Estados Unidos enfrenta una creciente crisis en la atención a la salud materna, con graves consecuencias para las mujeres, especialmente en áreas rurales y desatendidas. Según un reciente informe denominado ‘Nowhere to Go: Maternity Care Deserts Across the US’, uno de cada tres condados en el país no cuenta con un solo obstetra, lo que limita significativamente el acceso de las mujeres a cuidados esenciales durante el embarazo y el parto. Esta alarmante realidad expone las brechas en el sistema de salud y subraya la necesidad urgente de soluciones para garantizar una atención adecuada y equitativa a todas las madres, independientemente de su lugar de residencia.
El informe publicado por March of Dimes, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la salud infantil y materna, informó que en muchas partes del país tanto ginecólogos, obstetras y los médicos de familia que atienden partos están abandonando el mercado laboral, lo cual está empeorando el acceso a la atención sanitaria. Específicamente, en más del 35% de los condados en el país son considerados desiertos de atención materna, lo que significa que no cuentan con una sola instalación de parto o clínico obstetra disponible. Este fenómeno afecta a más de 2.3 millones de mujeres en edad reproductiva, y en 2022, más de 150,000 bebés nacieron en estas áreas con acceso limitado o nulo a atención adecuada.
El cierre de unidades obstétricas y la escasez de personal aumentan el riesgo de partos prematuros en zonas rurales de EE.UU.
Además, entre 2021 y 2022, 1 de cada 25 unidades obstétricas cerró en todo el país, dejando a las mujeres con menos opciones y obligándolas a viajar largas distancias para recibir atención. Este cierre de unidades se debe a problemas financieros, falta de personal y bajos volúmenes de nacimientos, particularmente en áreas rurales. Además, el 70% de los centros de nacimiento del país están concentrados en solo 10 estados, lo que agrava la falta de opciones para las familias en muchas regiones.
Estos datos indican que los obstetras y ginecólogos de todo el país atendieron a más del 85% de los bebés nacidos en 2022, pero el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés) prevé que el país se enfrentará a una escasez de entre 12.000 y 15.000 obstetras y ginecólogos para 2050.
Frente a esta situación, la Dra. Amanda Williams, directora médica interina de March of Dimes, indicó que “en los últimos cinco años, por ejemplo, se ha producido un aumento significativo en el número de hospitales que han cerrado sus unidades de obstetricia, ya que la escasez de personal, los bajos reembolsos y el bajo volumen de nacimientos influyen en la decisión de los hospitales de cerrar las unidades de obstetricia y dejan a las pacientes con opciones muy limitadas sobre dónde pueden dar a luz”.
Además, aseguró que después de la pandemia hay mucha escasez de personal, especialmente de enfermería y seguido de esto hay pocos ginecólogos/obstetras y médicos de familia y matronas que podrían asumir más carga.
De otro lado, el informe explicó que los médicos de familia brindan atención en maternidad en algunas zonas donde el acceso a los ginecólogos y obstetras es limitado e inexistente. Además, los médicos de familia representan uno de cada cuatro obstetras en los condados rurales, frente a solo uno de cada 20 en los condados urbanos.
Se detalla que la sentencia Dobbs de la Corte Suprema de EE.UU., la cual anuló el caso Roe vs. Wade en 2022, sigue afectando a cómo y dónde se forman y atienden los ginecólogos y obstetras. Por ejemplo, “en los estados con las leyes de aborto más restrictivas, los médicos enfrentan graves consecuencias, incluidos los riesgos potenciales de perder sus licencias médicas y encarcelamiento por proporcionar abortos, incluidos los que son médicamente necesarios”.
Otro hallazgo clave del informe es que vivir en un “desierto de atención materna” está relacionado con un 13% más de riesgo de parto prematuro. Esto se traduce en más de 10,000 nacimientos prematuros en estos condados entre 2020 y 2022, lo que demuestra la profunda disparidad en los resultados de salud entre las mujeres que viven en áreas con acceso limitado a la atención y aquellas en áreas con acceso completo.
Las mujeres que viven en estos desiertos también enfrentan tasas más altas de condiciones crónicas como hipertensión y obesidad, lo que incrementa el riesgo de complicaciones durante el embarazo. La falta de cobertura de seguro médico también es significativa en estas áreas, donde las mujeres tienen el doble de probabilidades de estar sin seguro en comparación con aquellas en áreas con acceso completo.
Consecuencias en la salud materna y neonatal
Las disparidades en el acceso a la atención materna tienen efectos profundos en los resultados de salud. Las tasas de parto prematuro son significativamente más altas en los desiertos de atención materna. Las personas que viven en estas zonas tienen un 13% más de riesgo de parto prematuro en comparación con aquellas que viven en condados con acceso total. Entre 2020 y 2022, se reportaron más de 51.000 partos prematuros en los desiertos de atención materna.
