Recientemente, ANIF destacó que el ahorro nacional es un pilar fundamental del desarrollo económico colombiano, al ser el principal motor de la inversión y un ancla de estabilidad macroeconómica. En contextos de incertidumbre global y bajo crecimiento, contar con un nivel alto de ahorro interno se convierte en una herramienta crucial para mantener la capacidad productiva y el equilibrio fiscal del país.
Según el análisis, altos niveles de ahorro permiten canalizar recursos hacia sectores estratégicos como la infraestructura, la educación y la tecnología. Estas inversiones fortalecen la productividad y competitividad nacional, impulsando el crecimiento de largo plazo. En cambio, una menor capacidad de ahorro limita el acceso al capital, eleva los costos de financiamiento y desincentiva la inversión privada.
ANIF recuerda que la literatura económica ha demostrado cómo el acceso limitado al capital constituye una de las principales restricciones al crecimiento, como lo señalaron Rajan y Zingales (1998). En este sentido, la consolidación de mercados de capitales robustos y profundos es indispensable para atraer inversión extranjera, fortalecer la intermediación financiera y expandir el crédito hacia los sectores productivos.
Por ello, el centro de estudios enfatiza que la política económica colombiana debe tratar el ahorro como un objetivo estratégico nacional, no solo como una consecuencia del ingreso. Su protección y crecimiento son claves para sostener la estabilidad macroeconómica y reducir la vulnerabilidad frente a choques externos.
El papel estructural de las AFP en la acumulación de ahorro
En este contexto, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) desempeñan un rol central en la acumulación de ahorro de largo plazo. De acuerdo con ANIF, en 2024 las AFP gestionaron recursos privados por $464,9 billones, equivalentes al 27,3% del PIB colombiano, con un crecimiento anual del 17% respecto al año anterior. Este volumen de recursos demuestra la magnitud del ahorro pensional dentro del sistema financiero nacional.
Un aspecto destacado por el análisis es que el 70% de este ahorro corresponde a rendimientos generados por inversiones, evidencia de una gestión eficiente de los portafolios. Durante las últimas tres décadas, los fondos privados han alcanzado una rentabilidad nominal promedio del 9,8%, la más alta entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
En términos de flujos, los aportes a las AFP sumaron $25 billones en 2024, lo que representa el 11% del ahorro bruto nacional. Este dato confirma que el sistema de ahorro individual administrado por las AFP constituye una fuente de financiamiento estable y de largo plazo para la economía, facilitando la inversión en proyectos estratégicos y la profundización del mercado de capitales.
El informe subraya que la solidez de las AFP ha permitido acumular capital doméstico, reducir la dependencia del financiamiento externo y ofrecer estabilidad macroeconómica en momentos de volatilidad. Sin embargo, advierte que la reforma pensional de 2024 podría revertir parte de estos logros, afectando la dinámica del ahorro nacional.

La reforma pensional y el nuevo sistema de pilares
La Ley 2381 de 2024 introdujo un cambio estructural al sistema pensional colombiano, al sustituir el esquema de multifondos por un modelo de pilares: solidario, semicontributivo, contributivo y voluntario. Según ANIF, el pilar contributivo se estructura con dos fuentes: los aportes por debajo de 2,3 salarios mínimos, que se destinarán al Fondo de Ahorro del Pilar Contributivo (FAPC), y los aportes superiores, que continuarán administrándose en las Administradoras del Componente Complementario de Ahorro Individual (ACCAIs).
A primera vista, el diseño del FAPC busca equilibrar la solidaridad con la sostenibilidad del sistema, al crear un fondo público de ahorro colectivo. No obstante, ANIF advierte que la redistribución de cotizaciones reducirá la acumulación de recursos en las AFP y que dicha caída no será compensada por el FAPC ni en el corto ni en el largo plazo. En consecuencia, el ahorro pensional nacional se verá afectado de manera estructural.
El informe estima que, en 2026, primer año de operación del nuevo sistema, la pérdida de ahorro será de $0,79 billones. Esta cifra crecería de forma progresiva hasta alcanzar $169,7 billones en 2040, expresados a precios constantes de 2024. La disminución se explica por la menor capitalización de los fondos privados y el menor retorno proyectado de los recursos administrados por el Estado.
