La Clínica Somer de Rionegro anunció la reactivación de los servicios para los afiliados de Nueva EPS luego de alcanzar un acuerdo de pago con la aseguradora. La decisión oficializada, representa un respiro temporal para los más de 140.000 usuarios de la región del Oriente antioqueño que se vieron afectados por la suspensión parcial de atenciones no urgentes y de especialidades médicas. No obstante, la institución advirtió que la situación económica sigue siendo “compleja” ante una deuda que supera los 100.000 millones de pesos, reflejo de una problemática estructural que continúa tensionando al sistema de salud colombiano.
Acuerdo de pago reabre servicios, pero no resuelve la crisis
En su comunicado oficial, la Clínica Somer expresó su agradecimiento a la comunidad por las muestras de apoyo y confirmó que, tras un encuentro entre directivos de la clínica y de la aseguradora en Bogotá, se lograron acuerdos que permiten la reapertura de los servicios para los afiliados de Nueva EPS.
El documento subraya que la medida fue adoptada con “sentido de responsabilidad y compromiso con la salud de la comunidad del Oriente antioqueño”, al tiempo que la institución insistió en que la deuda acumulada mantiene presiones significativas sobre su sostenibilidad financiera.
Según fuentes locales, la suspensión previa que duró varios días afectó la atención ambulatoria, las consultas especializadas y procedimientos de alta complejidad, limitando temporalmente la capacidad operativa de una de las clínicas más reconocidas del departamento.
El peso de la deuda: más de 100.000 millones de pesos pendientes
Aunque el acuerdo de pago representa un avance, las cifras continúan preocupando. La Clínica Somer indicó en su comunicado que la situación económica “sigue siendo compleja debido a la gran magnitud de la deuda”, sin especificar montos. Sin embargo, de acuerdo con estimaciones del sector, la cartera que la Nueva EPS mantiene con la institución supera los 100.000 millones de pesos.
A nivel nacional, el panorama es aún más crítico la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC) reportó que la deuda total del sistema de salud colombiano supera los 32 billones de pesos, de los cuales más del 60% corresponde a EPS intervenidas o catalogadas en alto riesgo financiero. Estos datos reflejan la magnitud del problema estructural que enfrentan los prestadores de servicios en todo el país y explican por qué acuerdos como el alcanzado por Somer resultan, aunque necesarios, insuficientes para resolver la crisis de fondo.
Implicaciones regionales: el Oriente antioqueño en alerta
La Clínica Somer es un referente asistencial de tercer nivel en el Oriente antioqueño y atiende a pacientes provenientes de al menos 23 municipios. Su suspensión parcial afectó no solo a Rionegro, sino también a comunidades de Guarne, El Retiro, La Ceja y Marinilla, donde gran parte de los afiliados a Nueva EPS dependen de su red de servicios especializados.
La reapertura de los servicios, aunque positiva, ha sido interpretada por expertos del sector como una “medida paliativa” que mitiga el impacto inmediato, pero no corrige las causas de fondo: la falta de liquidez del sistema, las demoras en el flujo de recursos y la ausencia de mecanismos efectivos de supervisión financiera.
Fuentes consultadas por medios locales advierten que, de no cumplirse los compromisos acordados, la clínica podría volver a enfrentar restricciones en la atención, lo que afectaría nuevamente la continuidad de tratamientos de alto costo, cirugías y programas de atención crónica.
La postura institucional: compromiso, pero con cautela
En su pronunciamiento del 23 de octubre, la Clínica Somer agradeció a la Nueva EPS por su disposición al diálogo y reiteró su propósito de seguir construyendo, “desde la buena voluntad, alternativas que permitan continuar brindando una atención integral a los pacientes y sus familias”.
No obstante, el texto enfatiza que la decisión de restablecer la prestación de servicios no debe interpretarse como una normalización definitiva de la situación, sino como una expresión de responsabilidad hacia la comunidad. “La situación continúa siendo compleja debido a la gran magnitud de la deuda”, advierte el comunicado.
Esta declaración refleja la tensión permanente que enfrentan los prestadores entre mantener la operación para garantizar la atención en salud y salvaguardar su estabilidad económica ante la mora de las aseguradoras.
Crisis estructural del sistema de salud: deudas, mora y riesgo para los prestadores
El caso de la Clínica Somer no es aislado. En los últimos meses, diversas instituciones de salud en Colombia han denunciado dificultades similares con la Nueva EPS y otras entidades del régimen contributivo y subsidiado.
El Ministerio de Salud ha reconocido que la deuda acumulada de las EPS hacia los prestadores es uno de los principales factores que comprometen la sostenibilidad del sistema. A esto se suma el retraso en la definición de tarifas, las diferencias en los valores reconocidos y la complejidad de los procesos de auditoría y glosa, que prolongan aún más los tiempos de pago.
La Supersalud ha reiterado su llamado a las EPS para cumplir con los cronogramas de pago y reportar de manera transparente su información financiera. Sin embargo, la persistencia de deudas superiores a los 12 billones de pesos en solo seis meses evidencia que la problemática trasciende la gestión individual y requiere medidas estructurales de política pública.
Cumplir los acuerdos: clave para garantizar continuidad y sostenibilidad
La reapertura de los servicios de la Clínica Somer a los afiliados de la Nueva EPS representa un alivio inmediato para miles de usuarios, pero no disipa la incertidumbre sobre la estabilidad del sistema de salud colombiano. El acuerdo alcanzado constituye un paso en la dirección correcta, aunque condicionado al cumplimiento de los compromisos asumidos por la aseguradora.
Mientras tanto, la situación invita a las autoridades a reforzar los mecanismos de vigilancia financiera y a acelerar soluciones de fondo que garanticen el flujo oportuno de recursos hacia los prestadores. En el Oriente antioqueño, la esperanza se mantiene, pero el equilibrio entre sostenibilidad institucional y atención continua sigue siendo un desafío urgente.

