En Francia, un grupo de investigadores diseñó un modelo que evalúa los determinantes de la resistencia a los antibióticos, utilizando un análisis espacio-temporal a gran escala. Para ello, utilizaron la base de datos de vigilancia ATLAS. Como resultado, se identificaron diferencias significativas en las tendencias y los factores asociados en función de las especies bacterianas y la resistencia a determinadas sustancias.
Los hallazgos, publicados en Lancet Planetary Health, revelaron que en los países con sistemas sanitarios de alta calidad se registró una menor resistencia de las bacterias gramnegativas investigadas. Y en entornos de altas temperaturas, se observaron altas tasas de resistencia a los antibióticos Enterobacteriaceae. Sorprendentemente, los niveles nacionales de consumo de estos productos farmacológicos no se correlacionaron con la resistencia en la mayoría de las bacterias analizadas.
A nivel general, los resultados sugieren que las medidas de control sobre este fenómeno deben adaptarse a los contextos locales, incorporando combinaciones específicas para las bacterias que registren una mayor resistencia. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores sometieron a prueba un gran número de determinantes para desvelar los principales factores de resistencia a los antibióticos y comprender su relación con la dinámica observada en todo el mundo.
Y es que el tema no es para menos. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) y demás autoridades sanitarias internacionales, la resistencia a los antibióticos es un problema de salud pública en crecimiento. Incluso, un estudio reciente señaló que en 2019, 1.27 millones de muertes en todo el mundo fueron atribuibles globalmente a la resistencia antimicrobiana; de manera directa, las muertes asociadas a este factor fueron 4.95 millones.
“Los equipos de investigación estudian cómo surge la resistencia a los antibióticos en una bacteria en una placa de Petri o en un individuo, pero actualmente carecemos de una visión global a nivel poblacional que pueda utilizarse para investigar los vínculos entre la resistencia y factores específicos como la calidad del sistema sanitario nacional para diferentes especies de bacterias patógenas”, explicó Eve Rahbé, estudiante de doctorado en la Unidad de Epidemiología y Modelización del Escape Bacteriano a los Antimicrobianos del Instituto Pasteur y primera autora del estudio.
Así se identificaron las tendencias en la resistencia a los antibióticos
La primera fase del estudio se enfocó en identificar los factores relevantes que podrían tener un impacto en la dinámica de la resistencia a los antibióticos. Además de los factores biológicos conocidos, los investigadores también consideraron hipótesis relacionadas con aspectos socioeconómicos y climáticos.
Para la investigación se eligieron once factores independientes, entre ellos: la calidad del sistema sanitario (evaluada mediante el índice GHS), el consumo de antibióticos, la riqueza nacional medida por el PIB per cápita, así como información sobre viajes y variables climáticas. Luego, se procedió a desarrollar modelos estadísticos con el fin de analizar las posibles asociaciones entre los datos del ATLAS y los factores seleccionados.
El análisis global de información reportada entre 2006 y 2019 mostró un incremento en la resistencia a los carbapenemos en diversas especies bacterianas, mientras que otras tendencias de este fenómeno permanecieron estables. El estudio también demostró que la dinámica y los factores asociados a la resistencia varían dependiendo de la combinación específica de bacteria y antibiótico.
Por otra parte, se observó que, en la mayoría de las bacterias analizadas, el consumo nacional de antibióticos no presentara una asociación significativa con la resistencia. No obstante, este comportamiento fue distinto en el caso del consumo de quinolonas con Escherichia coli y Pseudomonas aeruginosa resistentes a las fluoroquinolonas, así como el consumo de carbapenemos con Acinetobacter baumannii resistente a estas sustancias.
En cuanto a las dinámicas turísticas y su influencia, el estudio reveló que se asocia inversamente con las tasas de resistencia a los antibióticos en E. coli resistente a la aminopenicilina y P. aeruginosa resistente al carbapenemo. La densidad de población y la llegada de turistas no se seleccionaron para ningún par fármaco-bacteria.
Estos hallazgos enfatizan la complejidad de los factores que influyen en la resistencia a los antibióticos y resaltan la importancia de analizar las interacciones específicas entre bacterias y antibióticos para lograr una mejor comprensión de esta problemática.
“Nuestro modelo estadístico puede aplicarse a otras bases de datos, como la de la OMS. Mejorar la comprensión de los determinantes de la resistencia, que difieren de un país a otro y probablemente incluso varían entre regiones de un mismo país, es crucial y será útil para adaptar las medidas de salud pública”, concluyó Lulla Opatowski, profesor de la Université de Versailles Saint-Quentin-en-Yvelines, científico de la Unidad de Epidemiología y Modelización del Escape Bacteriano a los Antimicrobianos y coúltimo autor del estudio.