La escasez de medicamentos en México ya no solo se limita al sector público, sino que ahora no se encuentran algunos medicamentos en farmacias y hospitales privados. Este problema ha impactado todos los grupos terapéuticos, e incluso empiezan a escasear los genéricos.
Los medicamentos más escasos son los usados para enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y algunas enfermedades autoinmunes. Sin embargo, en algunos estados es difícil encontrar medicamentos tan básicos como el paracetamol, butilhioscina y meloxicam y algunos antinflamatorios como el naproxeno.
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Bajo este panorama la situación se complejiza ya que el mercado de genéricos había funcionado como un agente mitigante en el desabasto de medicamentos en el sistema público. En el sistema privado los usuarios cubiertos por el IMSS, ISSSTE, Sedena y Pemex tampoco han podido acceder a los fármacos.
Al respecto los fabricantes de genéricos del país argumentaron que la falta de materia prima los ha impactado de manera directa, este desabasto de insumo ha provocado que se reduzca la producción en hasta un 70%, esto sin contar que algunas fabricas solo tienen trabajando la mitad de su maquinaria.
No obstante, este no es un problema de capacidad productiva sino que es un problema de cadenas de suministro. Los fabricantes están en capacidad de producir más pero no pueden. Esta tendencia de desabasto de insumos para fabricación de medicamentos está presente actualmente en todo el mundo.
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La principal carencia sin duda son las sales químicas o APIs (Active Pharmaceutical Ingredient), necesarias para fabricar casi cualquier fármaco, pero su producción bruta se limita a algunos países asiáticos. De hecho China e India son casi los únicos países productores de APIs, e incluso China es también el principal fabricante de los precursores de las sales. La pandemia impactó la producción de ambas naciones y ahora la demanda es ampliamente superada por la oferta.
“Y pensar que hace algunas décadas México producía muchos tipos de dichos farmoquímicos e incluso los exportaba; lamentablemente esa planta no se cuidó, y en vez de estimular su desarrollo, fue ignorada y terminó desapareciendo” menciona Maribel Ramírez, experta en temas de salud y economía de México.
La estrategia más obvia (aparentemente) sería que el Gobierno hubiese previsto la situación y hubiera negociado los precursores con China e India para luego impulsar de manera local la producción de sales químicas. De esta forma no solo se mitigaría el desabasto sino que se empujaría la política industrial farmacéutica bandera del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que hasta ahora no ha mostrado muchos avances.
En contraste, países como Estados Unidos, Canada y algunas naciones europeas anticiparon la escasez de materias primas y buscaron una solución; por ejemplo, Estados Unidos presentó un plan para producir dentro del país las principales sales químicas requeridas para los genéricos.
La tragedia del desabasto: el libro que habla sobre la escasez de medicamentos en México
Xavier Tello publicó recientemente su libro “la tragedia del desabasto“, en el que se denuncia la aparente incompetencia de los gobiernos en la compra de medicamentos. “Este libro sale de varias necesidades pero seguramente la más clara es la de comunicar, porque se han dicho varias cosas ante un inminente error de cálculo de ejecución”, dice Tello.
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El autor recuerda que en 2019 se presentó la más grande escasez de medicamentos oncológicos en el país, producto de tres factores: el desmantelamiento del sistema de compras, la eliminación del Seguro Popular y la desacertada gestión de la pandemia. “(Quisieron) desmantelar el sistema de salud completo y hacerlo como quisieron (…) Sucedió que no midieron las consecuencias pensaron que con solo desearlo lo iban a hacer”, explica en el medio internacional EFE salud.
Cabe mencionar, que el libro se basa en información analizada y publicada por expertos, aunque a decir no es un libro de datos, sino una plataforma para dar voz a los pacientes, familiares y profesionales de la salud que todos los días sufren las consecuencias de “las malas decisiones” que el Gobierno tomó por ellos.
