La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, asumirá este 1 de octubre como la primera mujer en liderar el país para el sexenio 2024-2030. Sheinbaum hereda la responsabilidad de continuar con la ambiciosa agenda de la ‘Cuarta Transformación’ iniciada por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador y entre los desafíos que deberá enfrentar se encuentran algunos de los problemas más arraigados de la sociedad mexicana, tales como la lucha contra el narcotráfico, los feminicidios y la consolidación de importantes reformas sociales.
Uno de los sectores más relevantes dentro de su plan de gobierno ‘100 Pasos para la transformación’ es el de la salud. Sheinbaum continuará con la ruta trazada por López Obrador para universalizar el acceso a servicios de salud de calidad. Con la implementación del IMSS-Bienestar y la integración entidades federativas al modelo, el próximo sexenio será crucial para consolidar la federalización del sistema de salud y garantizar que más de 50 millones de personas sin seguridad social reciban atención médica gratuita.
La transformación del sistema de salud en México: avances y desafíos hacia la consolidación del IMSS-Bienestar
En los últimos años, México ha emprendido un ambicioso proceso de transformación en su sistema de salud, liderado por la Cuarta Transformación (4T). Desde 2019, el país ha centrado sus esfuerzos en recuperar la rectoría de la salud pública, reforzando instituciones clave como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), a la vez que se ha impulsado la creación del IMSS-Bienestar. Esta nueva entidad busca garantizar la atención gratuita y de calidad a las personas sin seguridad social, representando un cambio profundo en el modelo de salud del país.
La estrategia se ha enfocado en integrar al IMSS-Bienestar ha implicado la transferencia de personal e infraestructura de los servicios estatales hacia el nuevo sistema, con el objetivo de brindar una cobertura más homogénea. Además, se ha invertido significativamente en la rehabilitación de infraestructura de salud abandonada. Sin embargo, uno de los principales retos del próximo gobierno será consolidar este modelo, asegurando la inversión continua y la modificación de procesos para elevar el nivel de cobertura y calidad de los servicios de salud.
Un nuevo modelo para garantizar la universalidad de acceso
El plan de salud del gobierno de Claudia Sheinbaum se enfoca en garantizar la universalidad de acceso a servicios de salud, un tema crucial en el contexto mexicano, donde la fragmentación del sistema ha generado profundas desigualdades. El modelo de la Cuarta Transformación (4T) plantea una reestructuración profunda en la cual se ha separado la rectoría del sector de la provisión de servicios. De esta manera, la Secretaría de Salud se dedica a las funciones de regulación, prevención y control, mientras que el IMSS-Bienestar y otras instituciones públicas, como el ISSSTE, se encargan de la provisión de servicios a la población.
El IMSS-Bienestar, una de las piezas clave de esta transformación, busca integrar a las personas sin seguridad social en un sistema único de atención que ofrezca servicios gratuitos y de calidad. Hasta el momento, 23 entidades federativas han adoptado este modelo, que cubre al 80% de la población sin seguridad social en México. La consolidación de este modelo permitirá una cobertura homogénea, independientemente del estatus laboral o ubicación geográfica de las personas, lo que representa un avance significativo hacia la equidad en el acceso a la salud. Esto busca revertir el impacto negativo del sistema fragmentado que prevalecía anteriormente, donde el Seguro Popular no logró estandarizar la calidad ni la cobertura en todo el país.
El reto para el gobierno de Sheinbaum será consolidar este nuevo modelo, asegurando la integración completa de los sistemas estatales de salud bajo el IMSS-Bienestar. Con esto, se pretende que todos los mexicanos puedan acceder a servicios de salud de calidad, sin distinción alguna. Este enfoque no solo busca mejorar los indicadores de salud nacionales, sino también reducir los gastos catastróficos y de bolsillo, que actualmente afectan desproporcionadamente a las personas sin seguridad social.
Fortalecimiento del primer nivel de atención en México
El primer nivel de atención es fundamental para el éxito de este modelo de salud. Según el enfoque propuesto, el 80-85% de las interacciones entre el sistema de salud y la población deben ocurrir en este nivel. Es decir, el primer nivel de atención debe ser capaz de diagnosticar, tratar y dar seguimiento a la mayoría de los casos, incluyendo acciones preventivas y de educación para la salud. Dicho nivel incluye clínicas de atención primaria que abordan necesidades de salud básicas, pero también juegan un papel crucial en la detección temprana de enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión y enfermedades del corazón.
