Brasil atraviesa un complejo panorama sanitario en este verano de 2025, donde diversas enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes aegypti y otras infecciones virales se están propagando rápidamente. El aumento de casos de dengue, fiebre amarilla, Zika, COVID-19, y otras enfermedades tropicales como la fiebre de Oropouche y la malaria, está generando una creciente preocupación tanto a nivel nacional como internacional. La situación es aún más alarmante en estados como São Paulo y Minas Gerais, que lideran el número de contagios y complicaciones asociadas a estas enfermedades.
En el estado de São Paulo, el dengue se ha convertido en una de las principales preocupaciones de salud pública. Con más de 132.000 casos registrados a principios de enero de 2025 y 47 muertes confirmadas, el estado ha declarado el estado de emergencia en 21 de sus ciudades. La ciudad más afectada, São José do Rio Preto, ha reportado 21.990 casos, de los cuales 8.169 han sido confirmados, y 16 personas han muerto a causa de la enfermedad. Según el Ministerio de Salud de Brasil, el serotipo 3 del dengue ha sido identificado como el principal responsable de la propagación. La falta de vacunas suficientes y la baja demanda de las mismas han complicado los esfuerzos para controlar la situación.
Fiebre amarilla y Zika: nuevas amenazas de salud pública
La fiebre amarilla también está siendo un desafío importante para los estados de São Paulo y Minas Gerais, que han visto un aumento en los casos de esta enfermedad. En respuesta, el Ministerio de Salud ha lanzado una campaña de vacunación intensiva, enviando millones de dosis adicionales a las áreas más afectadas. Por su parte, el Zika, transmitido por el mismo mosquito, sigue siendo una preocupación, especialmente en las regiones norte y sudeste de Brasil, con 168 casos probables reportados en enero de 2025. Las mujeres embarazadas continúan siendo el grupo de mayor riesgo, ya que la infección por Zika puede causar microcefalia en los recién nacidos.
El impacto de las enfermedades tropicales y la malaria
El aumento de los casos de malaria en las comunidades indígenas es otro punto de alerta. Durante los primeros siete meses de 2024, se registraron más de 33.000 casos, lo que representa un aumento del 12% respecto al mismo periodo del año anterior. La falta de acceso a servicios médicos adecuados y las deficiencias en la infraestructura sanitaria en las zonas más afectadas complican los esfuerzos de control y tratamiento. Aunque las muertes por malaria han disminuido en un 35%, la situación sigue siendo crítica, especialmente en las áreas más remotas.
El resurgimiento del COVID-19 en Brasil
A pesar de los avances en la vacunación, Brasil ha registrado en enero de 2025 el mayor número de casos de COVID-19 en los últimos diez meses. Con 72.846 casos reportados en enero, la situación se ha vuelto más grave, con un aumento del 68% en comparación con diciembre de 2024. La Sociedad Brasileña de Infectología ha reiterado la importancia de la vacunación, ya que muchos ciudadanos, incluidos los de grupos de riesgo, están dejando de inmunizarse, lo que pone en peligro los avances alcanzados en la lucha contra la pandemia.
El reto de la fiebre de Oropouche y el acceso a medicamentos
La fiebre de Oropouche, una enfermedad viral transmitida por insectos como jejenes y mosquitos, ha comenzado a preocupar a las autoridades sanitarias brasileñas. En enero de 2025, se registraron 2.791 casos de la enfermedad, con un brote significativo en el estado de Espírito Santo. Además, el aumento de precios de medicamentos clave, como los anticoagulantes, ha generado una crisis en el sistema público de salud. Muchos pacientes se enfrentan a dificultades para acceder a medicamentos esenciales, como resultado de la inflación, la escasez de suministros y la falta de competencia en el mercado.
Medidas para contener la crisis sanitaria
Las autoridades de salud brasileñas han intensificado sus esfuerzos para controlar las enfermedades virales, especialmente en lo que respecta a la prevención, la vacunación y la mejora de la infraestructura sanitaria. A pesar de los desafíos, las autoridades continúan implementando estrategias para combatir la propagación de enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla y el Zika, así como para garantizar el acceso adecuado a tratamientos médicos y la distribución de vacunas. A medida que Brasil enfrenta una de sus crisis sanitarias más complejas en años, el gobierno ha destacado la necesidad de un enfoque integral y coordinado para resolver la situación.