La continuidad del cuidado en salud: el reto para un sistema de salud proactivo

Una adecuada implementación de la continuidad del cuidado puede traer como resultados, no sólo beneficios clínicos, sino también importantes beneficios económicos para el sistema
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La coyuntura actual de los sistemas de salud latinoamericanos está siendo fuertemente influenciada por las dinámicas de crecimiento exponencial de la población, lo cual ha llevado a que la misma se haya duplicado en menos de 50 años. Adicionalmente, la sostenibilidad de los sistemas de salud se ha visto afectada por el desarrollo temprano de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), cuya prevalencia crece de manera acelerada y se espera que para el 2030 las muertes atribuibles a las ECNT sean de 52 millones, cifra superior a las 36 millones reportadas en 2008 [1].

La naturaleza de las ECNT implica un manejo clínico constante y prolongado en el tiempo, constituído por un número importante de actividades que el paciente debe realizar, entre las cuales se destacan las constantes ayudas diagnosticas, citas con diversas especialidades médicas, rigurosos esquemas farmacoterapéuticos, entre otros. En Colombia, esta serie de actividades se enmarcan dentro de las Rutas Integrales de Atención en Salud (RIAS).

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A pesar de contar con claros protocolos clínicos para el tratamiento y manejo de las ECNT, y de la existencia de guías regulatorias para la atención de pacientes crónicos como lo son las RIAS, los resultados en salud y experiencia de los pacientes son determinados en gran medida por las decisiones y capacidades que los mismos pacientes deben gestionar para mejorar su salud y navegar el sistema; lo anterior impacta finalmente la adherencia de los pacientes a las RIAS, al tratamiento y a las recomendaciones médicas (actividad física, dieta, hábitos, entre otros).

Paradójicamente, los sistemas de salud actuales carecen de capacidades suficientes para gestionar las áreas del cuidado de la salud del paciente, que están, directamente relacionadas con sus capacidades y su toma de decisiones. Algunas de estas áreas de mayor relevancia son: el entendimiento de los determinantes sociales en salud, la implementación de estrategias de apoyo social complementario, la gestión de barreras de acceso administrativas (comprendido desde menor tramitología hasta tele-orientación administrativa para el paciente), el empoderamiento de los pacientes para su autogestión y autocuidado, así como la personalización de la atención y un trato más humano [2].

Así las cosas, la Continuidad del Cuidado (CoC), se puede entender como “una relación entre un paciente y uno o más proveedores, que abarca varios eventos de atención médica y da como resultado un conocimiento acumulado del paciente y una atención acorde a sus necesidades”, donde “la calidad de la conexión y retroalimentación de los eventos que suceden influyen en la experiencia final de sentirse cuidado” [3], y se convierte en una solución que apunta a obtener mejores resultados en salud y en la experiencia de los pacientes por medio de una mirada integral del cuidado de salud.

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Dicha mirada –siempre centrada en el paciente y sus particularidades- abarca todo el espectro de la ruta de cuidado del paciente, desde la prestación de los servicios de salud hasta su trasegar por fuera del sistema, prestando particular atención a las capacidades y decisiones del paciente. Es por esto, que una estructurada y rigurosa continuidad del cuidado de la salud, se asocia con reducciones en la mortalidad, hospitalizaciones, gastos de atención médica, así como una mejor adherencia y satisfacción del paciente. Ya diferentes estudios, han demostrado que en cohortes de personas con diabetes e hipertensión un modelo de CoC, ejerce un efecto favorable sobre la hemoglobina A1c (HbA1c) y la presión arterial [4].

En consecuencia, es fundamental medir la continuidad del cuidado en las cohortes de pacientes crónicos que son acompañadas o atendidas por las diferentes instituciones en salud. Para ello, existen diferentes herramientas. Según la revisión sistemática realizada por Kam‑Suen Chan y colaboradores [4], los dos instrumentos de continuidad de la atención más utilizados en el mundo son el índice de continuidad de la atención (CoCI) que mide la dispersión de visitas de un paciente a diferentes proveedores, y el índice de continuidad del proveedor habitual (UPCI) que mide la proporción de visitas realizadas por el proveedor más visitado.

En Español se han traducido y validado algunos instrumentos para medir la continuidad del cuidado, tales cómo el cuestionario PCAT (por sus iniciales en inglés correspondientes a Primary Care Assesmet Tool), desarrollado en 2001 por Starsfield y col. en la Universidad Johns Hopkins para usuarios de centros de salud; o el cuestionario CCAENA (por sus iniciales en español correspondientes a Cuestionario de Continuidad Asistencial Entre Niveles de Atención), el cual evalúa el grado de implementación de la estrategia de Atención Primaria en Salud (APS), mediante la observación de cuatro funciones principales (primer contacto, continuidad, coordinación, e integralidad o globalidad) y tres funciones secundarias (enfoque familiar, orientación comunitaria y competencia cultural) [3].

