En un devastador informe publicado recientemente, se reveló que decenas de miles de personas en el Reino Unido fueron expuestas a sangre contaminada con VIH y hepatitis debido a graves fallas en el sistema de salud público. Entre los años 1970 y principios de los años 1990, alrededor de 3.000 personas perdieron la vida y muchas más quedaron con enfermedades de por vida como resultado de recibir sangre y productos sanguíneos contaminados.
El presidente de la investigación, el ex juez Brian Langstaff, señaló que los sucesivos gobiernos y profesionales médicos no priorizaron la seguridad del paciente, lo que resultó en un desastre evitable que ha sido descrito como el más mortífero en la historia del Servicio Nacional de Salud británico. “Este desastre no fue un accidente. Las infecciones se produjeron porque las autoridades (médicos, servicios de sangre y los sucesivos gobiernos) no dieron prioridad a la seguridad del paciente”, enfatrizó. “La respuesta de las autoridades sirvió para agravar el sufrimiento de la gente”.
Investigación evidencia cómo se miles de personas fueron infectados con sangre contaminada
El informe detalla cómo los pacientes con trastornos hemorrágicos como la hemofilia, incluidos niños, fueron infectados con VIH y hepatitis C debido a la importación de un tratamiento de Estados Unidos que utilizaba plasma de donantes de alto riesgo, algunos de los cuales eran reclusos remunerados por sus muestras de sangre.
La sangre contaminada con hepatitis C se habría usado hasta 1991, dos años después de que el virus se identificara formalmente. Además, se reveló que alrededor de 1.250 personas con trastornos hemorrágicos, incluidos 380 niños, fueron infectados con productos sanguíneos contaminados con VIH, de los cuales tres cuartas partes han fallecido.
Otras 26.800 personas también resultaron infectadas con hepatitis C después de recibir una transfusión de sangre, generalmente realizada luego de un parto, una cirugía o un accidente. 5.000 individuos también desarrollaron hepatitis C crónica como resultado de recibir productos sanguíneos contaminados.
Activistas han luchado durante años para desvelar las fallas oficiales y asegurar una compensación gubernamental. La investigación se aprobó en el 2017 y durante los últimos cuatro años se han revisado pruebas de 5.000 testigos y más de 100 mil documentos.
“Día de la verdad”
El abogado Des Collins, representante de 1.500 víctimas calificó la publicación del informe como un “día de la verdad”. Diana Johnson, una legisladora que ha hecho campaña durante mucho tiempo a favor de las víctimas, afirmó que esperaba que los responsables del desastre enfrentaran la justicia, incluido el procesamiento, aunque las investigaciones han tomado tanto tiempo que algunos de los actores clave bien podrían haber muerto desde entonces. “Tiene que haber responsabilidad por las acciones que se tomaron, incluso si fue hace 30, 40 o 50 años”
La lucha por la justicia ha sido larga y ardua para las víctimas y activistas, quienes finalmente están esperando que el gobierno británico en cabeza del primer ministro Rishi Sunak anuncie una compensación de alrededor de £10 mil millones de libras para los afectados. A pesar de este paso en la dirección correcta, la búsqueda de responsabilidad sigue siendo un tema central, con llamados a que los responsables de este desastre, aunque haya pasado varias décadas, rindan cuentas por sus acciones.
Este trágico capítulo en la historia de la salud pública británica destaca la importancia de priorizar la seguridad del paciente, la transparencia en los procesos médicos y la rendición de cuentas en todos los niveles del sistema de salud para garantizar que tragedias como estas no se repitan en el futuro.
