I Have a (Digital) Dream

"nuestros sueños son reflejos de nuestras situaciones personales y por supuesto de las profesionales" afirma el Dr. Luis Eduardo Pino, en una reflexión sobre la Historia Clínica Electronica
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Los sueños son actividad cerebral bajo un estado neurofisiológico diferente. No es claro aún si solo los mamíferos humanos tenemos esa capacidad (¿es una capacidad?), pero lo que si parece serlo es que nuestros sueños son reflejos de nuestras situaciones personales y por supuesto de las profesionales. Así las cosas y compartiendo todos el mismo mundo, no es inusual que la arquitectura de los sueños y también las ideas que se generan a partir de ellas puedan tener similitudes, a pesar de vivir en diferentes territorios, en otros contextos socioculturales y con diferentes lenguajes.

La creatividad, al ser un acto humano, no se termina con el sueño, de hecho, hay miles de ejemplos de ideas que han surgido gracias a este fenómeno, el arte, la literatura y la música están plagados de oníricas historias. En mi caso particular algunos de los proyectos en los que trabajo han surgido en este escenario, la mayoría debo confesar lo han hecho durante mis jornadas semanales de atletismo.

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Pues bien, entrando en materia, mucho se ha hablado y escrito sobre el desarrollo cavernario llamado historia clínica electrónica. Muy pocos miembros del equipo de salud consideran estos productos como elementos facilitadores de los procesos y algunos inclusive lo ven como un elemento esencial para la “esclavización” laboral y la causa raíz de la sobrecarga administrativa y el burnout.

Como lo he mencionado también, estoy de acuerdo. Pero mi análisis va mucho más allá, es decir, el acto médico como lo hemos concebido desde tiempos hipocráticos, ¿contribuye real y efectivamente al bienestar de nuestros pacientes?, ¿la falsa dicotomía que nos enseñaron entre salud y enfermedad es realmente el elemento en donde aplicamos nuestros conocimientos o es una conveniente falacia para el asistencialismo?

No quiero entrar en retórica nihilista, solo quiero contextualizar un poco sobre el punto esencial: la reducción de la dimensionalidad de un problema y por tanto de su solución (¿?) tecnológica. El concepto bienestar del ser humano es mucho más trascendente que el de la salud, inmensamente complejo y por tanto requiere de una conectividad mucho más amplia y un entendimiento sistémico.

La sociedad, con una evolución mucho más rápida de quienes la estudian ha dejado atrás lo que algún día estudiamos como determinantes sociales de la salud, hoy son muchos más, además diferentes. Por ejemplo, la igualdad digital, es decir el acceso equitativo y efectivo a la internet es uno de los determinantes modernos. Un mundo hiperconectado requiere pensar en la democratización de dicho acceso, pero además esa conectividad debe tener sentido, es ahí en donde intentaré mezclar mis reflexiones.

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La historia clínica en sí, digital o no, ha sido un registro transaccional desconocido para su dueño, sin retorno alguno para él. Su utilidad se enfoca en los procesos administrativos y en el alojamiento de datos que nunca retornan a los usuarios o que son inútiles si lo hacen.

Piénsenlo de esta forma, ¿Cuántos de los colegas que hacen investigación deben ejecutar minería de datos manual en la hecatombe heterogénea de los registros clínicos?, no conozco el primer desarrollo de este estilo que haga extracción automática de los datos requeridos para generar análisis o siquiera para alojar datos en forma organizada. Pero, aún si esto existiera, la historia clínica no permitiría gestionar el holístico concepto de la vida de una persona y mucho menos de su percepción positiva, lo que algunos llaman bienestar.

Después de esta larga reflexión paso a lo importante, la estructura de una historia clínica electrónica debe moverse a un desarrollo mucho más amplio, a uno que englobe diferentes bloques de datos, pero especialmente que tenga un retorno inteligente en información y que conecte en una suerte de cadena de bloques a los actores, no de la salud, sino de la vida. A esto le hemos llamado en mi equipo, un alojamiento de la vida o “Life-log”.

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Este Life-log está constituido por una cadena de bloques que cubren:

  1. Toda la travesía de salud de una persona (el concepto de paciente y posiblemente el de enfermedad, desaparecerían en life-log) en el mundo real y simulado (hay que pensar en incluir a los metaversos).
  2. Elementos de soporte a la decisión y de capacidad analítica avanzada
  3. Monitoreo digital inteligente (y preferiblemente invisible)
  4. Central de automatización (que incluya entre otras a agentes virtuales conectados)
  5. Un bloque de e-alianzas que lo conecte con los otros sectores necesarios para una travesía holística (turismo, finanzas, banca, distribuidores logísticos, farmacias, gimnasios etc)
  6. Un bloque de contenidos (en nuestro caso MAIA Vision) que permita un acceso ágil, efectivo y curado a información personalizada, tanto para su travesía de salud como para la ejecución de las demás cadenas de bloques.
  7. Una plataforma de plataformas sobre la cual alojar los bloques anteriores, esta es la capacidad que hoy comparten los gigantes tecnológicos bien sea Azure de Microsoft ®, AWS de Amazon ® o la nube de Google ® y que requerirá computación cuántica en un futuro muy cercano.
  8. Por supuesto, unos bloques transversales constituidos por el de seguridad informática, bioética, investigación (si señores, RWE/RWD inteligente) y gobernanza.

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La interfaz de esta multiplataforma será personalizada y permitirá cruces de los bloques para generar predicciones, algo similar al tablero digital de la película “Minority Report” para mis contemporáneos. Sin duda, la historia clínica en medio de este super ecosistema sería simplemente un mal recuerdo. (Ver gráfico cortesía de MAIA Health)

Esta mega integración se ajusta en forma mucho más real a lo que creemos entender como el binomio salud/enfermedad, pero su migración a las otras dimensiones del ser humano increíblemente hará menos evidentes las transiciones entre estos dos estados y con el tiempo solo habrá uno, el del bienestar y la vida. Ese fue mi sueño y por lo que he estudiado, el de algunos otros en la intersección de la salud y la tecnología.

Aunque parezca ciencia ficción, proyectos como este ya se encuentran en curso, espero pronto contarles sobre sus avances.

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