La caída del ahorro tendría un efecto directo sobre el mercado de capitales, al reducir la disponibilidad de fondos para inversión productiva. En un escenario sin reforma, el ahorro total en 2040 alcanzaría $1.212 billones, mientras que con la reforma solo llegaría a $1.042 billones, de acuerdo con las proyecciones de ANIF.
Una pérdida equivalente a 10 reformas tributarias
La magnitud de la reducción del ahorro es tan significativa que ANIF la compara con 10,4 reformas tributarias. Según el centro de estudios, cada una de estas hipotéticas reformas tendría un recaudo equivalente a $16,3 billones, de acuerdo con la Ley de Financiamiento radicada en septiembre de 2025. Este cálculo permite dimensionar el impacto fiscal implícito de la reforma pensional sobre la economía colombiana.
La menor acumulación de ahorro no solo afectará las finanzas públicas, sino también el financiamiento de la inversión privada y la estabilidad del sistema financiero. El documento advierte que la desacumulación de recursos en las AFP reducirá la profundidad del mercado de capitales y disminuirá la liquidez de instrumentos como los bonos corporativos y los títulos de deuda pública.
En este contexto, la reforma pensional podría tener consecuencias macroeconómicas más amplias, al limitar la capacidad de inversión nacional y aumentar la dependencia del financiamiento externo. Esto generaría un círculo vicioso en el que la menor rentabilidad del ahorro público y la menor capitalización privada se traduzcan en menores tasas de crecimiento.
Por ello, ANIF recomienda revaluar el diseño del sistema para evitar una pérdida estructural de ahorro. “El impacto de la reforma sobre el ahorro nacional, la inversión de largo plazo y el desarrollo del mercado de capitales deja abiertos interrogantes críticos que deben atenderse con urgencia”, advierte el análisis.
FAPC: una inyección temporal con riesgos de sostenibilidad
El informe reconoce que la creación del Fondo de Ahorro del Pilar Contributivo (FAPC) podría representar una inyección inicial de recursos al sistema pensional. Sin embargo, enfatiza que este efecto será transitorio y que el marco institucional actual no garantiza la sostenibilidad del ahorro pensional ni su uso eficiente en inversiones productivas.
Para ANIF, la gestión del FAPC deberá ser transparente, técnica y blindada frente a presiones fiscales o políticas. De lo contrario, existe el riesgo de que los recursos se destinen al financiamiento del gasto corriente, debilitando su función de ahorro estructural. En este escenario, el ahorro nacional podría erosionarse más rápidamente, afectando la estabilidad macroeconómica del país.
Asimismo, la entidad plantea que la política pensional debería estar acompañada de mecanismos claros de supervisión y rendición de cuentas, con el fin de preservar el carácter de largo plazo del ahorro y proteger los rendimientos de los afiliados. Una institucionalidad débil podría traducirse en menores retornos y en un deterioro de la confianza ciudadana en el sistema.
En suma, aunque la reforma busca fortalecer la equidad y ampliar la cobertura, su impacto económico podría ser contraproducente si no se establecen salvaguardas para preservar la capacidad de ahorro nacional y su canalización hacia sectores productivos.
Un llamado a una visión de país centrada en el ahorro
Entre tanto, ANIF concluye su análisis con un llamado a que Colombia adopte una visión estratégica de largo plazo basada en el ahorro como prioridad nacional. En el contexto internacional, los países que han sostenido altos niveles de ahorro interno han logrado financiar su desarrollo, estabilizar sus economías y modernizar sus mercados de capitales.
La entidad advierte que la falta de mecanismos claros para proteger, hacer crecer y optimizar el uso del ahorro acumulado constituye una amenaza directa para la sostenibilidad macroeconómica. En este sentido, el ahorro no debe verse como un residuo contable, sino como un instrumento de política económica fundamental.
Finalmente, ANIF detalla que el país necesita fortalecer la confianza en sus instituciones financieras, promover la educación económica y garantizar que los recursos del ahorro pensional se administren con criterios técnicos y de rentabilidad. Solo así podrá preservarse la capacidad del sistema para financiar la inversión productiva y asegurar la estabilidad a largo plazo.
“La falta de mecanismos claros para proteger, hacer crecer y optimizar el uso del ahorro acumulado amenaza la estabilidad macroeconómica y la capacidad del país para financiar su inversión productiva”, concluye el informe, sintetizando el principal desafío que enfrenta Colombia tras la reforma pensional.