El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció esta semana su intención de imponer “aranceles importantes sobre los productos farmacéuticos”, lo que representa un nuevo capítulo en su política comercial agresiva. Aunque no se precisaron fechas ni el alcance de la medida, el anuncio tuvo un efecto inmediato en los mercados bursátiles: las acciones de gigantes del sector como AstraZeneca cayeron un 5 %, Novartis un 3 %, y Pfizer, Eli Lilly y Merck perdieron más del 3 % de su valor.
La declaración fue realizada durante un discurso ante el Comité Nacional Republicano del Congreso, en el que Trump afirmó: “Vamos a imponer aranceles a nuestros productos farmacéuticos. Y una vez que lo hagamos, volverán a nuestro país en masa porque somos el gran mercado”. El objetivo declarado: reducir la dependencia de insumos extranjeros, especialmente de China, y fomentar la reindustrialización del sector en suelo estadounidense.
Consecuencias para la cadena de suministro de medicamentos
La industria farmacéutica, tanto en su segmento de marca como en el de genéricos, opera dentro de una cadena de suministro altamente globalizada. Ingredientes activos, excipientes y materiales de envasado son obtenidos de múltiples países, en especial de China e India, los mayores productores mundiales de principios activos (API).
Cambiar el modelo actual requeriría años de planificación, inversiones masivas y, sobre todo, una supervisión regulatoria estricta para garantizar la seguridad y calidad de los productos. Además, las plantas estadounidenses existentes no tienen la capacidad instalada para sustituir rápidamente la producción externa.
Los expertos coinciden en que este tipo de medidas no solo encarecerían los medicamentos, sino que también podrían afectar la disponibilidad de productos esenciales, como los antibióticos genéricos, que dependen en gran parte de ingredientes importados.
Impacto en investigación, empleo e innovación
David Ricks, CEO de Eli Lilly, fue enfático en su rechazo a la medida. En declaraciones a la BBC, advirtió que los aranceles podrían “reducir el gasto de las empresas en investigación y provocar despidos”. Esta preocupación cobra especial relevancia considerando que Lilly ha invertido fuertemente en manufactura local en los últimos años, a diferencia de otras farmacéuticas que dependen más del extranjero.
El impacto más grave podría recaer en los presupuestos de I+D, que son el motor de la innovación biomédica y el desarrollo de nuevas terapias. Si los márgenes se ven afectados por medidas arancelarias, muchas empresas podrían optar por recortar inversión en áreas críticas, afectando la generación de nuevos tratamientos, especialmente en campos como oncología, enfermedades raras y terapias genéticas.
Tensiones geopolíticas y uso del poder presidencial
La retórica de Trump apunta directamente a China, acusando a anteriores administraciones de permitir abusos comerciales. “Lo que otros presidentes permiten que China se salga con la suya es absolutamente criminal”, afirmó. “Pero yo no soy como otros presidentes”.
El presidente basa su estrategia en facultades ejecutivas que le permiten declarar aranceles en situaciones de emergencia o cuando se perciben amenazas a la seguridad nacional. Sin embargo, sus críticos advierten que esta interpretación amplia del poder presidencial es inconstitucional.
Un grupo apoyado por el influyente empresario conservador Charles Koch participa en una demanda judicial contra Trump, alegando abuso del poder arancelario. En paralelo, los senadores Maria Cantwell (demócrata) y Charles Grassley (republicano) han presentado un proyecto de ley que limitaría la autoridad presidencial en materia comercial, inspirado en la Resolución de Poderes de Guerra de 1973. No obstante, las posibilidades de que avance en el Congreso, dominado por los republicanos, son reducidas.
Repercusiones para la salud pública global la imposición de aranceles
Más allá del impacto financiero y geopolítico, los efectos sobre la salud pública podrían ser considerables. Aumentar los precios de medicamentos esenciales, limitar la disponibilidad de tratamientos y afectar la innovación son consecuencias que pueden perjudicar tanto al sistema de salud de EE. UU. como a otros países que dependen de productos fabricados o aprobados en ese país.
En un entorno ya presionado por inflación en insumos médicos, costos logísticos crecientes y tensiones geoeconómicas, las medidas anunciadas por Trump podrían agravar la situación para los sistemas de salud, especialmente aquellos con bajo poder adquisitivo o limitada capacidad de negociación con la industria farmacéutica.