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Crisis de salud mental en Latinoamérica: expertos llaman a acciones urgentes

Crisis de salud mental en Latinoamérica: expertos llaman a acciones urgentes
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El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, cuyo lema en 2024 es “Es tiempo de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo”. América Latina enfrenta una crisis de salud mental de proporciones alarmantes, según advirtieron expertos en un reciente foro organizado por la Agencia EFE. Este encuentro, titulado “Salud Mental sin Tabúes: Un Desafío para Latinoamérica”, destacó la necesidad de ampliar el acceso a los servicios de salud mental, eliminar los estigmas sociales y promover la educación como herramienta clave para empoderar a los pacientes y sus familias.

Flavia Gal, presidenta de la Fundación Círculo Polar de Chile, fue una de las panelistas que más énfasis hizo en la importancia de la “psicoeducación”, un concepto que propone otorgar a los pacientes y sus familias el conocimiento básico necesario para enfrentar los desafíos de salud mental. Según Gal, “el conocimiento es el contrario del estigma y una oportunidad para mejorar los tratamientos y el vínculo con los profesionales de salud”. Su intervención resaltó que para que el tratamiento sea efectivo, es fundamental que los pacientes y sus familias comprendan lo que implica vivir con una condición de salud mental.

Salud mental, problema global que golpea fuerte a América Latina

Juan Eduardo Guerrero, presidente de la Asociación Colombiana de Salud Pública y con amplia trayectoria en la Organización Mundial de la Salud (OMS), también participó en el foro, señalando que la crisis de salud mental es un tema de preocupación global. Según Guerrero, “existe una alerta internacional que nos insta a mejorar el acceso a los servicios de salud mental, especialmente en nuestros países, donde las brechas sociales y económicas dificultan este acceso”. El experto hizo un llamado a los gobiernos latinoamericanos a que incrementen la inversión en salud mental, y subrayó la importancia de que los profesionales de la salud y la educación reciban formación especializada para identificar y abordar los trastornos mentales a tiempo.

Durante el foro, quedó claro que, a pesar de los avances globales en la comprensión de las enfermedades mentales, en muchos países de América Latina, las políticas públicas aún no reflejan la urgencia del problema. Las desigualdades económicas y sociales profundizan las barreras de acceso a servicios de salud mental, lo que deja a millones de personas sin el apoyo necesario. Este panorama se agrava por el estigma cultural que persiste en torno a los trastornos mentales, un fenómeno que ha sido identificado como uno de los mayores obstáculos para mejorar la calidad de vida de las personas que padecen estas condiciones.

‘Psicoeducación’: la clave para reducir el estigma y empoderar a los pacientes

Uno de los principales temas abordados durante el foro fue la necesidad de fortalecer la “psicoeducación”, un enfoque que Gal describió como esencial para empoderar a los pacientes y a sus familias en el manejo de las enfermedades mentales. La psicoeducación, explicó, no solo ayuda a los afectados a comprender mejor su condición, sino que también fomenta un entorno de apoyo y colaboración entre el paciente y los profesionales de salud, lo que es fundamental para un tratamiento eficaz.

Además, la psicóloga clínica colombiana María Paula Aguilera Jiménez añadió que este enfoque debe ir acompañado de un cambio en la forma en que se comunica sobre salud mental, tanto en los medios de comunicación como en los entornos educativos y sociales. Aguilera subrayó la importancia de una comunicación “empática y validante” que evite reforzar estigmas y, en cambio, promueva una mayor comprensión y aceptación de los trastornos mentales. Según ella, el lenguaje juega un rol crucial en este proceso, y los medios deben asumir la responsabilidad de tratar estos temas con sensibilidad.

Jóvenes y redes sociales: un doble desafío

La situación de los jóvenes en la región fue otro tema central del debate. Aguilera alertó sobre los riesgos de la “sobreinformación” a la que están expuestos los jóvenes, y cómo las redes sociales, a pesar de ofrecer oportunidades para compartir información valiosa, también se han convertido en fuentes de desinformación. La psicóloga describió las redes sociales como un arma de doble filo: mientras que pueden ser herramientas útiles para concienciar sobre salud mental, también son un terreno fértil para la proliferación de mitos y estigmas que agravan los problemas psicológicos, como la ansiedad y la depresión.

Políticas públicas e inversión

El foro concluyó con un consenso entre los panelistas: es imprescindible que los gobiernos de América Latina aumenten su inversión en salud mental y que se promuevan políticas públicas integrales que aborden el problema de manera transversal. No solo se debe mejorar el acceso a los servicios de salud mental, sino que también es crucial que estas políticas se adapten a las necesidades particulares de las comunidades más vulnerables.

Guerrero destacó la importancia de involucrar a las familias y comunidades en el proceso, afirmando que “es necesario hablar abiertamente y sin prejuicios sobre la salud mental”. Esta apertura es clave para que las personas afectadas se sientan apoyadas y comprendidas, lo que a su vez facilita el acceso a los tratamientos y reduce el impacto negativo que estas condiciones tienen en la sociedad.

Manuel Fuentes, director editorial de EFE para América y moderador del foro, recordó cómo la pandemia de COVID-19 agravó la situación de la salud mental en la región. El aislamiento, el miedo y la incertidumbre causados por la pandemia afectaron gravemente el bienestar emocional de millones de personas. A medida que los países comienzan a recuperarse de las secuelas de la pandemia, el impacto sigue siendo evidente, lo que pone aún más presión sobre los sistemas de salud ya saturados.

El rol del lugar de trabajo en la salud mental

Según los expertos, los entornos laborales saludables pueden actuar como un factor protector para la salud mental, mientras que las malas condiciones pueden agravar los problemas psicológicos. Por tanto, instan a las empresas a tomar un rol activo en la promoción de la salud mental, creando espacios laborales seguros y libres de estigmas.

Los problemas de salud mental afectan directamente los entornos laborales, provocando un aumento del ausentismo, una disminución en la productividad y mayores costos en atención médica. A pesar de esto, el estigma y la falta de sensibilización continúan siendo obstáculos significativos para enfrentar la salud mental en el ámbito laboral.

Dado que el 60% de la población mundial está en la fuerza laboral, es crucial implementar acciones urgentes que minimicen los riesgos para la salud mental, y que promuevan su protección y apoyo en el trabajo. Los empleadores y compañeros pueden convertirse en agentes de cambio al desafiar el estigma y promover el diálogo abierto sobre salud mental. Además, es fundamental que aprendan a reconocer signos de problemas comunes, como la depresión, y alentar a quienes los presentan a buscar apoyo.

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