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China: ¿aliado o rival para la industria farmacéutica en 2025?

China industria farmacéutica 2025

El papel de China en la industria farmacéutica está evolucionando rápidamente. Mientras que antes las empresas occidentales la veían como un desafío incierto o incluso una amenaza competitiva, hoy se ha convertido en una de sus mayores oportunidades. En 2025, muchas grandes farmacéuticas enfrentan un desafío crítico: la pérdida de exclusividad de sus medicamentos más rentables.

Ante esta realidad, voltear la mirada hacia China no solo es una estrategia viable, sino también una de las opciones más rentables para fortalecer sus líneas de innovación y asegurar su presencia en un mercado en constante transformación.

Un reciente informe de Stifel revela que el 30% de los acuerdos de licenciamiento de grandes farmacéuticas ahora involucran a biotecnológicas chinas. En los últimos dos años, estas empresas han incorporado más de 4.100 medicamentos innovadores a sus portafolios, alcanzando un 31% de la producción mundial y situando a China en el segundo puesto del ranking global, solo detrás de Estados Unidos (35%) y por encima de Corea del Sur (10%).

El liderazgo de China es aún más evidente en terapias de vanguardia. Más de la mitad de los ensayos clínicos en ADC, anticuerpos biespecíficos y CAR-T tienen origen o asociación con el país asiático. Un caso emblemático es el de ivonescimab, desarrollado por Akeso Biopharma y licenciado por Summit Therapeutics. Este fármaco, ya aprobado en China para el cáncer de pulmón de células no pequeñas, podría alcanzar ventas de 2.600 millones de dólares en 2030, con un potencial aún mayor si logra ingresar al mercado estadounidense. Su desempeño en ensayos clínicos ha sido tan prometedor que ha sido apodado el “asesino de Keytruda”, lo que refuerza la creciente influencia del gigante asiático en la biofarma global.

Innovación a gran escala: ¿esta es la clave del éxito de China?

El ascenso de China en la biotecnología responde a una ecuación clara: rapidez más volumen. En el desarrollo de terapias complejas como los ADC es fundamental ajustar numerosas variables para obtener los mejores resultados. Aquí, China juega con ventaja: tiene la capacidad de iniciar ensayos clínicos con gran rapidez y optimizar su ejecución, superando muchas de las barreras regulatorias y logísticas que ralentizan a otros mercados. Esta eficiencia se traduce también en costos competitivos. En comparación con Occidente, los acuerdos de licenciamiento con biotecnológicas chinas son más accesibles, ofreciendo una vía de entrada menos riesgosa a áreas terapéuticas de vanguardia. Una estrategia que, sin duda, está dando frutos.

El declive en la eficiencia de la I+D global ha convertido a China en un destino clave para la inversión en biofarma, ofreciendo innovación y costos atractivos para el desarrollo de fármacos.Sin embargo, el panorama político podría cambiar el rumbo de esta tendencia. Con la nueva administración Trump en EE.UU., se espera un refuerzo en la protección de los intereses nacionales, lo que podría afectar los acuerdos con biotecnológicas chinas. Además, el Biosecure Act, una propuesta legislativa que busca restringir la relación comercial con empresas chinas en el sector de ciencias de la vida, podría convertirse en un factor determinante en los próximos años.

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