Recientemente, una investigación publicada en New England Journal of Medicine muestra el impacto del uso de enzalutamida como tratamiento en cáncer de próstata recurrente. Según datos de la Sociedad Americana del Cáncer, se estima que este año se diagnosticarán 288.300 casos nuevos y ocurrirán 34.700 fallecimientos como consecuencia de la enfermedad tan solo en Estados Unidos.
Pese a que existen alternativas de tratamiento definitivas, la evidencia científica ha demostrado que entre el 20% y 50% de pacientes caen en recidiva bioquímica, la cual se evidencia con el incremento en los niveles de antígeno prostático específico. Dichos indicadores también pueden sugerir la enfermedad micrometastásica, ya sea localizada, regional, a distancia o en más de una de estas formas, incrementa la probabilidad de desarrollar enfermedad y aumenta el riesgo de fallecimiento relacionado con el cáncer de próstata.
En la actualidad, de acuerdo con el artículo científico, las pruebas clínicas de nivel 1 relativas al tratamiento del cáncer de próstata bioquímicamente recurrente son limitadas. En consecuencia, los pacientes suelen recibir una estrategia de tratamiento que implica la estratificación del riesgo. Tal y como señalan los investigadores, los pacientes con cáncer de próstata con un tiempo de duplicación del PSA inferior a 9 meses presentan un alto riesgo de progresión rápida de la enfermedad y un mayor riesgo de muerte por esta patología; estadísticas han demostrado que los hombres con un tiempo de duplicación del PSA inferior a 3 meses tienen una supervivencia media de 6 años tras la recidiva bioquímica.
Por otra parte, ensayos clínicos prospectivos en fase 3 han revelado que la intensificación del tratamiento con terapias hormonales de nueva generación, como la enzalutamida extienden la supervivencia libre de progresión y la supervivencia global. Asimismo, el uso de este medicamento retrasa el desarrollo de cáncer de próstata resistente a la castración y mantiene la calidad de vida en pacientes con enfermedad metastásica hormonosensible, en comparación con la terapia de privación androgénica sola.
¿Qué ventajas representa el tratamiento con enzalutamida en cáncer de próstata?
En el ensayo clínico en mención, los participantes fueron hombres adultos, con cáncer de próstata que experimentaron una recidiva bioquímica después de un tratamiento local eran candidatos elegibles si, durante la biopsia inicial antes del tratamiento primario definitivo, se confirmaba histológica o citológicamente un adenocarcinoma de próstata sin diferenciación neuroendocrina, sin características de células en anillo de sello o células pequeñas.
Otros criterios de elegibilidad eran presentar una enfermedad de alto riesgo, definida como un tiempo de duplicación del PSA de ≤9 meses y un nivel de PSA de ≥2 ng por mililitro por encima del nadir después de la radiación terapia o ≥1 ng por mililitro tras prostatectomía radical con o sin radioterapia postoperatoria), un nivel de testosterona sérica de al menos al menos 150 ng por decilitro, y una puntuación del Eastern Cooperative Oncology Group en el estado funcional de 0 ó 1 (en una escala de 5 puntos, en la que las puntuaciones más altas mayor discapacidad).
Entre enero de 2015 y agosto de 2018, se registraron un total de 1068 pacientes distribuidos en 244 centros de 17 países. Para llevar a cabo el estudio, los investigadores hicieron una asignación aleatoria 1:1:1 de los participantes en los siguientes grupos: (i) para recibir enzalutamida más leuprolida (grupo de combinación, doble ciego), placebo más leuprolida (grupo de leuprolida sola, doble ciego), o monoterapia con enzalutamida (grupo de monoterapia abierto). Como se explica en el artículo, aleatorización se estratificó según el nivel de PSA en cribado, el tiempo de duplicación del PSA y el tratamiento previo bajo terapia hormonal.
“Se administró enzalutamida (en dosis de 160 mg) o placebo. 160 mg) o placebo se administró por vía oral una vez al día, con o sin alimentos, y leuprolida (a una dosis de 22,5 mg) se administró en una única inyección intramuscular o subcutánea cada 12 semanas”, indican los especialistas a cargo del ensayo de fase 3.
Estos fueron los principales hallazgos de la investigación:
En este ensayo clínico de fase 3, el promedio de seguimiento en los tres grupos fue de de 60,7 meses. Según una revisión centralizada ciega e independiente, 45 pacientes (12,7%) del grupo de combinación y 92 pacientes (25,7%) del grupo de leuprolida sola experimentaron progresión basada en imágenes o fallecieron.
La supervivencia sin metástasis a 5 años fue del 87,3% (intervalo de confianza [IC] del 95%, 83,0 a 90,6) en el grupo de combinación y del 71,4% (IC 95%, 65,7 a 76,3) en el grupo de leuprolida sola. Se observó un riesgo de metástasis o muerte un 57,6% inferior en comparación con el grupo de leuprolida sola. Entre los 12 subgrupos preespecificados con tamaño suficiente para el análisis, que incluían subgrupos de pacientes con tiempos de duplicación del PSA más cortos (≤3 meses y >3 meses a ≤6 meses), se observó un beneficio en la supervivencia libre de metástasis con enzalutamida más leuprolida en comparación con leuprolida sola.
El periodo hasta el primer uso de un nuevo tratamiento antineoplásico fue prolongado tanto en el grupo de combinación como en el grupo de monoterapia, en comparación con el grupo que recibió únicamente leuprolida.
Los hallazgos mostraron que, tanto la enzalutamida más leuprolida como la enzalutamida en monoterapia, en comparación con la leuprolida sola, resultaron en un aumento del tiempo hasta la aparición de metástasis a distancia, progresión sintomática y el primer evento esquelético sintomático.
Además, la combinación de enzalutamida más leuprolida mostró un menor riesgo de resistencia a la castración y de reinicio de cualquier tratamiento hormonal en comparación con la leuprolida sola. No se evidenciaron diferencias significativas en el tiempo hasta el primer deterioro de las puntuaciones totales de FACT-P en el grupo de combinación o en el grupo de monoterapia, en comparación con el grupo que recibió únicamente leuprolida.