El gasto en salud en Colombia superó los 121 billones de pesos en 2024, según el DANE

Los resultados de la Cuenta Satélite de Salud del DANE confirman el peso creciente del sistema de salud en las finanzas nacionales. En 2024, el gasto total superó los 121 billones de pesos, con fuerte dependencia de los recursos públicos.
El gasto en salud en Colombia superó los 121 billones de pesos en 2024, según el DANE así se distribuyeron los recursos del sistema

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El gasto en salud en Colombia alcanzó su nivel más alto en una década, al superar los 121 billones de pesos en 2024, según la Cuenta Satélite de Salud del DANE. La magnitud del incremento refleja el peso creciente del sistema de salud en la economía nacional y la presión fiscal que representa su financiación pública y privada.

El estudio oficial, basado en el System of Health Accounts (SHA 2011) de la OCDE, Eurostat y la Organización Mundial de la Salud (OMS), revela cómo se distribuyen los flujos de recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) y de los seguros privados, consolidando una radiografía técnica de la estructura de gasto, provisión y consumo de servicios sanitarios en Colombia.

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¿Qué revela la Cuenta Satélite de Salud 2024 sobre el comportamiento del gasto sanitario?

La Cuenta Satélite de Salud (CSS) es una herramienta estadística derivada de las Cuentas Nacionales, creada para medir anualmente el gasto en salud y su financiación en un marco metodológico compatible con los estándares internacionales. El DANE la actualiza desde 2016 y, en esta edición 2024 preliminar, ofrece datos consolidados de los tres grandes esquemas del sistema: régimen contributivo, régimen subsidiado y seguros en salud.

La CSS utiliza tres ejes analíticos definidos por el manual SHA 2011:

  • Financiamiento (FS): fuentes de ingresos y mecanismos de pago.
  • Provisión (FP): costos administrativos y de operación.
  • Consumo (HC): tipos de servicios de salud prestados y su valor económico.

Esta clasificación permite observar con mayor transparencia cómo se distribuyen los recursos públicos y privados en el sistema. Según el DANE, el análisis de 2024 muestra una tendencia clara, el sistema continúa creciendo en volumen de recursos, pero también en complejidad y costos administrativos, lo que plantea nuevos desafíos para la sostenibilidad fiscal y la eficiencia de la gestión sanitaria.

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El régimen contributivo concentró el mayor flujo de recursos: más de 53 billones de pesos

Durante 2024 preliminar (2024pr), el régimen contributivo, que agrupa a los trabajadores y empleadores que cotizan al sistema, registró ingresos totales por 51,5 billones de pesos. De ese total, las contribuciones a la seguridad social en salud representaron el 65,9 %, mientras que las transferencias del Gobierno Nacional equivalieron al 33,8 %, en su mayoría provenientes de impuestos, recursos del FOME y aportes parafiscales.

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Las EPS del régimen contributivo recibieron 47,8 billones de pesos en transferencias dentro del proceso de compensación de la ADRES, mecanismo que reconoce los recursos del aseguramiento por afiliado mediante la Unidad de Pago por Capitación (UPC).

En cuanto a los gastos administrativos, el DANE reportó 2,7 billones de pesos distribuidos principalmente en otros consumos intermedios (46,9 %) y remuneración de asalariados (32,5 %). El gasto total en salud y administración del régimen contributivo se elevó a 53,2 billones de pesos, de los cuales el 95 % correspondió a servicios de salud contratados con las instituciones prestadoras.

El esquema subsidiado aumentó su peso fiscal y destinó 45,7 billones a salud

El régimen subsidiado, orientado a financiar la atención de los hogares con menores ingresos, movilizó 42,9 billones de pesos en ingresos en 2024 preliminar. De esta cifra, el 99,3 % provino de transferencias intergubernamentales canalizadas por la ADRES, mientras que los otros ingresos nacionales (copagos, intereses, etc.) apenas representaron 0,7 %.

