3 preguntas y respuestas sobre la esclerosis múltiple infantil

La esclerosis múltiple infantil es una enfermedad autoinmune y degenerativa cuyos síntomas suelen asociarse a otras condiciones. Conozca algunas claves:
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La esclerosis múltiple infantil o pediátrica es una enfermedad neurológica, cuya sintomatología poco difiere de la esclerosis múltiple en adultos. De acuerdo con la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple de Estados Unidos, menos de 10.000 niños y adolescentes han sido diagnosticados con esta patología, siendo la detección temprana el mayor reto para los especialistas pues suele confundirse con otros desórdenes que se manifiestan en edades infantiles.

De acuerdo con los expertos, se considera como un trastorno autoinmune, pues se produce una inflamación en el sistema nervioso. El daño se produce porque la vaina de mielina, la capa protectora de los nervios, es eliminada por los anticuerpos producidos por el sistema inmunitario, como ocurre en los casos que se detectan en edades adultas. Según neurólogos estadounidenses, la población infantil afectada con esta patología podría ser mayor a lo que se conoce. Esto se debe a las manifestaciones de la esclerosis múltiple, pues no existe un único síntoma que advierta sobre su desarrollo; todo lo contrario, cada caso presenta variaciones sin que ninguna de ellas tenga cura.

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Hasta el momento, los especialistas coinciden en un grupo de señales que pueden alertar sobre esta patología, comunes a los de la enfermedad en adultos: dificultades en el control de esfínteres, problemas al caminar, espasmos musculares, cambios sensoriales, hormigueo o temblores. Pero en niños, las convulsiones, alteraciones al hablar o problemas de memoria también pueden ser indicios, aunque a veces son pasados por alto.

En el caso de los niños y adolescentes, la esclerosis múltiple también se ha relacionado con la encefalomielitis aguda diseminada (ADEM, en inglés). De acuerdo con la información registrada en WebMD, en los niños que se recuperan de la encefalomielitis, remiten tras un par de semanas mientras que en los casos de la EM, persisten sin ningún progreso. Incluso, estadísticas del Hospital Johns Hopkins indican que el 20% de niños diagnosticados con ADEM evolucionarán desfavorablemente hacia casos de EM infantil.

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1. ¿Cuáles podrían ser los factores de riesgo en la esclerosis múltiple infantil?

Al igual que en los adultos, las causas de la esclerosis múltiple infantil siguen siendo desconocidas. Sin embargo, investigaciones recientes apuntan como posibles causas a los siguientes factores: exposición a toxinas (humo o pesticidas), bajos niveles de vitamina D en sangre, sobrepeso, problemas genéticos sobre el sistema inmunitario y estar infectado por el virus de Epstein-Barr (padecer mononucleosis).

Desde el aspecto genético, los investigadores todavía no se refieren a este trastorno neurológico como una enfermedad genética. En realidad, lo que la evidencia científica ha demostrado es que ciertas combinaciones de genes elevan el riesgo de padecer la enfermedad. En consecuencia, el riesgo medio de desarrollar EM infantil es de 1 y 750 que se reduce significativamente a 1 en 40 si uno de los padres es diagnosticado con esclerosis múltiple.

2. ¿Qué cambia en el diagnóstico de la esclerosis múltiple infantil?

En los casos de EM infantil, se padece de esclerosis múltiple recurrente-remitente. Esto quiere decir que la enfermedad se manifiesta con ataques periódicos, caracterizados por la presentación de alteraciones neurológicas nuevas o que empeoran (en caso de que no se hayan detectado antes, seguidos de etapas sin sintomatología a las que se conoce como remisiones. Otro de los factores que incide en el diagnóstico es el sexo. Antes de la pubertad, el número de casos entre niñas y niños es prácticamente igual. Luego de ello, la proporción es de 2-3 a 1, lo que daría un papel relevante a las hormonas sexuales, sin que ello esté plenamente confirmado.

Por lo general, en el primer ataque de esclerosis múltiple infantil, los especialistas no pueden confirmar el diagnóstico y optan por esperar hasta la recidiva, momento en el que se establece un plan de tratamiento basado en tres criterios: tratar los ataques, prevenir ataques futuros y aliviar los síntomas que la enfermedad produzca.

Se debe tener en cuenta que, a diferencia de la esclerosis detectada en la adultez, el trastorno progresa más lentamente en niños y adolescentes pero puede causar discapacidad física a una edad más temprana. La enfermedad también puede causar mayores problemas de pensamiento y emociones a los niños y adolescentes, y puede afectar a su trabajo escolar, a la imagen que tienen de sí mismos y a las relaciones con sus compañeros.

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3. ¿Qué tratamientos existen para la esclerosis múltiple en niños?

Si bien la FDA y otras autoridades sanitarias han autorizado más de una docena de medicamentos para el manejo de esta enfermedad en adultos, los niños todavía no cuentan con un amplio número de posibilidades.

Si se habla del tratamiento de los ataques, se suelen utilizar corticoides para reducir la inflamación en el cerebro y la médula espinal. El principal es la metilprednisolona, administrada por vía intravenosa durante 3 a 5 días. En algunos casos, se receta prednisona como complemento después de la terapia intravenosa. Si no se produce la respuesta esperada, los tratantes optan por un tratamiento con plasma sanguíneo o inmunoglobulina administrada de manera intravenosa.

A nivel preventivo, no existe una medicación establecida con este fin. Sin embargo, en algunos países se suelen administrar Interferón beta-1a, Interferón beta-1b, entre otros a dosis menores. Al respecto es importante tener en cuenta que, la evidencia científica ha mostrado resultados positivos en la población infantil, pero muchos de los medicamentos siguen siendo objeto de estudio.

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Y frente a los síntomas generales de la esclerosis múltiple infantil, los médicos advierten que la fatiga, el entumecimiento u hormigueo, la rigidez muscular y la depresión pueden mantenerse después de un ataque de EM infantil. Para estos casos, se opta por implementar alternativas terapéuticas como la fisioterapia, la terapia ocupacional y apoyo psicológico para el paciente y su familia. Como medidas adicionales, se sugieren los siguientes cambios:

  • Establecer una dieta saludable y un estilo de vida activo.
  • Evitar el tabaco y el cigarrillo.
  • Tomar vitamina D, siempre y cuando esté avalado por el médico tratante.

Finalmente, y de acuerdo con los expertos en esclerosis múltiple infantil, se debe tener en cuenta que esta es una enfermedad crónica que hay que controlar durante toda la vida. Se debe tener presente que su curso es difícil de predecir y que varía notoriamente entre cada caso.

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