Salud mental médica en Iberoamérica: una crisis que exige cuidar a quienes cuidan

Médicos iberoamericanos alertan sobre el creciente deterioro de su salud mental y exigen medidas urgentes de protección laboral.
Salud mental médica en Iberoamérica una crisis que exige cuidar a quienes cuidan

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Durante la Asamblea de la Confederación Médica Latinoiberoamericana y del Caribe (Confemel), celebrada en la sede de la Organización Médica Colegial (OMC) en España, representantes de colegios médicos de Portugal, Perú, México y Chile coincidieron en una conclusión contundente: la salud mental de los profesionales de la medicina atraviesa una crisis silenciosa que amenaza la estabilidad de los sistemas sanitarios. Las cifras reveladas son alarmantes hasta un 70% de médicos jóvenes presentan síntomas de agotamiento extremo y una de cada tres personas del gremio sufre ansiedad o depresión, mientras los riesgos de suicidio y la precariedad laboral se consolidan como factores estructurales que requieren respuesta urgente de los gobiernos y las organizaciones profesionales.

Una crisis global que dejó de ser individual

La salud mental de los médicos ha dejado de ser un problema personal para convertirse en un desafío estructural que impacta directamente la calidad de los sistemas de salud. Así lo señaló la doctora María Isabel Moya, vicepresidenta primera de la OMC y moderadora de la mesa “Salud mental de los médicos en Iberoamérica”, quien advirtió que la evidencia científica disponible demuestra que los profesionales de la medicina enfrentan tasas significativamente más altas de trastornos mentales que la población general.

La Dra. Moya recordó que un estudio publicado por The Lancet en 2021 reveló que las médicas presentan un riesgo de suicidio 2,3 veces superior al resto de la población, una cifra que se agravó durante la pandemia y que no ha mostrado reversión. “Este no es un problema exclusivo del individuo o del ejercicio profesional. Es un asunto crucial que afecta a las instituciones y a los sistemas de salud”, afirmó.

De acuerdo con la vicepresidenta de la OMC, los factores laborales son el principal detonante: jornadas extenuantes, sobrecarga asistencial, exposición a la violencia, presión institucional, inestabilidad contractual y estigmas hacia el agotamiento emocional. “Uno de cada tres médicos en el mundo padece ansiedad o depresión, y el síndrome de burnout alcanza cifras del 50%, más acentuadas entre los profesionales jóvenes”, explicó. Los resultados preliminares de un estudio que la organización presentará en diciembre confirman que siete de cada diez médicos menores de 35 años manifiestan síntomas de agotamiento severo.

Portugal impulsa el reconocimiento de la medicina como profesión de riesgo

El doctor Alberto Caldas, vicepresidente de la Región Ibérica de Confemel, expuso que en Portugal se ha consolidado un sistema de apoyo especializado para médicos, donde los casos más frecuentes corresponden a burnout y acoso laboral tanto en hospitales como en atención primaria. También advirtió sobre el incremento de cuadros depresivos y de violencia en el entorno asistencial.

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Ante esta situación, Portugal trabaja en una propuesta nacional para que la medicina sea reconocida oficialmente como una profesión de riesgo, lo que permitiría acceder a mayores garantías laborales y mecanismos de prevención. “Hemos conformado un grupo de trabajo con representación de todas las regiones para sistematizar la información y visibilizar las condiciones de vulnerabilidad que enfrenta el personal médico”, señaló Caldas.

El especialista destacó además la necesidad de abordar la discriminación hacia las médicas embarazadas, un problema persistente en los centros de salud que limita su desempeño y genera tensiones laborales. Con el fin de documentar y acompañar estos casos, Portugal ha creado una base de datos que registra denuncias y solicitudes de ayuda, lo que permitirá orientar acciones de intervención institucional. “No se trata de pedir más resiliencia a los médicos, sino de invertir en estrategias de protección real de su salud mental”, concluyó.

Perú detecta señales tempranas de deterioro mental en los futuros médicos

El doctor Pedro Riega, decano del Colegio Médico del Perú, aportó un dato revelador: los problemas de salud mental en el gremio comienzan incluso antes del ejercicio profesional. Según explicó, las investigaciones locales muestran que muchos estudiantes de medicina inician la carrera con antecedentes de ansiedad y depresión, que luego se agravan a lo largo de la formación.

