Gestarsalud, gremio que reúne a las EPS del subsidiado, dio a conocer un informe sobre el impacto de las enfermedades crónicas (cáncer, hipertensión arterial, enfermedades cardiocerebrovasculares, entre otros) en el sistema de salud y en especial, sobre las implicaciones financieras que se derivan de su manejo.
Según datos reportados por ocho EPS agremiadas, resulta evidente que el número de pacientes, atenciones y costos se han incrementado en enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). Este fenómeno no es desconocido, pues los expertos en salud pública lo relacionan al envejecimiento poblacional (se estima que en 2050 serán 8,1 millones las personas mayores de 60 años en el territorio nacional) y a factores de riesgo en el estilo de vida: tabaquismo, sedentarismo, abuso en el consumo de alcohol.
Para el caso nacional, las ECNT en los que se observan los mayores incrementos son las enfermedades cardiovasculares (patologías que encabezan el listado), diabetes mellitus, enfermedades crónicas respiratorias, la enfermedad renal crónica. A nivel general, entre 2019 y 2022, el incremento fue de 34,47% en el número de personas atendidas por estas condiciones.

Sobre el número de atenciones, el análisis de Gestarsalud revela un incremento del 52% en 2022, en comparación con 2019. La tendencia se ha sostenido, a excepción de 2020, lo que se atribuye a la pandemia por covid-19. Sin embargo, lo más preocupante del informe es el costo de los procedimientos realizados en pacientes con ECNT: el aumento fue del 85% en 2022, en comparación con 2019, llegando a los $511.834 millones. En 2021 se presenta una excepción, pues el costo ascendió a más de $528 mil millones.

Detrás del manejo de enfermedades crónicas: los desafíos que deben afrontar las EPS
Pese a que la tasa de mortalidad por enfermedades crónicas es menor a otros países de la región, las EPS tienen grandes retos por superar. Particularmente, aquellas que operan en el régimen subsidiado, en las zonas rurales dispersas también se enfrentan a situaciones adversas en múltiples ámbitos.
Por otra parte, la arquitectura operacional del sistema genera retos adicionales: baja capacidad instalada de la red pública nacional, escasez de talento humano capacitado y especializado en las áreas rurales, dificultades en contratación, producto de la baja oferta y por último, los traslados de los pacientes hacia áreas urbanas que cuenten con los insumos necesarios para prestar el servicio.
“También es necesario corregir algunos desequilibrios. En la actualidad solamente se están reconociendo actividades de promoción y prevención a las EPS del régimen contributivo, situación inequitativa para la población asegurada en el régimen subsidiado y las EPS que allí operan”, se lee en el informe elaborado por Gestarsalud.
En el contexto actual, no es menos importante los esfuerzos que se hacen desde el régimen subsidiado (sin demeritar las acciones que se llevan a cabo en el régimen contributivo) para fortalecer los programas de gestión de riesgos. Estas acciones incluyen la promoción de la detección activa, la identificación temprana y la incorporación en programas integrales de atención para la población en situación de riesgo, así como un seguimiento meticuloso para garantizar el cumplimiento de los tratamientos médicos.

En la práctica, esto se evidencia en la tendencia creciente de las cohortes del hipertensión arterial (HTA) y Diabetes Mellitus (DM), consideradas como desencadenantes de la Enfermedad Renal Crónica (ERC).