La Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de su Grupo Asesor Estratégico de Expertos en Inmunización (SAGE), ha emitido nuevas recomendaciones que marcan un giro estratégico en la política global de salud pública: vacunar contra la gripe aviar A(H5) a grupos de alto riesgo incluso en períodos interpandémicos. La medida busca reducir el riesgo de futuras pandemias y proteger al personal sanitario, a quienes trabajan en contacto con animales y a comunidades vulnerables en zonas con brotes confirmados.
Al mismo tiempo, el SAGE ha reforzado lineamientos en polio, malaria, COVID-19 y tuberculosis, en un contexto de brechas crecientes en acceso a la inmunización. Estas directrices, enmarcadas en la Agenda de Inmunización 2030, tienen un alcance global y plantean desafíos específicos para países de ingresos medios como Colombia.
Contexto y alcances de las directrices del SAGE
El SAGE de la OMS ha delineado un conjunto de prioridades para fortalecer la inmunización frente a amenazas emergentes y persistentes. Entre las más relevantes está la recomendación de aplicar la vacuna contra la influenza aviar A(H5) a poblaciones con alto riesgo de exposición zoonótica, así como la actualización de estrategias para malaria, poliomielitis, COVID-19 y tuberculosis.
Estas medidas surgen en un momento en el que la cobertura vacunal se ha recuperado parcialmente tras la pandemia, pero aún persisten profundas desigualdades entre países. La OMS advierte que los programas de inmunización enfrentan un escenario complejo, influido por restricciones presupuestales, tensiones geopolíticas y cambios estructurales en los sistemas de salud. Para América Latina, estas recomendaciones representan una hoja de ruta que combina política pública, sostenibilidad financiera y cooperación internacional.
Vacunación contra gripe aviar (H5): un enfoque preventivo
Aunque los contagios humanos de gripe aviar H5 son esporádicos, el potencial de transmisión zoonótica y el riesgo de mutaciones con capacidad de propagación entre personas justifican la adopción de medidas preventivas. El SAGE recomienda inmunizar de forma selectiva durante los periodos interpandémicos a tres grupos clave: personal de primera respuesta en brotes, trabajadores sanitarios que diagnostican y manejan casos sospechosos, y personas en contacto permanente con animales en zonas donde se han reportado infecciones.
La OMS ha confirmado la existencia de una reserva internacional de vacunas H5, con una capacidad estimada de 150 millones de dosis destinada a emergencias o a garantizar el abastecimiento en países con menor acceso. Esta estrategia busca asegurar equidad en la respuesta sanitaria global.
No obstante, las limitaciones son evidentes. Las vacunas H5 tienen niveles de inmunogenicidad más bajos que las estacionales y, en muchos casos, requieren adyuvantes. Además, la evidencia clínica en humanos es limitada, lo que obliga a los países a evaluar cuidadosamente el balance riesgo-beneficio antes de decidir campañas masivas. En contextos con recursos restringidos, la OMS subraya que esta vacunación debe complementarse con vigilancia epidemiológica y control sanitario en animales.
Polio: la apuesta por dosis fraccionadas
El SAGE reafirmó la importancia de mantener la inmunización contra la polio y respaldó el uso de dosis fraccionadas de la vacuna antipolio inactivada (fIPV) como estrategia de ahorro de recursos sin perder eficacia. Se trata de aplicar un quinto de la dosis habitual por vía intradérmica, lo que permite ampliar la cobertura con los mismos insumos. Estudios clínicos demuestran que dos dosis fraccionadas intradérmicas logran tasas de seroconversión superiores frente a una dosis completa intramuscular Esta vía aprovecha la alta concentración de células inmunes en la dermis, potenciando la respuesta del organismo.
Entre sus ventajas, la fIPV permite inmunizar hasta 25 niños con un vial de 5 ml frente a solo 5 con dosis completas, reduciendo costos logísticos y optimizando el suministro. Sin embargo, enfrenta obstáculos: su uso intradérmico aún no cuenta con aprobación plena de fabricantes, exige capacitación técnica especializada y requiere dispositivos adecuados para su aplicación.
Malaria, COVID-19 y tuberculosis: prioridades vigentes
En malaria, el SAGE ratificó el esquema de cuatro dosis de vacuna en contextos de transmisión moderada a alta, recomendando que la última aplicación se integre con otras intervenciones en el segundo año de vida.
En COVID-19, los expertos destacaron la reducción global de casos entre 2024 y 2025, pero advirtieron que la cobertura de vacunación anual es baja y concentrada en países de altos ingresos. Recomendaron actualizar la hoja de ruta de inmunización, dado que la protección frente a variantes como Ómicron disminuye a los seis meses.
En tuberculosis, se contabilizan 16 vacunas candidatas en desarrollo clínico, cinco en fase 3. Una de ellas, la M72/AS01E, podría estar lista hacia 2028 si los ensayos son exitosos. Además, el SAGE resaltó el valor de las vacunas combinadas, que simplificarían la logística y reducirían el número de inyecciones necesarias en los programas de inmunización infantil.
Implicaciones para Colombia y países de ingresos medios
La aplicación de estas recomendaciones supone retos específicos para países de ingresos medios, como Colombia. El primer desafío es normativo: la introducción de vacunas H5 y el uso de fIPV requieren ajustes regulatorios y autorizaciones claras, así como marcos de responsabilidad que garanticen seguridad técnica y jurídica.
En segundo lugar, se necesita fortalecer la infraestructura y la capacitación. El personal de salud deberá formarse en técnicas de vacunación intradérmica, mientras que se refuerzan cadenas de frío y se incorporan dispositivos adecuados. Los sistemas de farmacovigilancia deberán monitorear en tiempo real la seguridad de las nuevas modalidades de aplicación.
El financiamiento constituye otro reto central. Con recursos limitados, Colombia debe priorizar intervenciones de mayor impacto y buscar cofinanciación de organismos multilaterales como Gavi y el Banco Mundial, fundamentales para garantizar sostenibilidad.
Finalmente, la vigilancia epidemiológica y ambiental será esencial. En gripe aviar, esto significa fortalecer la detección en aves de corral y fauna silvestre; en polio, mantener el monitoreo de aguas residuales como herramienta clave para anticipar brotes. Una vigilancia robusta permitirá responder de forma oportuna antes de que se desaten emergencias de gran escala.
Claves para la seguridad sanitaria global
Las recomendaciones del SAGE de la OMS configuran una hoja de ruta estratégica para reforzar la resiliencia de los sistemas de salud en un escenario marcado por riesgos múltiples. Desde la gripe aviar hasta la poliomielitis y la tuberculosis, las directrices marcan un horizonte de acción que exige anticipación, cooperación internacional y financiamiento sostenible.
Para Colombia, el reto será traducir estas medidas en políticas públicas concretas, fortaleciendo la regulación, capacitando al talento humano y priorizando recursos en medio de múltiples demandas. Adoptar esquemas de vacunación selectiva y dosis fraccionadas no es solo una medida técnica: es una decisión estratégica para garantizar seguridad sanitaria y sostenibilidad del sistema de salud en un contexto global interdependiente.