéuticos, logrando el desarrollo de la empresa farmacéutica 8 de marzo.
En la actualidad, la Empresa Farmacéutica 8 de Marzo está afiliada al Grupo Empresarial de Industrias Biotecnológicas y Farmacéuticas, de propiedad estatal, conocido como BioCubaFarma. El Grupo alberga más de 30 empresas e institutos de fabricación que, en conjunto, producen más de la mitad de los medicamentos esenciales del país, además de exportar medicamentos a más de 50 países.
Con esta inversión en el sector, Cuba se ha posicionado como uno de los principales desarrolladores de medicamentos y vacunas para el tratamiento de enfermedades como el cáncer, la meningitis, la hepatitis y las patologías cardiovasculares.
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