Cuando Dios escribe torcido: una mirada a las enfermedades e instituciones de salud – Reseña del libro de Torcuato Luca de Tena

“Dedico estas páginas a quienes sirven con nobleza a los más desventurados errores de la Naturaleza.” – Torcuato Luca de Tena.
Cuando Dios escribe torcido: una mirada a las enfermedades e instituciones de salud - Reseña del libro de Torcuato Luca de Tena.

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“Los renglones torcidos de Dios son, en verdad, muy torcidos. Unos hombres y unas mujeres ejemplares, tenaces y hasta heroicos, pretenden enderezarlos. A veces lo consiguen. La profunda admiración que me produjo su labor durante mi estadía voluntaria en un hospital psiquiátrico acreció la gratitud y el respeto que siempre experimenté por la clase médica.

De aquí que dedique estas páginas a los médicos, a los enfermeros y enfermeras, a los vigilantes, cuidadores y demás profesionales que emplean sus vidas en el noble y esforzado servicio de los más desventurados errores de la Naturaleza.” – Torcuato Luca de Tena.

¡Ah!, “Los renglones torcidos de Dios“… un título que ya de por sí evoca esa deliciosa sensación de misterio y de que la realidad, como la cordura, puede tomar caminos inesperados. Permítanme, con la familiaridad de una charla entre cómplices literarios, desentrañar este laberinto de la mente urdido por la pluma de Torcuato Luca de Tena.

Pero antes de adentrarnos su trama, detengámonos un instante en la figura de su creador. Torcuato Luca de Tena y Brunet, marqués de Luca de Tena, fue mucho más que un novelista de éxito. Nacido en Madrid en 1923, este aristócrata de espíritu inquieto y pluma ágil fue un periodista influyente, director del emblemático diario ABC durante décadas.

Lo que quizás no sepan es que, tras esa fachada de hombre de mundo y director de periódicos, se escondía una sensibilidad aguda, una curiosidad voraz por las complejidades del alma humana, alimentada, por largas conversaciones con psiquiatras (de hecho, el libro lo prologó Ignacio Gutiérrez Nájera).

Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en 1955, el Premio Planeta en 1961, el Premio Fastenrath de la Real Academia Española en 1969 por la comedia Hay una luz sobre la cama, así como el Premio Espejo de España en 1993 y el Premio de la Sociedad Cervantina de Novela.

El proceso de escritura de “Los renglones torcidos de Dios” fue, en sí mismo, una inmersión en un universo desconocido para muchos. Luca de Tena no solo se documentó exhaustivamente, sino que se internó durante 18 días en un hospital psiquiátrico (el de Conxo, en Santiago de Compostela, en el que Luca de Tena «convivió, como un loco más, entre los locos», según sus propias palabras), conociendo de cerca a médicos y pacientes, buscando la autenticidad en cada detalle, en cada síntoma, en cada atmósfera opresiva.

Se dice que pasó largas horas en silencio, observando, tomando notas que luego se transformarían en la vívida descripción del sanatorio mental donde se desarrolla la trama. Esta dedicación, esta casi obsesión por la verosimilitud, se palpa en cada página.

Ahora, adentrémonos en el corazón de la historia. Alice Gould de Almenara, una detective privada de inteligencia aguda y personalidad enigmática, ingresa voluntariamente en un sanatorio mental. Su misión: seguir la pista de asesinato del padre del doctor García del Olmo, su cliente, al parecer cometido por uno de los internos del manicomio, un caso que considera un asesinato encubierto.

Sin embargo, a medida que avanza la trama, la línea entre la cordura y la locura comienza a difuminarse, no solo para Alice, sino también para el lector. ¿Es realmente una detective infiltrada o es una paciente más, presa de sus propias ilusiones? La ambigüedad se convierte en la protagonista silenciosa de esta novela, tejiendo una red de sospechas y revelaciones que nos mantiene en vilo hasta la última página.

Alice Gould es un personaje fascinante, una mujer de una inteligencia deslumbrante, capaz de manipular y observar con una frialdad casi clínica. Su perfil es complejo: ¿heroína perspicaz o paranoica convincente? Luca de Tena juega magistralmente con esta dualidad, sembrando dudas en cada uno de sus actos, en cada una de sus palabras. Su capacidad para analizar a los demás contrasta con la incertidumbre que genera su propia identidad. Es, en esencia, un espejo en el que se reflejan nuestras propias inseguridades sobre la percepción de la realidad.

