Vinculan actividad en zona del cerebro al desarrollo de ansiedad y depresión

La excesiva actividad en una región del cerebro denominada corteza cingulada anterior subgenual -CCA- puede tener vinculación directa con el desarrollo de síntomas de ansiedad y depresión.
Vinculan actividad en zona del cerebro al desarrollo de la ansiedad y la depresión
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La excesiva actividad en una región del cerebro denominada corteza cingulada anterior subgenual -CCA- puede tener vinculación directa con el desarrollo de síntomas de trastornos mentales como la ansiedad y la depresión. El estudio publicado en la revista “Nature Communications” y realizado por la universidad de Cambridge en Reino Unido sugiere que esta zona es una región crucial en la depresión y ansiedad.

Teniendo en cuenta esto, podría desarrollarse un tratamiento especifico basado en los síntomas para tener mejores resultados. La CCA es una extensión del cerebro emocional que podría tener protagonismo en el aumento de emociones negativas, reducción del placer y mayor riesgo de enfermedades cardíacas en las personas con estos trastornos.

Adicionalmente, el estudio revela que los síntomas difieren en su sensibilidad al tratamiento con un antidepresivo a pesar de ser causados por el mismo cambio en la actividad cerebral.

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Estudio sobre ansiedad y depresión

Sobre un modelo animal el equipo de investigadores administró pequeñas dosis de un medicamento excitador de la CCA para sobreactivarla, evidenciando que la excesiva actividad de esta zona aumenta el ritmo cardíaco, eleva los niveles de cortisol y exagera la respuesta de los animales ante una amenaza desembocando en síntomas de ansiedad y estrés relacionados con el estrés.

Encontramos que la sobreactividad en la CCA promueve la respuesta del cuerpo a luchar o escapar en lugar de descansar y digerir activando el sistema cardiovascular y elevando las respuestas a las amenazas. Esto se basa en nuestro trabajo anterior que muestra que el exceso de actividad también reduce la anticipación y la motivación para las recompensas, reflejando la pérdida de la capacidad de experimentar placer que se observa en la depresión”, explica la doctora Laith Alexander, una de las primeras autoras del estudio, del Departamento de Fisiología, Desarrollo y Neurociencia de la Universidad de Cambridge.

Con el fin de medir el procesamiento de una amenaza los científicos entrenaron a los animales para que asociaran un color a la presencia de un depredador natural hecho de goma, dando como respuesta el aumento en los niveles de estrés. Después de que los animales estuvieron entrenados los científicos mostraban a los animales el color sin la presencia del depredador para ver con cuanta rapidez los sujetos de prueba podrían regular su respuesta al miedo.

Al activar en exceso el CCA, los modelos permanecieron temerosos durante más tiempo, según se midió tanto su comportamiento como su presión sanguínea, mostrando que en situaciones estresantes su regulación de las emociones se veía interrumpida”, señala Alexander.

Así mismo, los monos presentaron mayores índices de ansiedad tras sobreactivar la CCA y estar ante la presencia de un humano desconocido, ya que se mostraron más cautelosos de lo usual e incluso adoptaron posiciones de vigilancia. El equipo utilizó las imágenes cerebrales para explorar otras regiones del cerebro afectadas por la CCA durante la amenaza. Al sobreactivar la zona mencionada aumentaba la actividad dentro de la amígdala y el hipotálamo, partes esenciales en la red de estrés del cerebro.

En contraste, se redujo la actividad en zonas de la corteza prefrontal lateral, una región fundamenta en la regulación de las respuestas emocionales, siendo poco activa en la respuesta a la depresión.

Angela Roberts profesora del Departamento de Fisiología, Desarrollo y Neurociencia de la Universidad de Cambridge mencionó que “las regiones del cerebro que identificamos como afectadas durante el procesamiento de la amenaza difieren de las que hemos mostrado anteriormente que se ven afectadas durante el procesamiento de la recompensa. Esto es clave, porque las distintas redes cerebrales podrían explicar la sensibilidad diferencial de los síntomas relacionados con la amenaza y la recompensa al tratamiento”

Este equipo científico ya había demostrado que la ketamina es eficaz para dar una respuesta rápida a la depresión mejorando algunos síntomas como pérdida del placer e interés por actividades que antes resultaban estimulantes. Sin embargo, este medicamento no dio resultados en los sujetos de prueba, lo que evidencia que no tiene efectos sobre esta zona del cerebro.

“Tenemos pruebas definitivas de la sensibilidad diferencial de los distintos grupos de síntomas al tratamiento: por un lado, el comportamiento similar a la anhedonia se invirtió con la ketamina; por otro, los comportamientos similares a la ansiedad no lo hicieron”, concluye Roberts.

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