En Estados Unidos, un grupo de investigadores de la Universidad de Carolina del Norte ha creado un innovador modelo del corazón humano. Gracias a esta herramienta, los investigadores pueden simular el flujo sanguíneo y así entender, comprender y diagnosticar con mayor precisión distintas enfermedades cardíacas.
El estudio representa un importante avance en el modelado de la función cardíaca, integrando representaciones tridimensionales y biomecánicas detalladas de las principales estructuras cardíacas. Con imágenes de TC y datos de tejido humano, este modelo permite analizar el rendimiento de las válvulas y la biomecánica del tejido. Los hallazgos del equipo de investigación están publicados en PNAS Nexus.
Simulador del corazón humano replica comportamientos fisiológicos:
El modelo genera comportamientos fisiológicos precisos, incluyendo ciclos de presión-volumen y respuestas realistas a distintas condiciones, reflejando una descripción integral de la función cardíaca. Para los investigadores, esta herramienta tiene varios usos prácticos, entre los que se encuentran:
- Terapias personalizadas: al realizar simulaciones específicas para cada paciente, facilita el ajuste de tratamientos a las necesidades individuales.
- Gemelos digitales del corazón: permite anticipar cambios en la salud cardíaca o la evolución de enfermedades, lo que puede reforzar planes de tratamiento completos y personalizados.
- Diseño de dispositivos médicos: permite predecir cambios en la función cardíaca, facilitando el diseño de dispositivos más eficaces.
La singularidad de este modelo radica en su enfoque integral, proporcionando una herramienta precisa y confiable para comprender la dinámica cardíaca. Actualmente es la herramienta más completa en dinámica de fluidos y su interacción con las estructuras del corazón. Los esfuerzos futuros están orientados a incluir la electrofisiología cardíaca, con el potencial de ampliar su alcance a diferentes trastornos y dispositivos cardíacos.
El profesor Boyce Griffith, director del estudio y experto en matemáticas e ingeniería biomédica de la UNC-Chapel Hill, destacó el impacto potencial de esta investigación: “Este avance es emocionante porque establece una base sólida para aplicaciones diversas, desde el diseño de dispositivos hasta la optimización de tratamientos y el apoyo en decisiones clínicas”.