Tras una década de progresos constantes, la vacunación global se encuentra ahora en una encrucijada: tras el caótico desvío de recursos durante la pandemia de COVID-19 y el auge de la desinformación, las coberturas vacunales han caído a niveles no vistos desde hace más de una década. Con 14,5 millones de niños sin recibir ni una sola dosis y brotes crecientes de sarampión, difteria y poliomielitis, los sistemas sanitarios del mundo afrontan el reto de recuperar el terreno perdido pa evitar que enfermedades consideradas erradicadas vuelvan a golpear con fuerza.
Este tropiezo amenaza el cumplimiento de la Agenda de Inmunización 2030 de la Organización Mundial de la Salud y exige respuestas urgentes en comunicación, financiamiento y logística para proteger a la próxima generación.
Cobertura en retroceso: datos que alarman
Entre 2010 y 2019, la cobertura de la tercera dosis de la vacuna DTP (difteria, tétanos y tos ferina) creció del 79% al 86%. Sin embargo, en 2023 volvió a situarse en el 84 %, nivel más bajo desde 2008 . En el caso de la vacuna contra el sarampión, la primera dosis alcanzó un 86 % en 2019; en 2023 solo cubrió al 83 % de los lactantes . Este descenso implica que 14,5 millones de “niños con dosis cero” siguen desprotegidos, la cifra más alta de la última década .
Un análisis de The Lancet revela que el estancamiento de la vacunación global afecta en mayor medida a regiones con sistemas sanitarios frágiles. Países como Afganistán y la República Centroafricana registraron coberturas DTP3 por debajo del 60 % en 2023, cuando en 2019 estaban en torno al 70% .
¿Por qué retrocedimos? Tres causas principales
Desinformación y pérdida de confianza en la vacuncación global.
- Wellcome Trust muestra que el porcentaje de personas que creen que las vacunas no son necesarias subió del 12 % en 2019 al 20 % en 2024 en América Latina y África subsahariana .
- La Universidad de Oxford identificó más de 5.000 rumores antivacunas en redes sociales durante 2022–2023.
Desvío de recursos sanitarios.
- La OMS reportó que 68 países tuvieron interrupciones moderadas o graves en sus programas de vacunación rutinaria durante los picos de COVID-19 .
- Entre el 30% y el 40% del personal de cadena de frío fue reasignado a la distribución de vacunas contra COVID-19.
Ajustes presupuestales y sostenibilidad.
- El financiamiento de Gavi cayó un 15% real entre 2021 y 2024 tras la retirada de donantes de alto ingreso .
- El Banco Mundial alerta de un déficit de 3.000 millones de dólares anuales para la vacuncación global en 2026.
Rebrotes y vulnerabilidad: un golpe a la prevención
El retroceso en la cobertura vacunal ya se traduce en brotes que ponen a prueba a los sistemas de salud. En 2024, el sarampión resurgió con fuerza, duplicando los 1.250.000 casos reportados en 2018 y alcanzando los 2.500.000, lo que evidencia una fractura en la vacunación colectiva que puede extenderse a nivel global. Simultáneamente, la difteria reapareció en zonas de conflicto como Nigeria y Yemen, con 3 200 casos combinados en 2023 frente a menos de 500 anuales antes de 2020, un aumento imputable a la interrupción de campañas de vacunación y al deterioro de los servicios sanitarios locales.
Además, la poliomielitis casi erradicada a finales de la pasada década registró 44 brotes de poliovirus circulante en 2024, el doble de las 18 ocasiones notificadas en 2019, y advierte sobre el riesgo de reintroducción en comunidades con baja inmunidad. Cada uno de estos rebrotes conlleva un coste médico elevado un caso grave de sarampión puede implicar gastos superiores a 1.200 USD en hospitalización y tratamiento, según CIDRAP y amenaza con saturar sistemas ya tensionados.
