ImP, el metabolito intestinal que impulsa la aterosclerosis y revoluciona su diagnóstico

Investigación del CNIC revela que el metabolito ImP, derivado de la microbiota, impulsa la aterosclerosis y abre puertas a un diagnóstico más temprano.
ImP, el metabolito intestinal que impulsa la aterosclerosis y revoluciona su diagnóstico

Escucha esta noticia

Cargando audio...

Un estudio reciente del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha demostrado que el propionato de imidazol (ImP), producido por la microbiota intestinal, actúa como un verdadero catalizador de la aterosclerosis. Este hallazgo allana el camino a tests de sangre accesibles y terapias dirigidas.

Un descubrimiento que redefine la enfermedad vascular

Durante décadas, la aterosclerosis se ha vinculado principalmente a niveles elevados de colesterol, hipertensión y tabaquismo. No obstante, la investigación liderada por Annalaura Mastrángelo y David Sancho reveló que ImP un subproducto del metabolismo de la histidina a cargo de ciertas bacterias intestinales induce directamente la formación de placas en las arterias, más allá de su mera asociación.

Del intestino a la pared arterial: mecanismo de acción

El equipo midió ImP en más de 400 voluntarios sanos; quienes mostraron concentraciones superiores a 1,5 µM presentaron aterosclerosis activa en estudios de imagen coronaria. En paralelo, experimentos en ratones confirmaron que la inyección de ImP provocó inflamación arterial y acumulación de lípidos en la íntima vascular. Al administrar un antagonista del receptor imidazolínico tipo 1 (I1R), se logró una reducción de hasta 60 % en la progresión de la enfermedad . “Este metabolito dispara la respuesta inflamatoria de los macrófagos, promoviendo la formación de placas”, explica el Dr. Sancho, jefe del Laboratorio de Inmunobiología del CNIC.

ImP como biomarcador: la nueva frontera diagnóstica

Hasta hoy, confirmar una aterosclerosis temprana requería técnicas de imagen como tomografía computarizada coronaria o resonancia magnética, costosas y de acceso limitado. ImP ofrece la ventaja de un test de plasma: con una muestra de sangre, es posible identificar a individuos con aterosclerosis activa incluso antes de que aparezcan síntomas. “Un análisis de ImP podría incorporarse a chequeos rutinarios, facilitando la detección precoz y reduciendo la carga de complicaciones cardiovasculares”, señala la Dra. Mastrángelo.

Estrategias terapéuticas emergentes

El estudio abre dos vías de intervención clínica:

  • Modulación de la microbiota: Dietas ricas en fibra y probióticos específicos pueden reducir la producción de ImP, ayudando a mantener sus niveles bajo control.
  • Bloqueo del receptor I1R: Fármacos antagonistas en fase preclínica muestran eficacia para inhibir la acción de ImP y frenar la inflamación arterial.

La combinación de estatinas dirigidas al metabolismo del colesterol con bloqueantes de I1R podría potenciar un efecto sinérgico, ofreciendo un enfoque integral para prevenir y revertir la aterosclerosis.

¿Qué retos quedan por delante?

  • Ensayos clínicos amplios: Validar la utilidad del test de ImP en diferentes poblaciones y en pacientes con factores de riesgo establecidos.
  • Desarrollo farmacéutico: Diseñar compuestos selectivos que bloqueen I1R sin alterar otras funciones críticas del sistema inmunitario.
  • Actualización de guías médicas: Integrar la medición de ImP en protocolos internacionales de prevención y manejo de la aterosclerosis.

Invertir en prevención: el futuro de la salud cardiovascular

Este hallazgo subraya la íntima conexión entre el intestino y el sistema cardiovascular, inaugurando una nueva era en la prevención de las enfermedades del corazón. Mantener una microbiota equilibrada deja de ser una recomendación genérica y se convierte en una estrategia clínica clave: se ha demostrado que dietas ricas en fibra con frutas, verduras, legumbres y cereales integrales favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas capaces de reducir la producción de ImP, mientras que los alimentos ultraprocesados y las grasas saturadas potencian su formación.

Además, adoptar hábitos de ejercicio moderado como caminar 30 minutos diarios, nadar o ciclismo ligero fortalece el músculo cardíaco y diversifica el ecosistema microbiano intestinal, impactando directamente en la inflamación sistémica y la rigidez arterial. La práctica de técnicas de reducción del estrés, como la meditación y el yoga, modula el eje intestino–cerebro y disminuye la liberación de citocinas proinflamatorias, contribuyendo a un balance saludable.

Integrar el análisis de ImP en el cuidado médico de rutina permitiría, por primera vez, un enfoque preventivo verdaderamente personalizado: pacientes sin síntomas ni factores de riesgo tradicionales podrían beneficiarse de un simple test de sangre que oriente planes de alimentación, suplementos probióticos y cambios de estilo de vida. Equipos multidisciplinarios, formados por cardiólogos, nutricionistas y especialistas en microbiota, podrían colaborar en protocolos combinados como dietas mediterráneas enriquecidas con prebióticos y programas de actividad física supervisada para mantener los niveles de ImP bajo el umbral de riesgo.

Con esta estrategia, es factible desplazar el paradigma actual centrado en el tratamiento de la enfermedad ya instaurada hacia uno preventivo y proactivo, donde la salud cardiovascular se construye desde el intestino. El resultado potencial: una menor incidencia de infartos y accidentes cerebrovasculares, mejor calidad de vida y una reducción significativa de la carga económica para los sistemas sanitarios.

Temas relacionados

suscríbete-consultorsalud-2023 (opt)

Recibe actualizaciones del sector salud directamente en tu correo electrónico.

RELACIONADAS

Otras noticias para ti

¡Gracias por suscribirte!

Desde ya haces parte de la familia de CONSULTORSALUD,  por favor revisa tu bandeja de correo electrónico, te hemos enviado un mensaje de bienvenida.