El cuidado prenatal insuficiente es otro problema común en estas áreas. Casi el 16% de los bebés nacidos en desiertos de atención materna no recibieron la atención prenatal adecuada, y aproximadamente 18.000 bebés no recibieron ninguna atención prenatal en absoluto durante el mismo período. Esto genera riesgos elevados tanto para las madres como para los recién nacidos, incluyendo complicaciones durante el embarazo y mayores tasas de mortalidad infantil.
Disparidades raciales en los resultados del parto
Este informe también resalta las disparidades raciales en los resultados de los partos, que son particularmente evidentes entre las mujeres negras y latinas. Las mujeres negras, en particular, enfrentan un mayor riesgo de complicaciones durante el embarazo y el parto, lo cual se ve agravado por su residencia en desiertos de atención materna. De acuerdo con el informe, las mujeres negras que viven en estos desiertos tienen un 12% más de probabilidades de tener un parto prematuro en comparación con aquellas que viven en áreas con acceso completo a la atención materna.
Las mujeres latinas también están desproporcionadamente afectadas por la falta de acceso a la atención. El informe señala que las mujeres latinas tienen tasas más altas de falta de atención prenatal adecuada y enfrentan más barreras para acceder a los servicios de salud debido a factores como el idioma y el estatus migratorio. Estas desigualdades contribuyen a una mayor incidencia de nacimientos prematuros, complicaciones y resultados adversos para la salud, tanto de las madres como de los recién nacidos.
El informe subraya que las disparidades raciales en los resultados del parto no solo se deben a la falta de acceso a servicios médicos, sino también a factores estructurales como la discriminación sistémica en el sistema de salud. Las mujeres negras, por ejemplo, son menos propensas a recibir un tratamiento adecuado para sus complicaciones durante el embarazo, lo que incrementa su riesgo de mortalidad materna, que es tres veces mayor que el de las mujeres blancas en los Estados Unidos.
Barreras geográficas al acceso y soluciones propuestas
El acceso a la atención materna está gravemente afectado por las barreras geográficas, particularmente en las áreas rurales de los Estados Unidos. El informe revela que las mujeres que viven en desiertos de atención materna deben viajar en promedio 38 minutos para llegar al hospital más cercano que ofrezca servicios de parto. Este tiempo es más del doble que el de las mujeres que viven en áreas con acceso completo, que solo deben viajar alrededor de 14.4 minutos.
El informe subraya que el tiempo de viaje es aún mayor en estados rurales como Alaska, Dakota del Norte y Montana, donde algunas mujeres deben viajar más de 30 minutos para recibir atención. En algunos casos extremos, las mujeres en áreas remotas de Alaska deben viajar en avión o helicóptero para llegar a un hospital. Estas barreras geográficas no solo generan complicaciones médicas, sino también un estrés financiero y emocional adicional para las familias.
Otro desafío es que muchas de las instalaciones que ofrecen atención obstétrica en áreas rurales han cerrado debido a dificultades económicas y la falta de personal capacitado. Según el informe, entre 2021 y 2022 cerró 1 de cada 25 unidades obstétricas en el país, lo que ha reducido aún más las opciones para las mujeres en estas regiones. Los cierres de estas unidades han afectado principalmente a los condados rurales y han aumentado las disparidades de acceso entre las zonas urbanas y rurales.
Ante esta grave crisis, el informe de March of Dimes propone varias soluciones para mejorar el acceso a la atención materna y reducir las disparidades. Una de las principales recomendaciones es la expansión de los centros de parto en áreas rurales. Estos centros ofrecen una alternativa más accesible y asequible para las mujeres que viven en desiertos de atención materna, ya que no requieren la infraestructura completa de un hospital y pueden brindar atención de calidad en un entorno más cercano a las comunidades necesitadas.
Otra solución clave es aumentar la presencia de parteras certificadas (CNM), especialmente en los estados donde su práctica está restringida. Actualmente, las parteras certificadas no pueden ejercer con plena autoridad en 23 estados, lo que limita su capacidad para ofrecer atención materna en áreas rurales. Al permitir que las parteras ejerzan con mayor independencia, se podría ampliar la capacidad del sistema de salud para cubrir las necesidades de atención materna en todo el país.
El informe también señala la importancia de mejorar los reembolsos de Medicaid para los hospitales rurales. Muchas de estas instalaciones han cerrado sus servicios obstétricos debido a la falta de fondos suficientes, y el aumento de las tasas de reembolso podría ayudar a mantener estos servicios operativos. Dado que Medicaid cubre más de la mitad de los nacimientos en los Estados Unidos, su papel en la financiación de la atención materna es crucial.
Adicionalmente, el informe aboga por la ampliación del acceso a la telemedicina, particularmente en las primeras etapas del embarazo. La telemedicina puede ser una herramienta eficaz para proporcionar consultas prenatales a mujeres que viven en áreas remotas o que enfrentan dificultades para viajar a un centro de salud. Sin embargo, la falta de acceso a internet de alta velocidad en muchas áreas rurales sigue siendo una barrera para la implementación de esta solución.
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