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Asimismo, es necesario establecer que una adecuada gestión de la continuidad del cuidado requiere de la implementación de 5 elementos clave:

  1. El conocimiento del paciente: más allá de la historia clínica, es imperativo conocer cuales son los determinantes sociales de mayor relevancia para nuestros pacientes, las barreras de acceso que enfrentan, sus preferencias y capacidades, entre otros. De igual manera, es crucial hacer un monitoreo constante de los mencionados factores, así como de los PREMS (Patient Reported Experience) y PROMS (Patient reported outcome Measure).
  2. El acompañamiento del paciente: este elemento parte de crear relaciones humanas entre el paciente y su equipo de cuidado, buscando particularizar su atención al máximo posible. Adicionalmente, implica guiar al paciente a través de las actividades que componen su ruta de atención, permitiéndole navegar el componente administrativo y facilitando una adecuada adherencia a la ruta y al tratamiento.
  3. La articulación de la red de prestación: el contar con una red de prestación que esté en constante interacción, no sólo va a permitir una mayor eficiencia operativa, sino el acceso a más y mejores datos para la toma de decisiones clínicas y administrativas. Contar con la articulación de los prestadores y el asegurador,  permitirá al paciente tener una navegación significativamente más práctica y eficiente.
  4. El empoderamiento: dado el gran impacto en salud que tienen las capacidades de autocuidado y autogestión del paciente, es crucial el desarrollo de las mismas por medio de educación y herramientas tecnológicas.
  5. Tecnología: éste elemento es muy importante para crear modelos de continuidad del cuidado escalables y sostenibles en el tiempo.

Una adecuada implementación de la continuidad del cuidado puede traer como resultados, no sólo beneficios clínicos, sino también importantes beneficios económicos para el sistema. Estos, pueden originarse principalmente en la disminución de ineficiencias administrativas, farmacológicas y clínicas, al contar con datos y redes articuladas que permiten realizar una gestión oportuna.

En Colombia, la CoC y la efectiva implementación de RIAS, sigue siendo una asignatura pendiente, principalmente en ciudades intermedias y áreas rurales. Pero estamos ante una oportunidad inigualable de poderlo implementar y disminuir las brechas aún existentes. Esto, gracias a los avances en las tecnologías, al aumento de cobertura de internet en el país, a las nuevas startups en salud, que traen soluciones innovadoras para trabajar en conjunto con los prestadores y aseguradores, en pro de capturar y procesar datos, implementar modelos analíticos, implementar estructuras interoperables, entender a los pacientes con una visión 360, ofrecer omnicanalidad para su contacto con el sistema y acompañarlo constantemente, para crear nuevas capacidades encaminadas a personalizar el cuidado de la salud de la población.

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Un ejemplo de esta oportunidad, es Cielum Health, un modelo desarrollado por Omnivida, el cual con un enfoque centrado en el paciente, ha permitido implementar rutas de Continuidad del Cuidado en diferentes patologías, impactando más de 1 millón de personas, trabajando de la mano de más de 50 instituciones entre prestadores, aseguradores, gestores y laboratorios farmacéuticos, apalancados en tecnología y en un equipo de ángeles -Gestores en salud- que día a día, conociendo al paciente, procuran acompañarlo, fortalecer su empoderamiento en salud, y guiarlo durante su proceso de navegación del sistema, generando finalmente interesantes resultados clínicos, económicos y humanísticos.    

En definitiva, los modelos de continuidad del cuidado son fundamentales y prioritarios para los sistemas de salud, por sus bondades en la generación de mejores resultados en salud y experiencia de los pacientes, así como para la sostenibilidad financiera de los actores del sistema. Es por eso, por lo que creemos que éste debe ser un nuevo capítulo en el sector salud, donde todos los actores trabajemos de manera colaborativa, en el desarrollo de modelos centrados en las personas, con énfasis en la CoC, y en la promoción del bienestar.


Referencias:

  1. Banco Mundial. Poblacion Total, Latin America & Caribbean.Washington D.C: Banco Mundial; 2021
  2. Haggerty J, Burge F, Lévesque J-F, Gass D, Pineault R, Beaulieu M-D, Santor D. Operational definitions of attributes of primary health care: consensus among Canadian experts. Ann Fam Med. 2007;5(4):336–44.
  3. Villalon, G. E. (2021). Continuidad del cuidado. Evidencia, Actualizacion En La práctica Ambulatoria, 24(1), e002112. https://doi.org/10.51987/evidencia.v24i1.6922
  4. Chan, KS., Wan, E.YF., Chin, WY. et al. Effects of continuity of care on health outcomes among patients with diabetes mellitus and/or hypertension: a systematic review. BMC Fam Pract 22, 145 (2021). https://doi.org/10.1186/s12875-021-01493-x

*Contacte al columnista: Newar Andrés Giraldo Alzáte – CEO Omnivida: [email protected]. Tel: +57 312 258 5268.

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