Durante años, la atención primaria ha sido uno de los más desatendidos, con falta de personal y recursos, lo que ha llevado a una saturación de los hospitales de segundo y tercer nivel. El gobierno de Sheinbaum busca revertir esta tendencia al fortalecer el primer nivel de atención mediante la implementación de nuevos protocolos, el uso de tecnología, y la profesionalización del personal, particularmente de las enfermeras, quienes tendrán un rol más activo y especializado.
El Modelo de Atención para el Bienestar (MAS-Bienestar) diseñado durante la 4T está centrado en la persona y la comunidad, promoviendo un enfoque integral que abarca desde la promoción de la salud hasta la rehabilitación. Una de las metas más importantes es reducir el porcentaje de la población que acude a servicios privados para recibir atención primaria. Según los datos, el 17% de los mexicanos se atienden en consultorios adyacentes a farmacias, lo que genera un gasto de bolsillo elevado.
Al fortalecer el primer nivel de atención, se espera que más personas puedan acceder a servicios de salud pública, lo que no solo reduciría los costos para las familias, sino que también permitiría detectar y tratar enfermedades a tiempo, previniendo complicaciones que requerirían atención en niveles superiores.
Inversión en infraestructura y tecnología: una necesidad urgente
Uno de los grandes desafíos para garantizar la universalidad de acceso y el fortalecimiento del primer nivel de atención es la infraestructura de salud. Durante las décadas pasadas, la descentralización del sistema de salud generó un crecimiento desordenado de la infraestructura. En muchos casos, se construyeron hospitales y centros de salud sin una planificación adecuada, lo que resultó en instalaciones mal equipadas o sin el personal necesario para operar correctamente. Este desorden ha contribuido a la saturación de los servicios de salud en algunas áreas, mientras que en otras persisten los “desiertos de atención”, donde la población debe recorrer largas distancias para acceder a servicios básicos.
Desde 2018, el gobierno ha priorizado la recuperación de infraestructura abandonada y mal planificada. Se han realizado importantes inversiones para rehabilitar hospitales y centros de salud, equipándolos adecuadamente y asegurando que cuenten con personal suficiente. En 2024, se planea una inversión de 23 mil millones de pesos en infraestructura, que incluye la construcción de 2.035 camas adicionales, 100 quirófanos y más de 500 consultorios.
Sin embargo, todavía existen importantes brechas de acceso, especialmente en las zonas rurales y marginadas. La falta de infraestructura en estas áreas perpetúa las desigualdades en salud, y se estima que más de 150 municipios aún no cuentan con consultorios. El plan de Sheinbaum incluye la construcción de consultorios en estos municipios, priorizando aquellos con mayor índice de marginación, y garantizando que ninguna persona tenga que viajar más de una hora para llegar a un punto de atención.
Además, la inversión en tecnología será crucial para mejorar la capacidad de atención en el primer nivel. El uso de teleconsulta y tecnologías de diagnóstico rápido permitirá que los centros de salud puedan ofrecer servicios más completos, reduciendo la necesidad de derivar a los pacientes a hospitales de mayor complejidad. Esta estrategia no solo busca mejorar la eficiencia del sistema, sino también asegurar que la infraestructura existente opere a su máxima capacidad y se optimicen los recursos.
Entre tanto, el plan de salud de Claudia Sheinbaum representa un paso importante hacia la equidad y universalidad en el acceso a la salud en México. El fortalecimiento del primer nivel de atención, combinado con una inversión estratégica en infraestructura y tecnología, permitirá mejorar la calidad y la cobertura de los servicios de salud en todo el país. Sin embargo, la consolidación de estos cambios dependerá de la capacidad del nuevo gobierno para ejecutar las reformas propuestas, asegurando que todos los mexicanos, independientemente de su lugar de residencia o condición social, puedan acceder a un sistema de salud justo, eficiente y de calidad.
Descargue aquí el Plan de Gobierno de Sheinbaum:
