Los precios de los Medicamentos – Encrucijada entre acceso efectivo, uso racional y capacidad de financiamiento

Todos los Sistemas de Salud, sin importar su nivel de ingresos (tanto en países ricos como pobres), enfrentan el desafío de administrar y distribuir de manera eficiente recursos limitados para atender la demanda potencialmente ilimitada de servicios de la población.
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Por: Héctor E. Castro, director técnico senior de economía farmacéutica y financiamiento

“Imagine una epidemia que amenaza con matar a 41 millones de personas cada año. Ya está sucediendo. Este año, el año pasado y el año que viene también ocurrirá. Las enfermedades crónicas no transmisibles son los mayores asesinos del mundo…” Este tuit del Doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus (Director General de la Organización Mundial de la Salud) en septiembre de 2018, sirve de ejemplo para ilustrar el reto que afrontan muchos países en desarrollo en la medida que empeñan su palabra y comprometen recursos con el fin de alcanzar cobertura universal en salud para sus ciudadanos.

Todos los Sistemas de Salud, sin importar su nivel de ingresos (tanto en países ricos como pobres), enfrentan el desafío de administrar y distribuir de manera eficiente recursos limitados para atender la demanda potencialmente ilimitada de servicios de la población. Mientras que los Sistemas de Salud de los países más ricos afrontan una importante carga derivada de enfermedades crónicas no transmisibles desde hace ya varias décadas; la cuestión se complica aún más en países de ingresos bajos y medios donde todavía hay una agenda inconclusa para afrontar enfermedades olvidadas y crónicas no trasmisibles. En muchos de estos países las personas se enferman y mueren de Malaria, Leishmaniosis, Tuberculosis, SIDA y de manera creciente también de Cáncer, enfermedad cardiovascular y diabetes, entre muchas otras.

Surge entonces una encrucijada para los reguladores y tomadores de decisión, definida como “una situación difícil en que no se sabe qué conducta seguir”. En primer lugar, la razón de ser de los Sistemas de Salud son las personas, por lo que el acceso efectivo a tratamientos de calidad debiera primar sobre todas las cosas. Sin embargo, tanto los Sistemas de Salud como las personas cuentan con capacidades de financiamiento finitas por lo que los recursos debieran utilizarse de manera racional (preferiblemente con base en la mejor evidencia científica disponible y pagando un precio justo en relación al beneficio terapéutico que otorgan) de tal manera que ni los sistemas colapsen, ni las personas empobrezcan al tener que sacar recursos emergentes en exceso para poder subsanar sus necesidades en salud.

Establecer una política farmacéutica que privilegie solo uno o algunos de los elementos de la triada: acceso a medicamentos de calidad, uso racional y capacidad de financiamiento es simplemente una medida imperfecta que tendrá efectos negativos en un futuro próximo. Aunque en años recientes los productores de medicamentos han hecho avances en materia de innovación terapéutica, el precio de muchos de los nuevos medicamentos es inalcanzable para los pacientes que residen en países en desarrollo; en el caso puntual de las enfermedades crónicas no trasmisibles la misma cronicidad del curso de tratamiento (en algunos casos  a lo largo de toda la vida) hace que incluso los pacientes con mayor capacidad de pago, no puedan hacerlo de manera sostenible en el largo plazo.

La fragmentación, falta de capacidad de pago y los altos costos de transacción hacen que el gasto en medicamentos de cada sistema de salud oscile de manera ostensible; desde un 10% en mercados fuertemente regulados a más del 80% en países con limitado poder de negociación, así mismo el gasto de su bolsillo para costear medicamentos puede representan alrededor del 5% de la carga financiera de un hogar en algunos países de la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) y cerca de un 70% en muchos otros lugares de menor capacidad institucional. Con el fin de alcanzar la promesa de cobertura universal en salud, los sistemas de salud tienen entonces que ser más estratégicos cuando de asignar recursos escasos se trata. Es por esto que las políticas de establecimiento estratégico de precios de medicamentos importan.

Regular los precios de los medicamentos puede tomar muchas formas incluyendo medidas directas que impactan el precio mismo, como: la referenciación internacional o interna de precios, el precio basado en el valor o el precio basado en costeo. Pero hay también múltiples medidas indirectas que pueden tener también un impacto positivo (p.ej.: políticas arancelarias, impuestos, márgenes logísticos y de intermediación, promoción de la competencia, contratación/licitación pública, negociaciones centralizadas entre otras). Todas estas solas o en combinación, pueden ayudar a quienes deben tomar las decisiones correspondientes. 

Sea este el espacio, para resaltar la labor de CONSULTORSALUD al interior del ecosistema de salud Colombiano y augurar los mejores éxitos al expandir su estrategia de “gerenciamiento de la información” a toda Latino América. Ojala que los más de un millón ochocientos mil lectores a nivel global se tripliquen en poco tiempo en aras de promover la diseminación del conocimiento y la cooperación sur-sur entre las naciones.

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