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Un estudio dirigido por el doctor Alberto Perales determinó que el 11,8% de los estudiantes de medicina en Perú ha tenido al menos un intento de suicidio, con una incidencia mayor entre las mujeres. Frente a este panorama, el Colegio Médico ha diseñado un programa de atención integral que abarca tres ejes: acompañamiento en salud mental, defensa legal y formación en autocuidado.

“El desgaste emocional no empieza con el trabajo clínico, sino con el proceso formativo, marcado por presión académica y falta de apoyo psicológico”, explicó Riega. El programa incluye acompañamiento permanente a lo largo de la vida profesional e incluso en la etapa de jubilación, cuando se evidencia un aumento de la soledad y la sensación de desarraigo del sistema médico.

México enfrenta una etapa crítica en la salud mental del personal sanitario

El doctor Jaime José Gutiérrez, representante del Colegio Médico de México, describió una situación crítica que combina factores estructurales, culturales y laborales. Según sus datos, el burnout afecta entre el 30% y el 60% del personal médico Mexicano, alcanzando el 72% entre los residentes. La depresión se presenta en hasta el 45% y la ansiedad supera el 80% en hospitales de tercer nivel.

El experto advirtió que las condiciones laborales extenuantes, el acoso institucional, la falta de programas de apoyo confidenciales y la aplicación irregular de la NOM-035 norma mexicana sobre riesgos psicosociales han creado un entorno adverso. Además, el estigma y el temor a repercusiones profesionales impiden que muchos médicos busquen ayuda.

Gutiérrez propuso fortalecer la respuesta institucional mediante la creación de programas confidenciales de salud mental, la regulación de jornadas, la formación en autocuidado, la expansión de servicios de telepsicología y telepsiquiatría, y la implementación de observatorios estatales de salud mental. “La prioridad es humanizar las condiciones laborales y proteger a quienes sostienen el sistema”, enfatizó.

Chile alerta sobre la precarización y el agotamiento estructural

En representación del Colegio Médico de Chile, el doctor Mauricio Osorio subrayó que la salud mental de los médicos está estrechamente vinculada con la seguridad del paciente y la sostenibilidad del sistema sanitario. En su intervención, reconoció que el país comparte los mismos desafíos de la región, aunque con particularidades propias: precariedad laboral, múltiples contratos, desigualdades territoriales, extensas jornadas y exposición constante a la violencia asistencial.

El médico chileno advirtió que la cultura de sacrificio profesional, el estigma frente a los trastornos mentales y la escasa formación en autocuidado han normalizado el desgaste psicológico. Aunque existen iniciativas locales en universidades y hospitales que ofrecen tutorías y apoyo emocional, el país carece de una política nacional que integre prevención, atención y regulación laboral. “Cuidar la salud mental de quienes cuidan a la población debe ser una prioridad nacional y un compromiso compartido”, concluyó Osorio.

Hacia un compromiso iberoamericano por la salud mental médica

Las intervenciones coincidieron en un principio fundamental: cuidar al cuidador. La salud mental de los médicos no puede seguir tratándose como un asunto privado ni abordarse desde la resignación al desgaste. Requiere políticas públicas integrales, respaldo institucional y un cambio cultural que reconozca la vulnerabilidad de quienes sostienen los sistemas sanitarios.

Los expertos insistieron en que los gobiernos deben garantizar entornos laborales saludables, sistemas de apoyo confidenciales, mecanismos de denuncia efectivos y formación continua en bienestar emocional. El llamado fue unánime: invertir en la salud mental de los profesionales es invertir en la seguridad de los pacientes y en la sostenibilidad de la atención médica.

La salud mental médica exige políticas sostenibles y compromiso institucional

El encuentro dejó un mensaje claro y urgente: la salud mental de los médicos iberoamericanos está en riesgo y la respuesta no puede seguir postergándose. Los testimonios de Portugal, Perú, México y Chile evidencian un mismo patrón de deterioro emocional, sobrecarga y estigmatización.

Las instituciones médicas avanzan en la construcción de estrategias de prevención y acompañamiento, pero el desafío demanda un compromiso político de largo plazo, inversión sostenida y reconocimiento social. Proteger la salud mental de quienes salvan vidas no es un privilegio ni una tarea opcional: es una obligación ética y un componente esencial de la sostenibilidad de los sistemas de salud.

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