Colombia consolida una respuesta nacional frente a la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) con la actualización del Plan Nacional de Respuesta a la Resistencia a los Antimicrobianos (PNRAM) 2025-2030, liderado por el Ministerio de Salud y Protección Social, el Instituto Nacional de Salud (INS) y el INVIMA, con el apoyo técnico de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS). Este avance sitúa al país entre los líderes regionales en la lucha contra una de las diez amenazas globales más críticas para la salud pública, al integrar vigilancia, control, educación y tecnología bajo el enfoque “Una Salud”, que une los sectores humano, animal y ambiental.
La resistencia antimicrobiana: una amenaza creciente con impacto nacional
La resistencia a los antimicrobianos (RAM) se ha convertido en un desafío estructural para los sistemas sanitarios. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, se trata de un fenómeno por el cual bacterias, virus, hongos o parásitos desarrollan mecanismos que los vuelven insensibles a tratamientos previamente eficaces, lo que dificulta la atención de infecciones comunes y eleva la mortalidad hospitalaria
En Colombia, el Instituto Nacional de Salud (INS) estima que la RAM provoca alrededor de 4.720 muertes atribuibles y más de 18.000 muertes asociadas cada año, cifra que revela su alto costo sanitario y económico. El uso inadecuado de antibióticos, la automedicación y la falta de programas de vigilancia efectiva en algunos territorios contribuyen a la expansión del problema.
La respuesta institucional ha sido consistente. Desde 2018, el Plan Nacional de Respuesta a la Resistencia a los Antimicrobianos (PNRAM) estableció los lineamientos para coordinar políticas entre los sectores de salud, agricultura y medio ambiente. Hoy, con la actualización para el periodo 2025-2030, Colombia busca pasar de la planificación a la ejecución integral, incorporando herramientas tecnológicas, redes de vigilancia y financiación sostenible.


Avances que consolidan a Colombia como referente regional
El fortalecimiento del PNRAM ha estado acompañado de innovaciones técnicas y de gobernanza. En Bogotá, la Clínica Infantil Santa María del Lago implementó un sistema de inteligencia artificial para el seguimiento automatizado de prescripciones antimicrobianas, lo que permite identificar patrones de uso y alertar sobre posibles desviaciones en tiempo real. Esta iniciativa, reconocida por la OPS, representa un hito en la optimización del uso de antimicrobianos (PROA) y mejora la seguridad del paciente.
En el ámbito regional, el Hospital Regional de la Orinoquía (HORO) expuso su experiencia en la implementación de los programas PROA y de Prevención y Control de Infecciones (PCI), demostrando que las estrategias pueden adaptarse con éxito a contextos de mediana complejidad y servir de modelo para otras regiones del país.
Asimismo, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) ha reforzado la vigilancia de la resistencia en el sector pecuario a través del Plan de Vigilancia y Seguimiento de la Resistencia a los Agentes Antimicrobianos en Producción Primaria Pecuaria 2023, que monitorea el uso de antibióticos en animales destinados al consumo humano.
La OPS/OMS, a través de su representante en Colombia, Gina Tambini Gómez, reconoció que “el país ha mostrado un liderazgo sostenido en la región frente a la resistencia a los antimicrobianos, con un enfoque integral que involucra los sectores de salud humana, animal y ambiental”, destacando la solidez de su gobernanza y cooperación técnica.
Desafíos estructurales y retos operativos para el nuevo ciclo
Pese a los progresos, la implementación plena del PNRAM enfrenta varios desafíos que determinan su sostenibilidad. El primero, y quizás más urgente, es la necesidad de un plan operativo costeado, con una asignación presupuestal clara que garantice la ejecución territorial y la continuidad de las acciones.
El segundo reto es la expansión de los Programas de Optimización del Uso de Antimicrobianos (PROA) al primer nivel de atención. Mientras la mayoría de las instituciones de alta complejidad ya cuentan con estrategias consolidadas, los centros de salud rurales o comunitarios presentan vacíos significativos en vigilancia y formación.
