Un nuevo estudio realizado en 21 países revela que solo el 7% de los pacientes con trastornos mentales y de uso de sustancias recibieron tratamiento efectivo entre 2001 y 2019. Las principales barreras identificadas incluyen la baja percepción de la necesidad de tratamiento.
Las encuestas se realizaron a muestras representativas de adultos, con un total de casi 57,000 participantes; de ellos, el 58% eran mujeres. Entre las principales barreras identificadas para la atención, destacan la baja percepción de necesidad de tratamiento (46.5%), la escasa conexión con los servicios de salud a pesar de la necesidad percibida (34.1%) y la falta de tratamiento efectivo a pesar de tener un tratamiento mínimamente adecuado (47.0%).
Además, los recursos médicos generales a nivel nacional fueron más determinantes que los recursos específicos para la salud mental. Aunque el perfil de trastorno multivariable fue un predictor importante, la conexión con el tratamiento fue un factor clave para superar las barreras y acceder a un tratamiento efectivo.
El estudio definió el tratamiento efectivo tomando en cuenta la severidad de los trastornos mentales, además de las pautas de tratamiento existentes que abarcan desde el tipo adecuado de medicación hasta la frecuencia necesaria de la psicoterapia. Asimismo, se prestó especial atención a la adherencia al tratamiento. Para completar el análisis, se examinaron diversos factores predictivos tanto a nivel individual como a nivel nacional, tomando en cuenta los resultados obtenidos y los efectos de las intervenciones en cada caso.
“Los datos de esta encuesta nos han permitido crear el único indicador de tratamiento efectivo que existe para la salud mental y el uso de sustancias”, dijo el autor principal, Dr. Daniel Vigo, profesor asociado en el departamento de psiquiatría y la escuela de salud pública y población de la UBC en Canadá. “Las decisiones políticas y las decisiones sobre la asignación de fondos deben estar guiadas por los datos, y esto no siempre ha sido así en el ámbito de la salud mental y el uso de sustancias”.
Estos son los hallazgos clave del estudio sobre el manejo de trastornos mentales:
- Solo el 46.5% de las personas que cumplían con los criterios para ser diagnosticados con un trastorno mental reconocieron la necesidad de tratamiento. De aquellos que sí reconocieron su necesidad, solo el 34.1% acudió al sistema médico en busca de ayuda.
- La mayoría de los que buscaron ayuda (82.9%) recibieron un nivel mínimo de tratamiento adecuado.
- Sin embargo, de aquellos que recibieron tratamiento mínimo, solo el 47% alcanzó un tratamiento efectivo. La deserción en varias fases del proceso condujo a que solo un 6.9% recibiera el tratamiento efectivo necesario.
Según el estudio, se observó una disminución significativa en la atención de los pacientes después de contactar con el sistema de salud, antes de que recibieran un tratamiento efectivo. El Dr. Vigo resaltó que, dado que los médicos generales y de familia son generalmente los primeros en atender a los pacientes, es crucial asegurarse de que estén debidamente capacitados.
“Es fundamental mejorar la habilidad de los médicos generales y de familia para diagnosticar y tratar los casos leves y moderados, y saber cuándo derivar a especialistas a los casos más graves. Esto se convierte en la base del sistema de salud”, explicó el Dr. Vigo.
El estudio, publicado en JAMA Psychiatry, ofrece evidencia clave para guiar las decisiones políticas y de financiación en salud mental y el uso de sustancias. Destacando las brechas en los servicios y los resultados de trastornos como el trastorno bipolar y la adicción, identifica las áreas en las que las inversiones específicas podrían generar un mayor impacto. Con estos datos, los responsables políticos a nivel global pueden priorizar las intervenciones más efectivas para mejorar la atención.