El Ministerio de Salud y Protección Social – Minsalud ha declarado una alerta epidemiológica por fiebre amarilla, tras la confirmación de 54 casos y 22 muertes entre 2024 y lo que va de 2025. La enfermedad, que históricamente se había mantenido en zonas selváticas, ha comenzado a expandirse hacia regiones no endémicas, lo que encendió las alarmas de las autoridades de salud.
El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, encabezó la más reciente rueda de prensa sobre el tema, alertando a la población sobre la gravedad de esta enfermedad viral transmitida por mosquitos: “Puede producir hasta un 50% de mortalidad y necesitamos (…) hacerle saber a la gente la importancia de que se vacunen contra la fiebre amarilla, muy especialmente quienes estén pensando ir a más de 380 municipios que hoy son de alto riesgo”.

Un virus letal con nuevos focos
La fiebre amarilla es una enfermedad viral aguda que puede causar síntomas graves como fiebre alta, ictericia, hemorragias internas y fallo multiorgánico. Aunque existe una vacuna eficaz y de una sola dosis, su cobertura en adultos mayores ha sido limitada hasta hace pocos meses. Según datos del Instituto Nacional de Salud (INS), los casos confirmados se concentran principalmente en departamentos amazónicos y del sur del país, como Vaupés, Caquetá, Putumayo y Nariño. Sin embargo, el hallazgo reciente de casos en Tolima y Caldas, zonas no endémicas, representa un cambio significativo en el comportamiento epidemiológico del virus.
“Comenzamos a tener casos en departamentos como Tolima y Caldas donde no teníamos antecedentes históricos. Eso nos preocupa enormemente porque el virus está saliendo de las zonas selváticas y desplazándose hacia otras regiones”, advirtió Jaramillo.
Adultos mayores, los más afectados
Uno de los hallazgos más críticos en la gestión del brote ha sido el impacto desproporcionado de la enfermedad sobre la población mayor de 60 años. Hasta enero de 2025, esta población no estaba incluida en las campañas de vacunación, una omisión que, según el Ministerio, pudo haber costado vidas. “Comenzamos a vacunar a los adultos mayores solo a finales de enero, cuando ya había personas fallecidas que pudieron haber sido protegidas”, reconoció el ministro.
Según cifras oficiales, de los 54 casos confirmados hasta la fecha, 15 corresponden a personas mayores de 60 años, una tendencia que obligó a modificar los lineamientos de vacunación y a intensificar las acciones en campo.
El ciclo silvestre y la transmisión a zonas urbanas
La fiebre amarilla tiene un ciclo de transmisión selvático en el que los primates actúan como reservorios naturales del virus. Durante la rueda de prensa, el Ministerio hizo un llamado enfático a no manipular ni recoger monos enfermos o muertos, pues pueden ser portadores del virus. “Los primates también son víctimas. No cometan genocidio contra ellos”, sentenció Jaramillo, aludiendo a recientes casos donde campesinos recogieron micos enfermos en zonas rurales.
Uno de los temores principales de las autoridades es la transmisión del virus a zonas urbanas, facilitada por el mosquito Aedes aegypti, que se encuentra ya a altitudes de hasta 2.200 metros sobre el nivel del mar. Casos como el de Melgar (Tolima), donde una persona contrajo la enfermedad tras visitar un municipio cercano, evidencian esta transición. “El virus se mueve más rápido que nosotros”, reconoció la directora del INS, Diana Pava.
La vacunación como única defensa
El Ministerio insiste en que la vacunación es la única herramienta efectiva para prevenir la fiebre amarilla. La inmunización tiene un 99% de efectividad 30 días después de la aplicación, aunque se comienzan a generar defensas desde el día 10. La cobertura ha sido ampliada a toda la población desde los 9 meses de edad, incluyendo adultos mayores.
“Una sola dosis protege toda la vida”, afirmó Pava, quien destacó que gracias al esquema de vacunación infantil no se ha registrado ninguna muerte en menores de 15 años durante este brote.
En municipios como Ataco, Purificación, Dolores y Palocabildo (Tolima), se han desplegado equipos básicos de salud para realizar vacunación casa a casa, incluso en zonas rurales dispersas, con apoyo del Ejército, la Policía y líderes comunitarios. Hasta la fecha, se han vacunado más de 7.400 adultos mayores, y se han invertido cerca de $40.000 millones de pesos en infraestructura y personal para fortalecer la respuesta en los territorios afectados.
Declaratoria de emergencia en salud pública
Mediante la Circular 012 de 2025, el Ministerio de Salud instó a gobernadores y alcaldes a declarar la emergencia sanitaria en aquellos territorios que presenten casos confirmados en los últimos seis meses, o que evidencien desplazamiento del virus hacia nuevos focos. La alerta incluye acciones de contingencia como: intensificación de la vigilancia epidemiológica, vacunación masiva, control vectorial, educación comunitaria y fortalecimiento de la atención clínica.
También se ha reactivado el requerimiento de presentar el carné de vacunación contra fiebre amarilla a los viajeros que ingresan desde zonas endémicas, como Brasil. “Vamos a tener que volver a exigirlo. No podemos permitir que el virus se siga expandiendo sin control”, afirmó el ministro.
Del mismo modo, el Ministerio enfatizó que no puede obligar a nadie a vacunarse, pero sí exigirá que quienes se nieguen firmen un acta de desistimiento. En el caso de los menores de edad, el Estado puede intervenir si los padres se oponen: “La patria potestad sobre los niños está a nombre del Estado”, subrayó Jaramillo.
Colombia enfrenta un reto epidemiológico que pone a prueba su capacidad de respuesta en salud pública. La expansión atípica del virus de la fiebre amarilla hacia nuevos territorios exige coordinación interinstitucional, vigilancia activa, y una ciudadanía comprometida con la prevención. La historia reciente muestra que la vacunación salva vidas. Ahora, el desafío es llegar a todos los rincones donde el mosquito podría llegar primero.