Otro desafío clave es la formación continua del talento humano en todos los niveles del sistema de salud. Se requiere fortalecer las competencias del personal médico, veterinario y farmacéutico para mejorar las prácticas de prescripción y control. Además, la educación comunitaria es esencial para reducir la automedicación, una práctica que sigue siendo común en zonas urbanas y rurales.
Finalmente, la integración intersectorial efectiva continúa siendo un punto crítico. Aunque existen protocolos técnicos como el Protocolo de Vigilancia de Resistencia Bacteriana del INS y herramientas normativas como la Ley 2506 de 2025, que crea la base nacional de microorganismos multirresistentes, el reto está en articular la información entre los sectores humano, animal y ambiental para tomar decisiones basadas en evidencia.
Seis pilares estratégicos del PNRAM 2025-2030
El nuevo ciclo del PNRAM se fundamenta en seis ejes de acción que buscan consolidar la respuesta nacional frente a la RAM:
- Fortalecimiento de los PROA en todos los niveles del sistema de salud, con indicadores de desempeño y consumo.
- Vigilancia integrada de la RAM que conecte laboratorios humanos, animales y ambientales.
- Educación, comunicación y sensibilización sobre el uso racional de antimicrobianos.
- Financiación sostenible y cooperación internacional para mantener los programas de control y vigilancia.
- Actualización de guías clínicas y protocolos PCI basados en evidencia científica.
- Gobernanza intersectorial y rendición de cuentas, garantizando la coordinación entre ministerios e instituciones.
Estos ejes reflejan la ambición de Colombia de consolidar una política pública integral, sostenible y medible, alineada con los estándares globales definidos por la OMS y la FAO.
Implicaciones para el sector salud y los gestores institucionales
El fortalecimiento del PNRAM tiene un impacto directo en las instituciones de salud. Los hospitales y clínicas deberán reforzar sus programas PROA y PCI, incorporar indicadores de uso antimicrobiano en sus sistemas de calidad y participar activamente en las redes nacionales de vigilancia. La adopción de tecnologías digitales y sistemas de inteligencia artificial será una herramienta determinante para mejorar la adherencia terapéutica y prevenir infecciones asociadas al cuidado sanitario.
Para los administradores y líderes del sector, la RAM ya no es un asunto exclusivamente clínico, sino una variable estratégica de sostenibilidad institucional. Controlar la resistencia no solo mejora los resultados en salud, sino que reduce costos operativos, disminuye los días de hospitalización y optimiza el uso de recursos.
En el ámbito agroalimentario, la vigilancia del uso de antimicrobianos en la producción animal refuerza la seguridad alimentaria, la trazabilidad y la confianza del consumidor. La articulación entre el INVIMA, el ICA y el INS será esencial para mantener una respuesta nacional coherente.
Colombia pasa de la planificación a la acción
Con la consolidación del PNRAM 2025-2030, Colombia da un paso definitivo de la planificación a la implementación. La misión técnica de la OPS/OMS evidenció que el país cuenta con capacidades técnicas, liderazgo institucional y voluntad política para enfrentar la amenaza de la resistencia antimicrobiana. Sin embargo, el éxito dependerá de la ejecución territorial, la disponibilidad de recursos y la integración de los sectores involucrados.
La resistencia antimicrobiana no es un riesgo futuro, sino una crisis actual que pone a prueba la capacidad del sistema sanitario para responder con inteligencia, evidencia y colaboración. El PNRAM se convierte así en una herramienta de política pública que trasciende gobiernos y periodos administrativos, y que exige la participación activa de hospitales, laboratorios, universidades y gremios profesionales.
Colombia avanza con paso firme, consolidándose como un referente latinoamericano en la contención de la resistencia antimicrobiana y reafirmando su compromiso con la salud pública global.