Lo que debes saber sobre la cistitis o infección urinaria

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Uno de los motivos más frecuentes en la consulta médica es la cistitis, o, popularmente conocida como infección urinaria. Sin embargo, el término médico se refiere a la inflamación de la vejiga e infección del tracto urinario por diversas causas; de hecho, describe como la detección de microorganismos en la orina, siendo comúnmente bacterias (bacteriana) y ocasionalmente hongos (micótica) o virus (vírica).

De acuerdo con estadísticas globales, el 50% de la población femenina experimentará un problema urinario al menos una vez durante su vida, atribuido a la longitud de la uretra (tan solo 4 cms) que facilita el paso de microorganismos al interior del cuerpo. Además, se ha evidenciado que la mayoría de casos ocurren entre los 18 y los 30 años en mujeres sanas.

Por lo general, la cistitis desaparece en pocos días. Sin embargo, en situaciones más complicadas o recurrentes, es posible que el paciente necesite un tratamiento a largo plazo con los fármacos más adecuados para combatir la causa de la infección.

¿Cuáles son los síntomas y causas de la cistitis?

Los signos más comunes de la cistitis incluyen sensaciones de ardor, dolor o escozor en la micción. También se puede experimentar la sensación de orinar y tener que hacerlo con mayor frecuencia, en cantidades muy reducidas a las normales. Si la infección ha progresado, también puede presentarse sangre en la orina (hematuria), fatiga, malestar general, un cambio en el color de la orina hacia tonalidades más oscuras, con un olor distinto y otra densidad (más turbia).

Si estos síntomas se acompañan de fiebre, es posible que la infección afecte a otros órganos, como los riñones o la próstata, en el caso de los hombres.

Con respecto a las causas -y como se mencionó al inicio de este artículo-, las infecciones del tracto urinario son producidas por bacterias (cistitis bacteriana). Pero, la cistitis también puede tener otras causas como exposición a radioterapia, uso de geles espermicidas, tener relaciones sexuales sin protección, reacciones a medicamentos, entre otros (cistitis no infecciosas).

En la cistitis bacteriana, los especialistas han identificado como responsables a los microorganismos que provienen de las heces. siendo las enterobacterias las responsables. Hasta el día de hoy, la Escherichia coli – E. coli ocupa un papel predominante, siendo responsable del 85% de las infecciones no complicadas en mujeres sexualmente activas, del 70% de las infecciones no complicadas en adultos y del 50% de las infecciones hospitalarias.

Después de la E. coli, otros gérmenes comunes incluyen Proteus, Klebsiella, Enterobacter, Citrobacter, Pseudomonas, Serratia, Staphylococcus, Streptococcus Faecalis, y especialmente, el Staphylococcus Saprophyticus, que representa el 15% de las infecciones en mujeres sexualmente activas, indica la Clínica Universidad de Navarra.

¿Existen factores de riesgo para la cistitis?

En la actualidad, se sabe que existen ciertos aspectos que pueden predisponer la aparición de cistitis: condiciones médicas previas, factores demográficos, hábitos integrados al estilo de vida. Sin embargo, puede existir un mayor riesgo en las siguientes situaciones:

  • Ser una persona sexualmente activa.
  • Uso de cierto tipo de anticonceptivos.
  • Padecer diabetes, cáncer o ser una persona inmunosuprimida.
  • Estar en embarazo o atravesar la menopausia.
  • Tener una obstrucción en las vías urinarias.
  • Ser diagnosticado con litiasis infecciosa (cálculos secundarios a una infección crónica de las vías urinarias).
  • Experimentar dificultades en el tránsito intestinal, ya sea en forma de estreñimiento o diarrea.

Varios hábitos y condiciones también pueden favorecer el desarrollo de infecciones de vías urinarias: exponerse al frío, uso de ropa íntima ajustada, situaciones de estrés emocional, beber poca agua o cambios hormonales, especialmente en las mujeres.

¿Cómo se diagnostica y cuál es su tratamiento?

Las pruebas y análisis requeridos para evaluar a un paciente con cistitis varían según la ubicación presunta de la infección y los síntomas presentes. Entre las evaluaciones más comunes se encuentran el examen físico (médico realiza una palpación de la zona abdominal y pélvica del paciente para identificar áreas dolorosas o con enrojecimiento), el análisis de orina (para determinar la presencia de agentes infecciosos) y el cultivo de orina, líquido vaginal o líquido uretral (identificar con precisión el agente patógeno y medir la efectividad de los antibióticos).

El tratamiento de la cistitis generalmente implica el uso de antibióticos, y la elección específica depende del caso, la causa y el tipo de infección, ya sea que sea la primera vez que se presenta o si es una infección recurrente.

Para elegir el medicamento antibiótico, los médicos o especialistas se deben tener en cuenta tres aspectos fundamentales:

  • Que exhiba una baja prevalencia de resistencias bacterianas, manteniéndose por debajo del 20%.
  • Que su administración sea fácilmente cumplible, mediante una pauta corta que garantice la presencia sostenida del antibiótico durante un período de 3 días.
  • Que genere un impacto ecológico mínimo.

Cuando la infección es consecuencia de una obstrucción física en el flujo de orina, como podría ser el caso de una piedra, es posible que se requiera una intervención quirúrgica para eliminar el factor obstructor o corregir alguna anomalía física, como la presencia de un útero o una vejiga descendidos.

Si crees que puedes tener cistitis, los especialistas recomiendan corroborar el diagnóstico en una consulta médica y beber mucha agua. Bajo ninguna circunstancia se aconseja la automedicación, ya que puede generar resistencia bacteriana con el paso del tiempo.

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