En un contexto de creciente competencia global por el liderazgo tecnológico, la administración del expresidente Donald Trump publicó un plan de acción para la adopción de inteligencia artificial (IA), centrado en eliminar barreras regulatorias e impulsar el desarrollo tecnológico en Estados Unidos. Aunque el documento hace escasas referencias al sector salud, representa un hito en la construcción de una política federal de inteligencia artificial, considerada clave por los expertos para garantizar una implementación segura, ética y eficiente de esta tecnología en ámbitos estratégicos como la atención médica.
Uno de los ejes principales del plan es la eliminación de regulaciones consideradas “onerosas”, que podrían estar frenando el desarrollo de la IA. Según el documento, la administración pidió a las agencias federales evaluar si deben limitar fondos a los estados con marcos regulatorios considerados restrictivos, aunque no se especificaron cuáles serían estos casos.
Centros de Excelencia y alianzas estratégicas: nodos para implementar la política federal de inteligencia artificial
El plan contempla además la creación de Centros de Excelencia en IA habilitados por agencias federales como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), con el propósito de implementar, evaluar y escalar herramientas de inteligencia artificial. Esta estrategia busca fortalecer la capacidad del país para desarrollar soluciones aplicables en diversos sectores, incluidos los servicios de salud.
De igual forma, se propone la conformación de grupos de trabajo intersectoriales con participación de actores públicos, privados y académicos enfocados en sectores específicos como la salud. Estos grupos serían responsables de fomentar la adopción de estándares nacionales de IA, así como de establecer métricas claras sobre cómo esta tecnología contribuye a mejorar la productividad.
Reacciones del sector salud: entre la expectativa y la cautela
Pese a su escasa presencia en el documento, el sector salud reaccionó con atención al anuncio. La organización de compras grupales Premier calificó el plan como una hoja de ruta hacia una “inteligencia artificial segura y fiable en el ámbito sanitario”, según expresó Soumi Saha, vicepresidenta sénior de asuntos gubernamentales.
Por su parte, Leigh Burchell, presidente del Comité Ejecutivo de la Asociación de Registros Electrónicos de Salud (EHR Association), subrayó que una regulación federal uniforme es crucial para el desarrollo sostenible de la IA. “Los mandatos estatales fragmentados corren el riesgo de ralentizar la innovación y dificultar el cumplimiento, lo que podría desalentar la adopción”, declaró Burchell.
Estas declaraciones reflejan una preocupación constante entre los desarrolladores y proveedores de servicios de salud: la necesidad de un marco regulatorio homogéneo y basado en riesgos, que facilite la innovación sin comprometer la seguridad del paciente.
Riesgos latentes: errores algorítmicos y sesgos inherentes
A pesar de las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial en medicina, desde diagnósticos más precisos hasta automatización de tareas administrativas, los riesgos asociados a su uso no son menores. La literatura técnica advierte que las respuestas inexactas, los sesgos en los modelos de entrenamiento y la falta de supervisión continua pueden generar consecuencias adversas tanto para pacientes como para profesionales de la salud.
En este sentido, los expertos coinciden en que la implementación efectiva de herramientas de IA en salud requiere inversión no solo en infraestructura tecnológica, sino también en talento humano que supervise, actualice y audite constantemente los algoritmos. Lejos de ser un proceso autónomo, el uso seguro de IA demanda intervención humana sostenida.
Una política federal que se reconstruye: entre la continuidad y la reversión
El nuevo plan de acción llega en un contexto de vaivenes normativos. La administración Biden había intentado previamente establecer una hoja de ruta estratégica para la inteligencia artificial en salud, con la creación de un grupo de trabajo liderado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), cuya misión era diseñar un plan sectorial. Sin embargo, esa orden fue revocada apenas días después de que Trump asumiera el cargo.
La nueva política federal de inteligencia artificial no retoma directamente el trabajo previo, pero constituye una primera señal del interés federal por recuperar la iniciativa en IA, en momentos donde Europa y China avanzan rápidamente en marcos regulatorios sectoriales.
Descargue aquí la política federal de inteligencia artificial: