El dolor es una experiencia universal que afecta a millones de personas en todo el mundo. En el marco del Día Mundial Contra el Dolor, que se conmemora cada 17 de octubre, se pone de relieve la importancia de manejar adecuadamente esta condición, no solo por su impacto físico, sino también por sus repercusiones emocionales y sociales. Una de las respuestas más comunes al dolor es el uso de analgésicos, medicamentos diseñados para mitigar el malestar, pero cuyo uso excesivo está despertando preocupaciones entre los expertos.
En países como Argentina por ejemplo, el uso de analgésicos es alarmantemente alto, con un 53% de las ventas de estos medicamentos correspondientes a productos de dosis altas, según datos de IQVIA. Esto refleja una tendencia de los consumidores a buscar alivio inmediato, aunque no siempre necesario, recurriendo a dosis mayores que las recomendadas. Este comportamiento, impulsado por la percepción de que “más es mejor”, puede tener graves consecuencias a largo plazo para la salud de las personas.
¿Por qué el consumo excesivo de analgésicos es preocupante?
La automedicación es una práctica común, y muchos recurren a dosis altas de analgésicos, como el ibuprofeno de 600 mg. con la idea de que un mayor volumen del medicamento resultará en un alivio más rápido y duradero. Sin embargo, los especialistas advierten que esta creencia es incorrecta y peligrosa. Según el Dr. Andrés Zapata, líder médico de Haleon Cono Sur, “muchas veces las personas, ante una molestia, recurren a analgésicos en dosis muy altas de forma innecesaria, cuando podrían obtener alivio con opciones de dosis bajas”.
El problema de fondo radica en que el consumo prolongado de dosis altas de analgésicos puede generar una serie de efectos secundarios, que incluyen daño renal, hepático y gastrointestinal. Además, el uso crónico de estos medicamentos puede derivar en tolerancia, lo que significa que el cuerpo necesita dosis cada vez mayores para lograr el mismo efecto, exacerbando el riesgo de complicaciones.
El dolor como condición emocional y social
El impacto del dolor no se limita únicamente a lo físico. De acuerdo con el Haleon Pain Index 2023, un estudio global realizado en 18 mercados, el dolor crónico afecta la calidad de vida de manera integral. En Argentina, por ejemplo, 9 de cada 10 personas reportaron haber experimentado algún tipo de dolor en los últimos 12 meses. De estas, un 66% afirmó que el dolor les impide disfrutar de su vida plenamente, mientras que un 48% señaló que el dolor provoca ansiedad y un 37% dijo que afecta su autoestima. Además, un 31% de los encuestados relaciona el dolor con sentimientos de soledad.
Estas cifras son un recordatorio de que el dolor no solo es una condición física, sino que también tiene profundas implicaciones psicológicas y sociales. Por ello, es crucial abordar el dolor desde una perspectiva integral, que no solo considere el alivio de los síntomas, sino también el bienestar emocional y social de los pacientes.
El riesgo de normalizar las dosis altas
Uno de los mayores problemas que enfrenta el sector de la salud es la normalización del uso de analgésicos en dosis altas. La prevalencia de dolores comunes, como los dolores de espalda baja, cuello o menstruales, ha impulsado una demanda masiva de analgésicos, lo que facilita el acceso a medicamentos de mayor potencia. Sin embargo, los estudios clínicos han demostrado que en muchos casos, los dolores leves a moderados pueden tratarse eficazmente con dosis bajas de ibuprofeno, como 200 mg o 400 mg.
El problema no radica en el uso de analgésicos per se, sino en la falta de conciencia sobre las dosis adecuadas. Como menciona el Dr. Zapata, “las dosis bajas no solo son suficientes para aliviar dolores comunes, sino que también son más seguras y económicas”. No obstante, la creencia errónea de que una mayor dosis equivale a mayor efectividad persiste, alimentando el ciclo de consumo excesivo.
Nuevas alternativas para aliviar el dolor de una forma más segura
En los últimos años se han desarrollado nuevas formulaciones de analgésicos que buscan mejorar la efectividad sin necesidad de recurrir a dosis altas. Una de estas innovaciones es la combinación de ibuprofeno de 200 mg o 400 mg con potenciadores como la cafeína, lo que incrementa el efecto analgésico y permite un alivio rápido sin los riesgos asociados a dosis más altas.
Este tipo de productos representan una alternativa segura y eficaz para quienes buscan aliviar dolores de cabeza, cólicos menstruales o dolores musculares. Además, promueven un enfoque más responsable del uso de analgésicos, reduciendo el riesgo de complicaciones a largo plazo.
Hace unos meses en LA VOZ DE CONSULTORSALUD estuvo el Dr.Rodrigo Santacoloma director médico de Laboratorio Haleon quien compartió los resultados y el impacto del estudio social sobre el Índice del Dolor de Haleon, y cómo este afecta varios aspectos de la vida de las personas, lo puede escuchar a continuación.