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Los gastos de administración del régimen alcanzaron 1,4 billones de pesos, con un predominio de remuneración de asalariados (51,2 %) y consumos intermedios (37,7 %). En contraste, los gastos en salud ascendieron a 44,3 billones de pesos, de los cuales el 94,9 % correspondió a atención curativa y el 5,1 % a prevención.

El gasto total consolidado del esquema subsidiado fue de 45,7 billones, equivalente a casi el 38 % del gasto total nacional en salud, lo que evidencia su papel determinante en la cobertura universal, aunque con alta dependencia de los recursos fiscales.

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Los seguros en salud privados superaron los 25 billones de pesos en ingresos

El esquema de seguros en salud, que incluye medicina prepagada, planes complementarios, seguros de alto costo, riesgos laborales y el SOAT, registró 25,1 billones de pesos en ingresos durante 2024pr. Los prepagos voluntarios representaron el 80,6 % del total, seguidos de los prepagos obligatorios (15,6 %) y los otros ingresos nacionales (3,8 %).

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Los gastos administrativos de este esquema se ubicaron en 8,2 billones de pesos, con predominio de otros consumos intermedios (60,7 %) y remuneración de asalariados (33,9 %). Las indemnizaciones pagadas a instituciones prestadoras de servicios de salud alcanzaron 14 billones de pesos, donde la atención curativa representó el 99,8 % de los gastos asistenciales.

En total, el gasto consolidado del esquema llegó a 22,3 billones de pesos, con un 63 % destinado a salud y un 37 % a administración, cifra que revela altos costos operativos dentro del sector asegurador.

¿Cómo se distribuye el gasto total y qué implicaciones tiene para la sostenibilidad del sistema?

La suma de los tres esquemas evidencia una expansión sostenida del gasto nacional en salud, que pasó de valores provisionales de 2023p a preliminares de 2024pr con incrementos entre 8 % y 12 %. El régimen contributivo sigue siendo el mayor componente, concentrando el 43 % del gasto total, seguido del subsidiado (38 %) y los seguros privados (19 %).

Aunque el crecimiento refleja una ampliación de cobertura y de la red de servicios, también plantea alertas sobre la eficiencia del gasto. Según el DANE, los costos administrativos representan entre el 5 % y el 37 % del gasto total, dependiendo del esquema, lo que sugiere un margen considerable de recursos no directamente orientados a la atención del paciente.

Este comportamiento, además, se da en un contexto de presiones fiscales para el Estado y de transformación institucional del sistema de salud, donde la ADRES juega un papel central en el flujo de recursos, compensaciones y pagos por aseguramiento.

Marco metodológico y fuentes institucionales de la CSS

La Cuenta Satélite de Salud se construye a partir de fuentes oficiales de información financiera y estadística: la Superintendencia Nacional de Salud (Supersalud), la Superintendencia Financiera de Colombia (Superfinanciera), la Contaduría General de la Nación, la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (ADRES) y el Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS).

Su marco conceptual sigue los estándares del SHA 2011, lo que permite la comparabilidad internacional del gasto en salud entre países miembros de la OCDE y América Latina.

El DANE advierte que aún existen limitaciones de cobertura en regímenes especiales y entidades públicas con esquemas propios de aseguramiento, como universidades o Fuerzas Militares, cuyas cifras no están completamente integradas en la base nacional. La entidad planea incorporar estos componentes en futuras ediciones para fortalecer la trazabilidad del gasto público en salud.

Crecimiento sostenido, pero con presión estructural sobre los recursos

El análisis de la Cuenta Satélite de Salud 2024 confirma que el gasto en salud en Colombia supera los 121 billones de pesos y continúa creciendo a un ritmo mayor que la economía nacional. Aunque refleja un mayor acceso, cobertura y formalización del aseguramiento, también evidencia un peso administrativo creciente y una dependencia significativa del financiamiento estatal, especialmente en el régimen subsidiado.

El reto para los próximos años será garantizar la sostenibilidad financiera del sistema y avanzar hacia una gestión más eficiente de los recursos. La CSS se consolida así como una herramienta clave para la planeación fiscal, la evaluación del desempeño institucional y el diseño de políticas públicas basadas en evidencia.

Descargue aquí el informe técnico:

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