Hace un mes, The Lancet Microbe publicó los más recientes resultados de un estudio de vigilancia mundial de gonorrea farmacorresistente. Estos datos fueron reportados por 73 países que ayudaron a construir el informe bienal que destaca que las cepas gonocócicas resistentes se han extendido en todo el mundo.
Recordemos, que la gonorrea es causada por el patógeno Neisseria gonorrhoeae, posicionándose como la segunda infección bacteriana de transmisión sexual más común en el mundo. De hecho, se estima que 82.4 millones de personas se contagiaron recientemente con la infección en 2020. Pese a que la enfermedad es curable con antibióticos, la resistencia a los antimicrobianos ha logrado que los casos de gonorrea aumenten en los últimos 50 años.
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La gonorrea se ha hecho resistente a muchas clases de antibióticos, como las quinolonas y las cefalosporinas, también a los llamados antibióticos de última línea. En comparación con informes anteriores, la situación de la enfermedad ha empeorado.
A detalle para la elaboración de este informe se contó con la participación de 30 países de Europa, y 14 países de la Región Pacífico Occidental y algunos de África y América, sin embargo, la vigilancia en estos dos últimos continentes es escasa. El número total de casos aislados de gonorrea examinados para detectar la susceptibilidad a diferentes antimicrobianos varió de 12.895 para cefixima a 25.505 para ciprofloxacina en 2017, y de 15.876 para cefixima a 27.251 para ciprofloxacina en 2018.
Adicionalmente, el estudio informó una disminución de la susceptibilidad o resistencia a la ceftriaxona en 21 (31%) de los 68 países informantes y a la cefixima en 24 (47%) de los 51 países informantes. La resistencia a la azitromicina fue notificada por 51 (84%) de los 61 países informantes y a la ciprofloxacina por todos (100%) de los 70 países informantes.
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Como muestran los datos, en un gran porcentaje de países la resistencia a la ciprofloxacina es muy alta, mientras que la resistencia a la azitromicina está aumentado de manera rápida, lo más preocupante es que la resistencia a otros antibióticos también esta aumentado pero a paso lento. Sin la aparición de nuevos tratamientos para la gonorrea, pronto se presentarán casos de infecciones por cepas muy difíciles de tratar y curar.
Erradicar la gonorrea, una meta para 2030
“Estos pueden ser solo la punta del iceberg, ya que faltan sistemas para diagnosticar y reportar infecciones resistentes en los países de bajos ingresos donde la gonorrea es en realidad más común”, dijo la Dra. Teodora Wi, Oficial Médico de Infecciones de Transmisión Sexual de la OMS.
Actualmente, la OMS está reforzando la vigilancia de la resistencia a los antimicrobianos de la gonorrea a través del Programa Mejorado de Vigilancia de los Antimicrobianos Gonocócicos (EGASP) en los países centinela para garantizar datos oportunos, comparables y de calidad garantizada que informen las recomendaciones y políticas de tratamiento.
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La Estrategia Mundial del Sector de la Salud sobre las ITS ha establecido objetivos para reducir la incidencia de la infección por Neisseria gonorrhoeae en un 90% para 2030. Reconociendo que esta reducción puede ser difícil de lograr con las intervenciones disponibles, y dado el aumento de la tasa de acción, la Estrategia ha hecho hincapié en la necesidad de desarrollar vacunas gonocócicas eficaces.
Actualmente no existen vacunas gonocócicas autorizadas. Sin embargo, el interés en el desarrollo de vacunas gonocócicas se ha revitalizado no solo por los marcados aumentos en la AMR gonocócica, sino también por el aumento de los datos científicos que sugieren que las vacunas gonocócicas son biológicamente factibles.
“Para controlar la gonorrea, necesitamos nuevas herramientas y sistemas para una mejor prevención, un diagnóstico más temprano y un seguimiento y notificación más completos de las nuevas infecciones, el uso de antibióticos, la resistencia y los fracasos del tratamiento. Específicamente, necesitamos nuevos antibióticos, así como pruebas de diagnóstico precisas en el punto de atención, idealmente las que pueden predecir qué antibióticos funcionarán en cada infección en particular, y en última instancia, una vacuna para prevenir la gonorrea” concluyó la Dra. Meg Doherty, Directora de los Programas Mundiales de VIH, Hepatitis e ITS de la OMS.