Voces expertas: recomendaciones de quienes están en la trinchera
El Dr. Paul Offit, vacunólogo y director del Centro de Educación en Vacunas del Children’s Hospital of Philadelphia, advierte que “la vacunación no debe tratarse como un programa discrecional, sino como la columna vertebral de la seguridad sanitaria global”. En línea con esta visión, la OMS y UNICEF insisten en recuperar a los llamados “niños con dosis cero” mediante mapeo georreferenciado y despliegue de equipos móviles puerta a puerta, al tiempo que lanzan campañas de comunicación localizadas que involucren a líderes comunitarios para contrarrestar mitos.
Así mismo, subrayan la urgencia de reforzar el financiamiento multilateral con compromisos de largo plazo a través de Gavi y fondos nacionales, y de apostar por innovaciones logísticas como cadenas de frío independientes de la electricidad y plataformas digitales de gestión en tiempo real para garantizar el acceso oportuno y sostenido a las vacunas.
Casos de éxito: lecciones que funcionan
La experiencia de Rwanda y Nepal demuestra que las políticas integrales, que combinan medidas normativas con accesibilidad comunitaria, pueden revertir rápidamente las caídas en la cobertura vacunal. En Rwanda, imponer la vacunación como requisito para la matrícula escolar una sanción suave que apeló al derecho a la educación creó un incentivo poderoso: los padres acudían a los centros de salud para completar los esquemas de sus hijos, mientras que las “clínicas de barrio” itinerantes, organizadas cada fin de semana, facilitaban el acceso a las dosis sin interrumpir jornadas laborales o escolares.
Por su parte, Nepal apostó por la comunicación directa: el envío de alertas por SMS a mujeres embarazadas recordó citas clave en el calendario vacunal y redujo las barreras de seguimiento, lo que se tradujo en un aumento del 12 % en la finalización de esquemas entre 2021 y 2024. Ambos casos subrayan que, más allá de la disponibilidad de vacunas, el éxito radica en adaptar las estrategias a las realidades locales y en garantizar que la inmunización resulte conveniente, oportuna y en el caso de Rwanda vinculada a beneficios sociales tangibles.
Camino a 2030: la Agenda de Inmunización
La OMS ha establecido objetivos ambiciosos para 2030 con el fin de sellar las brechas que dejaron los retrocesos de la pandemia. Alcanzar un 95% de cobertura con las vacunas básicas en todos los países es fundamental para sostener la inmunidad colectiva y minimizar el riesgo de rebrotes, pues estudios muestran que ese nivel de alcance reduce en más de un 90% la incidencia de enfermedades como el sarampión y la tos ferina .
De igual modo, la meta de eliminar la transmisión perinatal de la hepatitis B fijada en menos de un 0,1% de los recién nacidos permitiría prevenir anualmente decenas de miles de casos crónicos a largo plazo, mejorando sustancialmente la carga de enfermedad hepática en regiones de ingresos bajos y medios.
Reducir en un 50 % el número de “niños con dosis cero” respecto a 2019 implica identificar y vacunar a los 14,5 millones de menores que nunca comenzaron su calendario, una tarea que exige sistemas de información integrados para rastrear coberturas, la reinversión de recursos en cadenas de frío y personal sanitario, y la movilización de alianzas público-privadas que aporten innovación logística desde vacunas termoestables hasta redes de salud digital para llevar dosis a las comunidades más aisladas.
Solo con un compromiso político que alinee presupuestos nacionales, refuerce infraestructura y promueva la colaboración intersectorial será posible transformar estas metas en realidades tangibles.
Cuenta regresiva para mantener la inmunidad
El estancamiento en la vacunación global tras la pandemia pone en riesgo décadas de avances en salud pública. Solo una acción coordinada combinando financiamiento sostenible, lucha contra la desinformación y mejoras operativas permitirá retomar la senda hacia las metas de la OMS 2030 y salvaguardar la salud de las próximas generaciones.