La institución informó que su servicio de urgencias presenta una ocupación superior al 150 %, un nivel que desborda tanto la capacidad instalada como los mecanismos de expansión previstos. Ante esta situación, el hospital declaró Estado de Emergencia Hospitalaria, una decisión que permite reorganizar personal, recursos y procesos para mantener la atención en condiciones de dignidad y seguridad.
El sobrecupo genera mayores tiempos de espera y afecta la oportunidad de la atención, con un impacto directo en pacientes, familiares y cuidadores. “Actualmente, el servicio de Urgencias Adultos ha sobrepasado el 150 % de su capacidad operativa y de expansión. Esta situación nos lleva a declarar nuevamente el Estado de Emergencia Hospitalaria”, señaló el comunicado oficial del hospital.
Llamado a un uso responsable de los servicios de urgencias
La institución instó a la ciudadanía a realizar un uso consciente y pertinente de los servicios de alta complejidad, recordando que no todos los cuadros clínicos requieren atención en hospitales de nivel superior.
El hospital enfatizó que identificar adecuadamente cuándo acudir a un servicio de urgencias de alta complejidad y priorizar la red básica de salud puede aliviar la presión sobre las instituciones y permitir una respuesta más efectiva para los casos realmente críticos. “Identificar cuándo es necesario acudir a este nivel de atención y priorizar el contacto con la red básica de salud son gestos solidarios que fortalecen el sistema”, expresó la institución.
Coordinación con el CRUE y otras instituciones
El Hospital San Vicente Fundación también solicitó al Centro Regulador de Urgencias, Emergencias y Desastres (CRUE) departamental y a los CRUE municipales, así como a otras instituciones de salud, regular y priorizar los traslados hacia Medellín, teniendo en cuenta el nivel de complejidad y la pertinencia clínica de cada caso.
Este llamado busca evitar un colapso mayor en la atención hospitalaria y optimizar la capacidad del hospital para responder a las emergencias más graves. La coordinación interinstitucional se vuelve crucial para evitar la saturación de recursos y garantizar el acceso efectivo a quienes enfrentan condiciones de salud de alto riesgo.
Contexto del sistema de salud en Colombia
La emergencia hospitalaria declarada por el San Vicente Fundación se da en un escenario complejo para el sistema de salud colombiano, caracterizado por tensiones financieras, dificultades en el flujo de recursos y un aumento sostenido de la demanda en los servicios de urgencias.
En este contexto, hospitales de alta complejidad enfrentan sobreocupación recurrente, obligándolos a implementar medidas extraordinarias como la reorganización de camas, ampliación temporal de áreas críticas o el traslado de pacientes a otras instituciones con menor nivel de saturación.
El caso de Medellín refleja un patrón nacional: la falta de articulación entre niveles de atención y las limitaciones en la red primaria conducen a que hospitales de referencia reciban casos que podrían resolverse en servicios básicos, agravando el desequilibrio estructural.
Reconocimiento al personal de salud
En medio de la contingencia, el hospital expresó un reconocimiento especial a su equipo humano, destacando la vocación, humanidad y compromiso de los profesionales que garantizan la atención incluso en condiciones adversas. “Agradecemos profundamente a nuestros colaboradores, cuya vocación, humanidad y compromiso hacen posible que sigamos cuidando la vida, incluso en medio de estas situaciones extraordinarias”, indicó la institución.
El mensaje subraya que el recurso humano sigue siendo la principal fortaleza del hospital, capaz de sostener la atención en medio de la crisis.
Implicaciones para la atención en Medellín y el país
La declaratoria de emergencia hospitalaria por parte del Hospital San Vicente Fundación Medellín envía una señal de alerta sobre la capacidad límite de los hospitales de alta complejidad en Colombia. Si bien la medida busca reorganizar los recursos internos de la institución, también visibiliza la necesidad de fortalecer la red básica y de mediana complejidad para evitar que el sistema colapse en su nivel superior.
En el corto plazo, la ciudadanía puede enfrentar mayores tiempos de espera y limitaciones en la oportunidad de la atención. En el mediano plazo, el reto será mejorar la coordinación entre los distintos niveles de atención y asegurar la disponibilidad de recursos humanos, financieros y tecnológicos que permitan responder a la creciente demanda.