Las relaciones de la trama con la vida real son escalofriantes. La novela nos abre una ventana a un mundo a menudo oculto y estigmatizado: el de las instituciones mentales. A través de la mirada de Alice, y de los otros internos, atisbamos la fragilidad de la mente, la facilidad con la que se pueden cruzar las fronteras de la cordura, y los métodos, a veces cuestionables, utilizados en el tratamiento de las enfermedades mentales en la época en que se sitúa la novela. Nos recuerda que la salud mental no es un concepto estático, sino un equilibrio delicado que puede romperse bajo el peso de las circunstancias o de predisposiciones biológicas.

En cuanto al análisis de las enfermedades mentales tratadas en el libro, Luca de Tena no se limita a enumerar síntomas. Nos introduce en la experiencia subjetiva de la enfermedad, aunque siempre desde la perspectiva incierta de Alice. Se vislumbran elementos de paranoia, de delirios de grandeza, de estados de confusión y desorientación.

Sin embargo, la maestría del autor radica en no etiquetar de forma simplista a sus personajes, sino en mostrar la complejidad y la individualidad de cada mente atormentada. Nos hace cuestionar los límites de la normalidad y la arbitrariedad de los diagnósticos.

“Los renglones torcidos de Dios” irrumpió en el panorama literario de su época con una fuerza inusitada. Su publicación en 1979 no solo generó un gran interés por la trama intrigante y la figura enigmática de Alice Gould, sino que también abrió un debate necesario sobre la realidad de las instituciones psiquiátricas y la percepción social de la enfermedad mental en la España de la transición.

El libro se convirtió rápidamente en un bestseller, atrapando a lectores de diversas procedencias, quienes se vieron inmersos en la atmósfera claustrofóbica del sanatorio y en el dilema constante sobre la cordura de su protagonista. La novela trascendió el mero entretenimiento, incitando a la reflexión y, para algunos, incluso actuando como un espejo de los prejuicios existentes hacia aquellos que sufren trastornos mentales. Su impacto fue tal que se convirtió en un referente dentro de la literatura de misterio psicológico en lengua española, marcando un antes y un después en la forma de abordar estas temáticas en la ficción popular.

La denominación “renglones torcidos de Dios” aplicada a las personas con enfermedades mentales surge directamente del título del libro de Torcuato Luca de Tena y de la metáfora que él construye. No es una denominación médica ni un término aceptado o utilizado generalmente por profesionales de la salud mental o por las propias personas que viven con estas condiciones.

Más bien, es una interpretación literaria y simbólica propuesta por el autor. Como expliqué anteriormente, la metáfora de los “renglones torcidos” alude a la desviación de la norma, a una percepción de la realidad que no sigue las líneas rectas y lógicas que la mayoría considera habituales. Al añadir la referencia a “Dios”, Luca de Tena sugiere que incluso en aquello que se desvía de lo esperado, podría haber un designio incomprensible o una manifestación diferente de la complejidad de la existencia.

En México se realizó una versión cinematográfica estrenada en 1983 con idéntico título, Los renglones torcidos de Dios dirigida por Tulio Demicheli y protagonizada por los actores mexicanos Lucía Méndez (como Alicia Gould), Gonzalo Vega, Mónica Prado, Manuel Ojeda y Alejandro Camacho. Torcuato Luca de Tena colaboró personalmente en la realización del guion.

Durante el Festival Internacional de Cine de San Sebastián de 2020 se anunció una nueva adaptación cinematográfica a cargo de Oriol Paulo y que cuenta con Bárbara Lennie como protagonista. Dicha película se estrenó finalmente el 6 de octubre de 2022, con el mismo título, Los renglones torcidos de Dios, fue un gran éxito de taquilla, y actualmente la encontramos en Netflix.

“Los renglones torcidos de Dios” es una poderosa reflexión sobre el estigma que aún hoy rodea a las enfermedades mentales. Nos confronta con nuestros propios prejuicios, con el miedo y la incomprensión que a menudo generan aquellos que viven con estas condiciones. A través de la ambigüedad de Alice y la galería de personajes del sanatorio, Luca de Tena nos invita a mirar más allá de las etiquetas, a reconocer la humanidad que reside en cada individuo, independientemente de sus luchas internas. Nos recuerda que la cordura es un espectro y que la empatía y la comprensión son los únicos antídotos contra el aislamiento y la discriminación.

“Los renglones torcidos de Dios” no es solo una novela de misterio psicológico; es una inmersión profunda en las complejidades de la mente humana, un espejo que nos devuelve una imagen, a veces incómoda, de nuestras propias fragilidades y prejuicios. Una lectura imprescindible para quienes se atreven a explorar los laberintos de la cordura y la sinrazón, con la certeza de que, al final del camino, encontraremos más preguntas que respuestas, y esa, mis queridos lectores, es la verdadera magia de la literatura.

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