La fiebre amarilla, una enfermedad viral grave y potencialmente mortal, ha resurgido como una amenaza para la salud pública en América Latina. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha emitido una alerta epidemiológica debido al aumento de casos confirmados en humanos, especialmente en Bolivia, Brasil, Colombia y Perú. En los últimos meses de 2024 y las primeras semanas de 2025, se ha observado un repunte preocupante de la enfermedad, con nuevos casos registrados fuera de las tradicionales zonas amazónicas. Este incremento subraya la urgencia de intensificar los esfuerzos para prevenir su propagación, fortalecer el manejo clínico y mejorar la vigilancia en las áreas de riesgo.
Aumento de casos en América Latina: cifras alarmantes
En 2024, la OPS confirmó 61 casos de fiebre amarilla, de los cuales 30 resultaron fatales, superando los 58 casos reportados en los dos años anteriores (2022-2023). Este repunte ha puesto en alerta a los sistemas de salud de la región, que enfrentan un desafío creciente. Aunque la mayoría de los casos en 2024 se concentraron en la región amazónica de Bolivia, Brasil, Colombia, Guyana y Perú, los datos recientes indican que la enfermedad está comenzando a desplazarse hacia áreas fuera de esta zona.
En 2025, se ha reportado la aparición de casos en lugares que no habían sido tradicionalmente afectados, como el estado de São Paulo en Brasil y el departamento de Tolima en Colombia. A su vez, Perú ha confirmado un caso fatal reciente. Este desplazamiento de la fiebre amarilla refuerza la necesidad urgente de reforzar las medidas preventivas y de control en toda la región, ya que otros países podrían estar igualmente expuestos a nuevos brotes.
La fiebre amarilla es una amenaza latente
La fiebre amarilla, que es transmitida por la picadura de mosquitos infectados, puede causar síntomas graves, como fiebre, dolor muscular, náuseas y sangrado. En su forma más grave, puede provocar insuficiencia hepática, hemorragias y muerte. Aunque en algunos casos la enfermedad puede ser gestionada sin complicaciones, en otras situaciones, especialmente cuando no se detecta a tiempo, la fiebre amarilla puede ser fatal. La OPS señala que muchos de los casos recientes ocurrieron en personas que no habían recibido la vacuna, lo que resalta la importancia de la inmunización como una herramienta clave para prevenir la enfermedad.
La vacunación: la principal herramienta preventiva
La OPS ha enfatizado que la vacunación sigue siendo la medida más eficaz para prevenir la fiebre amarilla. Según los datos de 2024, la mayoría de los casos confirmados correspondieron a personas que no habían sido vacunadas. Por lo tanto, la organización insta a los países de la región a continuar reforzando sus programas de vacunación y a asegurar que al menos el 95% de las personas en áreas de riesgo estén inmunizadas. En este contexto, es fundamental también informar a los viajeros sobre los riesgos y las medidas preventivas necesarias antes de desplazarse a zonas endémicas.
El fortalecimiento de los programas de vacunación debe ser acompañado por medidas de control de vectores, como la fumigación y el control de la población de mosquitos, para reducir la exposición a la enfermedad. La OMS ha recomendado que los países mantengan una vigilancia activa, no solo en las zonas tradicionalmente afectadas, sino también en las nuevas áreas donde la fiebre amarilla podría estar comenzando a propagarse.
Recomendaciones de la OPS: vigilancia y diagnóstico temprano
Ante el cambio en los patrones de transmisión, la OPS ha subrayado la importancia de mantener una vigilancia epidemiológica activa, particularmente en áreas cercanas a las zonas afectadas. Detectar cualquier caso sospechoso de manera temprana es crucial para evitar una mayor propagación del virus. Los equipos de salud deben estar preparados para realizar diagnósticos virológicos mediante técnicas como la PCR y el ELISA IgM, especialmente en los primeros 7 a 10 días de la enfermedad, para confirmar el diagnóstico y proceder con el aislamiento y tratamiento oportunos.
La OPS también hace un llamado a fortalecer el manejo clínico de los pacientes graves, mejorando la detección temprana y el seguimiento especializado. Las autoridades deben revisar y actualizar los inventarios nacionales de vacunas para garantizar que los países puedan responder de manera rápida y eficiente ante posibles brotes.
Historia de la fiebre amarilla en las Américas: un patrón recurrente
La fiebre amarilla no es una enfermedad nueva para América Latina. Desde 1970, la enfermedad ha resurgido en diversas ocasiones, convirtiéndose en un problema recurrente de salud pública. La enfermedad es endémica en 13 países y territorios de la región, pero desde 2014, el virus ha comenzado a salir de los límites de la Amazonia. Expertos señalan que el cambio en la interacción entre monos, mosquitos y humanos podría estar detrás de este fenómeno. A pesar de los avances en la vacunación, la fiebre amarilla sigue siendo una amenaza latente que exige una respuesta coordinada y urgente.